EL CONDUMIO DEL HOSPITAL DEL REY

Este hospital conocido en Toledo como hospitalito del Rey, remonta sus orígenes probablemente al siglo XIII, fundado y regido por la Hermandad del Corpus Christi y Nuestra Señora de la Paz, a la que se añadiría con posterioridad la advocación de San Ildefonso.  Su nombre procede del hecho de que los reyes de Castilla fueran hermanos de la cofradía, aunque nunca tuvieron el derecho de su patronato.

Este establecimiento acogía a enfermos y pobres, pero también a viajeros y ancianos. A lo largo del tiempo fue variando el tipo de asistencia que ofrecía a distintos grupos de personas. Sin embargo, siempre se proporcionó una dieta básica a los hospitalizados y transeúntes, que con ello pudieron satisfacer sus necesidades alimenticias. Vamos a fijarnos en lo que se les proporcionaba para comer según los libros de gastos ordinarios, en los que se anotaba el dinero invertido diariamente en comida. Al examinar los gastos entre los años 1666 a 1669, observamos que los alimentos que se adquirían no eran muy variados, pero eran suficientes para ofrecer una dieta más que aceptable a los alojados en el hospital.

Se cocinaba diariamente una olla con legumbres, sobre todo garbanzos y lentejas -a veces habas- como plato principal, acompañado de verduras y hortalizas como las acelgas, cardillos, berza, repollo y nabos según la época del año, además de llantas, verdura hoy desconocida en nuestra cocina que es una especie de berza. Prácticamente a diario se incluía ensalada para cenar. A lo que hay que añadir huevos algunas veces. No faltaba el pan y vino, y también compraban semanalmente especias para condimentar. Ocasionalmente se consumían frutas, guindas en temporada, ciruelas en verano y uvas en otoño, alguna vez endrinas y peras. Algunos días se acompañaba el menú con gallina y también con algo de carnero y esporádicamente con pescado, consumido en Cuaresma y Semana Santa.

El 23 de abril de 1666, Viernes Santo, se indica que los pobres comieron pescado, al igual que al día siguiente, Sábado Santo, junto con lo que ya era habitual, guiso de garbanzos, huevos, acelgas, ensaladas, pan y vino. Nada extraordinario se sirvió el Domingo de Resurrección.

Por otro lado, las raciones que se daban a la gente de la casa eran más abundantes y la carne estaba presente en mayor medida. El rector del hospital recibía todos los días tres libras de carnero, tres panes, un real para vino y como salario para su ama y su criado 23 reales más. Al capellán mayor se le dotaba de una libra de carnero, un pan y cuatro cuartos y medio para vino, un cuarto de desayuno y otro de ensalada, más cincuenta ducados de salario. Al enfermero mayor la misma ración del capellán y 150 reales, a lo que sumaban 50 más por convidar a las juntas. A cada uno de los dos mozos, una libra de carnero, un pan, cuatro y medio para vino y un cuarto de desayuno, más catorce reales. A la cocinera mayor 12 onzas de carnero, un pan, vino y desayuno, y el mismo dinero que a los mozos. A la cocinera ayudante media libra de carnero y el resto por igual. Para el sacristán una libra de carnero y doce reales.

Del hospital del Rey -estudiado por Hilario Rodríguez de Gracia- no conservamos documentación de sus orígenes. La más antigua es de principios del siglo XV por la que sabemos que estaba situado en unas casas junto al Ayuntamiento, y en 1410 se trasladó a algún lugar en torno a la calle de las Pescaderías y la plaza Mayor. En 1434 el arzobispo Juan Martínez de Contreras le cedió un edificio contiguo perteneciente a la Obra y Fábrica. En 1592 con motivo de la ampliación de la zona del Sagrario y sacristía de la Catedral, se remodeló la Plaza Mayor y el cabildo permutó con la Hermandad el edificio que tenía, para pasar posteriormente a edificar uno nuevo para el hospital entre 1595 y 1603, en el emplazamiento que hoy se sitúa, habiéndose abierto la calle actual que separa el edificio catedralicio y el hospital. Dirigido por la Hermandad y sostenido por su propio patrimonio y las limosnas recibidas, este establecimiento siguió funcionando y pasó en el siglo XIX a integrarse en la beneficencia pública del Estado, hasta que en 1984 fue traspasado a la gestión de la Comunidad Autónoma de Castilla La Mancha, a través de las distintas Consejerías en materia de Sanidad y Bienestar Social, hasta que se cerró en el año 2005. Desde entonces y sin que haya llegado a materializarse, se augura una posible apertura como residencia de mayores en este histórico hospital.

Podemos ver su fachada en las fotografías de nuestro fondo Rodríguez, está junto a la puerta del Reloj del templo primado, por la calle Chapinería, arquitectónicamente sólo cabe destacar su portada con un escudo en su parte superior.