EL RELOJ

Desgraciadamente, esta vez no podremos reunirnos en la plaza del pueblo en Nochevieja, esperando que el reloj del Ayuntamiento o de la iglesia dé las doce campanadas. Aunque solo en esa noche le prestamos algo de atención, prácticamente todos los pueblos y ciudades tienen su reloj público, marcando las horas durante todo el año. Pero, ¿desde cuándo existen estos relojes?

Al margen de los relojes de agua y solares, se dice que el primer reloj mecánico fue inventado por el ingeniero chino Su Song en el siglo XII, y en el siglo siguiente empezaron a aparecer en Europa, extendiéndose poco a poco. En Talavera de la Reina, por ejemplo, no se construyó uno hasta 1475, y se puso en la torre de la Colegiata. En efecto, en febrero de ese año, el cabildo de la Colegiata y el concejo de la ciudad llegan a un acuerdo por el que este último pagaría a los eclesiásticos mil maravedíes anuales por el mantenimiento del reloj. Se dice que “el dicho concejo hubo hecho una campana grande para reloj, la cual dicha campana está puesta e asentada en la torre de la dicha iglesia a nuestro pedimiento para que la dicha campana esté y permanezca de ahora para siempre para reloj como está y según que se acostumbra en las ciudades y villas de este Reino dando las horas de continuo” (como siempre, hemos actualizado la ortografía). Conservamos este documento en una copia hecha en 1502, cuando el cabildo colegial tuvo que enviar el original fuera de Talavera y pide que se haga una copia autenticada porque “se teme e recela que se podría perder la dicha carta o romper o quemar o mojar o le podría acaecer algún caso fortuito”. Así que “luego [que] el señor juez tomó la dicha escritura con sus manos y la miró por todas partes y la vio que estaba sana, no rota ni cancelada ni en parte alguna sospechosa”, se ordenó hacer la copia.

No todos los pueblos tuvieron tanta suerte. En Magán tuvieron que esperar hasta febrero de 1768, cuando el ayuntamiento se dirige al Consejo de Castilla porque “respecto de haberse comprado por dicho lugar un reloj de campana, por no tenerle hasta ahora, el cual se hallaba en casa del maestro residente en esta Corte para acabarle de perfeccionar y establecer en el sitio que estaba destinado para beneficio de todos los vecinos y enfermos y especialmente para las horas canónicas”, al final resultó que no tenían con qué pagarlo. Por ello, piden autorización para arrendar el prado de Marjalías y pagar el reloj con esa renta. El Consejo ordena que el corregidor de Toledo envíe un experto que haga un informe, que se presentó antes de junio de 1771, y que nos informa “que el reloj se hallaba puesto y armado, habiendo sido de costo de veinte mil seiscientos veinte reales y veintisiete maravedís”, pero que solo se había pagado aproximadamente una cuarta parte a base de limosnas. El Consejo concede el permiso que se pide, con todas las firmas y sellos reglamentarios, y así Magán tuvo su primer reloj público.

MAZAPÁN PARA LA NOCHEBUENA

La mayor parte de los toledanos asociamos el mazapán con la Navidad. Aunque este exquisito producto se elabora y se vende durante todo el año, es en estas fechas cuando más se consume. Y también es el mazapán, sin duda, uno de los productos más característicos de nuestra provincia. En el “Anuario Oficial de la Industria y Comercio de la Alimentación” de 1947-48, que conservamos dentro del fondo de la Delegación Provincial de Sindicatos, encontramos una detallada descripción de su fabricación acompañada de fotografías. Estas fotos no tienen identificación ni fecha, pero hace pocos días, al redactar la entrada del “Documento del mes” dentro del Portal de Cultura de Castilla-La Mancha, encontramos los negativos originales de algunas de estas fotografías que, de este modo, pueden ser fechadas antes de 1947.

El “Anuario” en cuestión se publicó por primera vez en este año y se compone, por un lado, de artículos sobre la elaboración y comercialización de distintos productos alimenticios, y por otro de la lista de elaboradores y comercializadores de toda España, ordenados por provincias, además de abundantes anuncios. La mayoría de los anuncios son muy escuetos, casi como tarjetas de visita, y solo en muy contadas ocasiones encontramos algo de color, como estos de la tapioca “Bantú”, de Vitoria o la maquinaria frigorífica del donostiarra Ramón Vizcaíno.

Tampoco encontramos muchos anuncios de nuestra provincia. Apenas hemos localizado dos: uno, muy escueto, de un pequeño industrial de Noblejas, y otro, algo más adornado, de los “Chocolates Nieto”, de Quintanar de la Orden, cuya herencia mantiene hoy la empresa Seofer Figueroa.

Lo que sí hay, naturalmente, es la lista de los industriales y comerciantes implicados. Para volver a centrarnos en la Navidad, aquí tenemos la lista de los elaboradores de mazapán de nuestra provincia. Algunos de ellos siguen con el mismo negocio, como “Peces” en Consuegra o “Sobrinos de Cañaveral” en Mora. Dos casos especiales encontramos en Sonseca. Por un lado, la empresa “Sucesor de Gil y Cía”, que alcanzó gran éxito bajo el nombre de “Donaire” hasta que fue vendida en 2015. Precisamente el comprador fue la no menos exitosa “Delaviuda”, es decir, la “Viuda de Manuel López” que encontramos en nuestro Anuario. Sin duda, habrá alguna empresa más que podría identificarse: no dudéis en decírnoslo si las encontráis. Pero permitidnos destacar a Pablo Alguacil, de Bargas, que es el bisabuelo de nuestra compañera Mª Eugenia Alguacil y cuya familia continúa hoy manteniendo su establecimiento de pastelería en la misma localidad.

Lista de fabricantes de mazapán de Toledo

¡Felices y dulces Navidades a todos!

LOS DOS NAVALMORALES

A estos dos pueblos solo los separaba un arroyo, apenas unos centímetros. Incluso se llamaban igual: “Navalmoral”. Pero uno, el oriental, era “de Toledo”, y el otro, en la margen izquierda, era “de Pusa”. El primero dependía jurídicamente de la ciudad imperial y el otro del señor de Valdepusa o, lo que es lo mismo, el marqués de Malpica. Navalmoral de Toledo era bastante más antiguo, fundado en el siglo XIII con colonos procedentes de la Puebla de Montalbán. Por su parte, la villa de señorío se había erigido a mediados del siglo XV con campesinos de Malpica, pero tenía un término mucho más grande, e incluso había conseguido el título de “villa” allá por 1653, mientras que su vecino era simplemente un pequeño “lugar” dentro de los Montes de Toledo. Se habían pasado los últimos siglos haciendo acuerdos y montando pleitos, entre otros motivos, por el uso común de sus respectivos términos para el pasto de los ganados. Tenemos bastantes documentos de estos pleitos pero en uno de ellos nos ha aparecido este mapa esquemático de ambos términos municipales.

Mapa de los términos de Navalmoral de Pusa y Navalmoral de Toledo, 1834
Mapa de los términos de Navalmoral de Pusa y Navalmoral de Toledo, 1834

En realidad, tenemos dos copias del mismo mapa. Ninguna tiene fecha, pero por el contexto podemos fecharlo hacia 1834. Se puede apreciar con claridad la diferencia de tamaño entre las dos poblaciones, y también la mayor amplitud del término de Navalmoral de Pusa. Además, señala algunos lugares todavía reconocibles, como Retamoso, Robledillo o Herrera, este último famoso por sus minas y su ermita, hoy arruinada y que también fue objeto de farragosos pleitos durante el siglo XVIII.

Plano de Los Navalmorales, 1970
Plano de Los Navalmorales, 1970

Todavía en el plano catastral del casco urbano de 1970 se puede apreciar que la zona al Oeste del arroyo (denominado ya “canal” y cuyo inicio hemos marcado) es bastante más grande que la oriental.

Alegato judicial
Alegato judicial

El mapa nos ha llegado cosido en un cuadernillo a otros documentos sin que la relación entre todos ellos esté clara. Entre ellos, el más interesante es un largo alegato de cierto abogado que, en nombre de todos los pueblos de Valdepusa, le pide al rey (al que se dirigen con la expresión reglamentaria “M.P.S.”, es decir, “Muy Poderoso Señor”) que les exima de la jurisdicción señorial. Este alegato no tiene fecha, pero probablemente sea de los mismos años, lo que lo hace bastante interesante a su vez puesto que, por un lado, es evidente que está queriendo aprovechar la agonía de Fernando VII para conseguir liberarse del régimen señorial, pero por otro son también los años en los que se está gestando la unión de ambos pueblos, unión que tendrá lugar en 1835, formándose el actual municipio de Los Navalmorales. Por esos años, el mismo proceso de unión de pueblos vecinos ocurrirá en otros lugares de la provincia, como Los Navalucillos o Los Yébenes.

En el AHPTO no conservamos, relativamente, demasiada documentación de estas localidades antes de su unión. El documento más antiguo que hemos localizado de Navalmoral de Pusa es esta partición de bienes de 1540 que, como veis se encuentra bastante deteriorada. Más moderno, aunque no mejor conservado, es el decano de los documentos de Navalmoral de Toledo, fechado en 1601. Se trata del protocolo del notario Alfonso Gómez que, en realidad, actuaba en todo el señorío y tenía su base en San Martín de Pusa, donde le encontramos firmando escrituras ya desde veinte años antes.

INFORME SOBRE LOS MIGRANTES ESPAÑOLES EN EUROPA

Dentro de la enmarañada estructura de la Organización Sindical existía en cada provincia una Asesoría Eclesiástica. En el AHPTO no conservamos mucha documentación de ella, pero, entre anuncios de novenas y copias de artículos de prensa nos hemos encontrado un detallado “Informe confidencial sobre la situación de los emigrantes españoles en el sur de Alemania y en Suiza”. No tiene fecha ni firma, pero de su contenido se desprende claramente que fue elaborado en un viaje realizado en el mes de julio de 1962, aprovechando el intervalo entre dos eventos religiosos celebrados en Königstein y en Estrasburgo. Sus autores fueron los tres sacerdotes representantes de la Delegación Nacional de Sindicatos en esos eventos, a saber: Florentino del Valle, presidente de Fomento Social; Luis Madrid Corcuera y Filiberto Díez Pardo, canónigos magistrales de Vitoria y Toledo respectivamente. Este último era además jefe de la Asesoría Jurídica de los sindicatos verticales en nuestra provincia.

Primera página del informe «Problemas de los emigrantes»

Pero, antes de seguir, es necesario contextualizar este viaje. Recordemos que ya se había anunciado la apertura del Concilio Vaticano II para el otoño inmediato, y que por entonces era evidente que la Iglesia Católica estaba cambiando rápidamente su actitud respecto al mundo del trabajo. A lo largo del informe se desprende la perplejidad de los sacerdotes en algunos momentos por la actitud abierta de los católicos europeos, sobre todo en cuestiones de moral y costumbres y en sus relaciones con otras religiones, pero también su preocupación sincera por las malas condiciones de vida y trabajo de los emigrantes. Ya en la primera página de la parte dedicada a Alemania dicen que “La vida, en su línea general, de estos miles de trabajadores es extremadamente dura”.

Fragmento del informe «Problemas de los emigrantes»

No podemos aquí siquiera mencionar el buen número de temas y los muchísimos comentarios que podrían desprenderse de este informe. Solo espigaremos algunos. Así, los trabajadores españoles en Frankfurt viven en “residencias o barracones… más barracones que residencias” proporcionados por las empresas, muchas veces hacinados con otros inmigrantes italianos, griegos o turcos.

Se insiste en los problemas culturales, en especial el idioma y las costumbres, así como en la falta de formación. Destacan los problemas específicos de las mujeres, particularmente las trabajadoras solteras de las grandes empresas, que también viven en barracones, lo que nuestros informantes relacionan con cierta promiscuidad sexual y, en algunos casos, con la prostitución. No menos escándalo suscitó en ellos el alegre y amplio calendario de festejos en Munich, en particular su Carnaval.

Fragmento del informe «Problemas de los emigrantes»

Los informantes se muestran especialmente duros respecto de las condiciones de los migrantes en Suiza, que llegan a calificar de “trata de blancos”. Destacan aquí los párrafos dedicados a “la emigración clandestina” y a las condiciones de los migrantes empleados en el campo, que, desde luego, dan mucho que pensar.

Fragmento del informe «Problemas de los emigrantes»

Y en ambos países los comisionados constatan la existencia de grupos antifranquistas, no demasiado numerosos, pero sí activos, como muestra su descripción de una manifestación en Frankfurt.

EL PREMIO

Alberto Bernáldez estaba nervioso, y no era para menos. Faltaban diez minutos para las diez de la mañana del domingo 7 de junio de 1863 y estaba a punto de presentarse ante un tribunal de profesores del Instituto provincial que decidiría si se le otorgaba el premio ordinario en la asignatura “Historia de España”. Si lo conseguía, le darían un diploma y una medalla de plata como la que aparece en el dibujo. Alberto ya se imaginaba el acto de entrega, en la apertura del curso siguiente, con su familia venida expresamente desde Torrijos, su pueblo, y con todos sus compañeros y profesores aplaudiendo. Iba a ser muy emocionante.

Modelo de medalla para alumnos de los Institutos
Modelo de medalla para alumnos de los Institutos

Pero aún tenía que aprobar. No lo tenía demasiado difícil, porque había un premio por cada asignatura y él era el único que había obtenido la nota previa de “sobresaliente”. Esta nota era el requisito para poder presentarse al premio. El vigente Reglamento de Segunda Enseñanza de 1859 era muy claro en esto, y por eso ya en su expediente se había incluido un certificado del secretario del Instituto: nuestro estudiante podía exhibir la máxima nota en esta asignatura.

Certificado de calificación académica
Certificado de calificación académica

Alberto recordó que esto de los premios era algo relativamente reciente, un invento del nuevo Estado liberal, que había asumido el control de la educación y que había creado la “segunda enseñanza” como paso intermedio entre los estudios elementales y la Universidad. Nuestro joven soñaba con esta última, pero sabía que las dificultades eran mayores ahora que la de Toledo había sido suprimida (precisamente en su lugar se creó el Instituto al que él mismo pertenecía) y debía trasladarse a la flamante Universidad Central en Madrid, con los costes e inconvenientes que ello suponía. Pero, si le daban este premio, tendría muchos puntos ganados. Claro que hubiera sido mucho mejor obtener premio en varias asignaturas. Alberto no podía saberlo, pero en esos años la lista de premiados incluye varios nombres que se repiten: Manuel Galo, que obtuvo premio en Griego y Francés dos años consecutivos; o Tomás de Azcárate, que lo obtendría en 1863 en Geometría y Trigonometría y en Historia General. Allí a su lado, precisamente, esperando su turno estaba su compañero Juan Antonio Pedraza, que el año pasado había conseguido el premio de primer curso de Griego y ahora, en apenas un par de horas, se presentaba al del segundo año; seguro que se lo daban, Juan Antonio era todo un cerebro.

Registro de alumnos premiados
Registro de alumnos premiados

Al fin, el bedel le llamó. Alberto entró en la imponente sala y se sentó ante los tres solemnes profesores: Claudio Ortega, Antonio de Aquino y el secretario Rafael Díaz Jurado. El tema para su exposición fue “La Casa de Austria”, que había podido preparar con antelación en otra sala aislada. El aspirante habló con soltura y aplomo, y luego salió de la sala. La deliberación del tribunal fue breve: por unanimidad, Alberto obtuvo su premio, su medalla y su diploma.

Acta del tribunal del premio a alumnos del Instituto
Acta del tribunal del premio a alumnos del Instituto

Fue el comienzo de una brillante carrera. Alberto Bernáldez estudiaría Derecho en la Universidad Central y conseguiría la plaza de Juez de Primera Instancia de Torrijos. También se metió en política, en el Partido Liberal, llegando a presidir la Diputación Provincial entre 1889 y 1890.