LA CARTA PUEBLA DE AÑOVER

Hoy es el día de San Fernando, y además este año se cumplen siete siglos de la llegada al trono de este rey, el único de la lista de reyes y reinas españoles que ha alcanzado la santidad. Con este motivo, hoy os ofrecemos la carta puebla de Añover de Tajo.

Vayamos por partes: ¿de quién estamos hablando? Fernando III nació hacia el año 1200 en un lugar desconocido cerca de Peleas de Arriba (Zamora). Era hijo de la reina Berenguela de Castilla y del rey Alfonso IX de León. Pese a tan ilustres padres, Fernando no estaba destinado a reinar, pero las intrigas políticas y la muerte de su tío Enrique I, hicieron recaer en él la corona de Castilla en 1217. A la muerte de su padre, en 1230, asumió también el trono de León, unificando así los dos reinos, que ya no se separarán.

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Miniatura de Fernando III, procedente del Tumbo A de la Catedral de Santiago de Compostela 

Además de esta unificación, Fernando III es conocido por conquistar la mayor parte del Valle del Guadalquivir, incluyendo las tres principales ciudades de Jaén, Córdoba y Sevilla, aproximadamente entre 1230 y 1250. El rey murió en 1252 en Sevilla, y acabaría siendo canonizado en 1671. Entre otros lugares, es patrón de Sevilla, Aranjuez, San Fernando de Henares, y la diócesis y la Universidad de La Laguna.

Y ¿qué es una carta puebla? Contrariamente a nuestros días, la Europa medieval estaba muy poco poblada, y la Península Ibérica no era una excepción. Así que una de las principales preocupaciones de los reyes medievales fue poblar las ciudades y, sobre todo, los campos. Utilizaron para ello distintos medios, entre los que está la concesión de una carta puebla. Estos documentos especifican los derechos y deberes que el rey otorga a todos los que quieran instalarse en  un lugar determinado; naturalmente, las condiciones solían ser muy ventajosas.

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Este es el caso de Añover. Fernando III otorga la carta puebla  “vobis omnibus qui populavitis in Annover propter Tagum, presentibus et futuris”. No hace falta saber latín para entender lo que quiere decir. El rey se reserva determinados servicios, como los molinos y las pesquerías, pero otorga todo el término a los nuevos pobladores, y los coloca bajo el “fuero” o reglamento municipal de Toledo. Probablemente en la zona ya habitaban algunas familias, a las que esta carta puebla otorga plena identidad jurídica.

El documento adopta la forma de “privilegio rodado”, la  más solemne del momento, con una esmeradísima letra y en pergamino. Llaman la atención, encabezando el texto, el “crismón” o dibujo que representa a Jesucristo, y en la parte inferior, bien destacada, la “rota” o rueda con el signo del rey, que equivalía a su firma. A ambos lados, las columnas de nobles y obispos “confirmantes” del documento. No nos resistimos a traducir las advertencias que se hacen a los que osasen contravenir lo que aquí se dispone: “que incurran en la ira plena de Dios omnipotente, y sufran las penas del infierno con Judas, el traidor del Señor, y pague mil marcos al rey, y que el daño hecho lo devuelva doblado”. Todavía hoy nos resultan imponentes estas amenazas.

El documento está fechado en Toledo, el 6 de enero de la “era” de 1260, que equivale al año 1222. Durante esta misma estancia en Toledo del rey Fernando había nacido su hijo Alfonso, el futuro Alfonso X “El Sabio”, que vino al mundo el 23 de noviembre de 1221.

Este documento es propiedad del Ayuntamiento de Añover de Tajo. Fue depositado en el AHPTO en 2010 para ser restaurado y desde entonces permanece en nuestras instalaciones, junto con otros documentos históricos del municipio ribereño.

MOTÍN EN TALAVERA

A las siete de la mañana del 4 de septiembre de 1798, el regidor de Talavera Pedro de Alcántara Aceituno Cortés, al acudir “a la reja de gobierno” como era su obligación, “advirtió una moción general en el ánimo de las gentes, que exclamaban que se les diese pan, expresándose resentidos del gobierno”. El regidor, que además era responsable del pósito municipal, preguntó el motivo del alboroto, y “halló ser justa su queja, porque a las cinco y media de la mañana se había concluido lo poco que habían puesto los tahoneros, quedándose las dos partes del pueblo sin bocado para sus familias”. Púsose de inmediato a indagar los motivos del desabastecimiento, y encontró que los tahoneros Antonio Jiménez, Francisco del Río y Nicolás Cebeira eran responsables, “los dos primeros por haber limitado las masas de algunos días a esta parte, que es el medio de que se valen cuando intentan angustiar al pueblo, y el último porque, teniendo trigo y disposición para amasar, no lo ha hecho de algunos días a esta parte por esperar la subida del pan, que es el fin que les anima a todos para ocasionar la falta”. Ni corto ni perezoso, hizo llamar a ocho soldados y dos funcionarios municipales, y arrestó a los tres sospechosos de especulación.

Todo esto se lee en las dos páginas que os ofrecemos de este expediente judicial correspondiente al Corregimiento de Talavera de la Reina. Por cierto, que se pueden apreciar claramente cómo las tintas se traspasan de un lado a otro del papel, por efecto de su composición química; son las llamadas “tintas ferrogálicas”, una auténtica plaga en los archivos.

Pero volvamos a nuestro asunto. En resumen, los abogados de los tahoneros consiguen su puesta en libertad al día siguiente. Entre los argumentos que exponen, se alude a que los molinos no funcionaron por la sequía del río Tajo, a la presencia de mucha población flotante en la ciudad (viajeros de paso para la feria de Guadalupe, labradores que acaban de terminar las tareas de recolección), a que la obligación del abastecimiento es del conjunto de los tahoneros y no solo de sus clientes, e incluso insisten en la presencia entre el pueblo de “ideas pardas y oscuras que les hizo concebir el mal influjo de su enemigo” y que le mueven al alboroto, quizá en referencia a la influencia de la reciente Revolución Francesa.

La revuelta popular fue breve. El propio expediente indica que al día siguiente se había restablecido la calma, y la averiguación de las causas del desabastecimiento pasó a manos de otro juez, diluyéndose en el marasmo judicial de finales del Antiguo Régimen.

JUAN CARREÑO Y LOS FRESCOS DE LA CAPILLA DEL OCHAVO

Mañana, 18 de mayo, se inaugura en la Biblioteca Nacional una exposición sobre el pintor Juan Carreño de Miranda, en la que participa el AHPTO con el préstamo del contrato para la pintura de la cúpula y linterna de la Capilla del Ochavo de la Catedral de Toledo. El documento ha sido restaurado por la BN, aunque las imágenes que os ofrecemos son anteriores a esta restauración. Así que merece la pena dedicarle este post al gran pintor barroco.

Carreño de Miranda nació en Avilés en 1614 y murió en Madrid en 1685. Con once años se trasladó a Madrid, junto con su padre, y se asentó en la Corte de los Austrias. Su primera obra conocida data de 1646, y en 1669 fue nombrado pintor del rey. Su actividad principal fueron los retratos de personajes cortesanos, desde el mismo Carlos II hasta la reina madre Mariana de Austria, pasando por las representaciones de “La Monstrua” Eugenia Martínez Vallejo. Todos estos cuadros se conservan hoy en el museo del Prado.

Carreño tampoco desdeñó los encargos religiosos ni las decoraciones arquitectónicas, entre ellos varios cuadros hoy conservados en el Museo del Greco y el Museo de Santa Cruz. Pero su obra toledana más conocida es la decoración de la cúpula y la linterna de la Capilla del Ochavo de la Catedral, que realizó junto con su colega Francisco Rizi. El contrato se celebró el ocho de julio de 1665 ante el notario Rodrigo de la Hoz. Como podéis observar, ya en ese momento el notario quiso destacar la importancia del encargo remarcando su objeto: “Encargo de la pintura del Ochabo”. Ambos pintores son nombrados “pintores de Su Magestad y de dicha Santa Yglesia [de Toledo]”. Como era costumbre, se detallan minuciosamente los temas y figuras. Así, frente a la imagen de la Virgen debe pintarse “el santo rey Dabid con su arpa como danzando delante del Arca”. En la linterna “se a de pintar el Espíritu Santo en figura de paloma de tal grandeza y fuerça que se una con las divinas personas del Padre y el Hixo que se verán pintados en la media naranja. El resto del cielo de la lanterna será un profundo caos de seraphines”. De todo ello deberán realizar bocetos previos en cartón. Se especifica que el oro que se utilice deberá ser de 23 quilates y tres granos, y que ambos artistas deberán trabajar sin ayuda de oficiales. El plazo de ejecución es de quince meses, y el precio total es 6.500 ducados de a once reales de vellón, de los que se entregan mil ducados a cuenta. Asímismo, se prevé la posibilidad de nombrar un tasador una vez que la obra esté terminada, si bien la tasación no podrá superar la cantidad estipulada.

A mediados del siglo XVIII las pinturas de Carreño y Rizi se habían deteriorado bastante, y en 1778 el cabildo de la Catedral encargó su restauración al pintor Mariano Maella, quien rehízo casi por completo el cuerpo inferior pero apenas retocó los frescos de la cúpula y la literna. Estas son las pinturas que se pueden admirar hoy día.

Frescos by Francisco Ricci and Juan Carreño adorn the cupola

Las primeras elecciones europeas

El día 9 de mayo es el Día de Europa. Se ha elegido esta fecha al considerarla el inicio del largo proceso de integración europea. En concreto, el 9 de mayo de 1950 el ministro francés de Asuntos Exteriores, Robert Schumann, firmó una declaración instando a que se crease una autoridad común para el control de las industrias del acero y del carbón de Francia y de Alemania (en aquel entonces, solo la Alemania occidental). Hay que tener en cuenta que la II Guerra Mundial había terminado apenas cinco años antes, y la idea de Schumann iba encaminada a impedir que los dos países pudieran volver a entrar en guerra. A esta “Comunidad Europea del Carbón y el Acero” (CECA) se añadieron pronto otros países y, poco a poco y con muchas transformaciones, se ha convertido en la actual Unión Europea. La fiesta del Día de Europa se celebra desde 1985.

Una de las instituciones esenciales en la construcción europea es el Parlamento Europeo. Creado en 1952 como Asamblea de la CECA, su funcionamiento ha sufrido también varias reformas. Desde 1979 se elige por sufragio universal directo y secreto entre todos los ciudadanos europeos, por un plazo de cinco años. España ingresó en la entonces Comunidad Económica Europea en 1986. Los primeros eurodiputados españoles fueron elegidos por las Cortes hasta que el 10 de junio de 1987, coincidiendo con las elecciones locales y autonómicas, se celebraron las primeras elecciones al Parlamento Europeo en nuestro país, al que le correspondían 60 escaños.

La coordinación de los procesos electorales era, como hoy, competencia de los Gobiernos Civiles, hoy Subdelegaciones del Gobierno. En el fondo del Gobierno Civil de Toledo se encuentra, pues, la documentación generada por estas elecciones, y aquí tenéis una muestra. Por un lado, están las papeletas de todos los partidos que se presentaban a estas primeras elecciones europeas en España, desde la “Asamblea Nacional de Estudiantes de Medicina y Asociados” hasta Alianza Popular o el PSOE, pasando por el Partido de los Obreros Revolucionarios de España, el Frente Nacional, Herri Batasuna o el Partido Nacionalista de Castilla y León, entre muchos otros.

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Por otro lado, os ofrecemos dos de los documentos esenciales de todo proceso electoral: el acta de constitución de la mesa electoral, y el acta del escrutinio. En ambos casos, se trata de la mesa de la localidad de Carriches.

TOLEDO, PALACIO DE LOS CONDES DE FUENSALIDA, 1 DE MAYO DE FALLECIMIENTO DE LA EMPERATRIZ ISABEL

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Tal día como ayer, 1 de mayo, de hace 478 años, falleció la emperatriz Isabel, a la edad de 36 años.

Fue la esposa del emperador Carlos I de España y V de Alemania, conocida como Isabel de Portugal. Él quedó desolado cuando sufrió semejante pérdida. Cuentan que no había forma de separar al emperador de su cadáver en el lecho de muerte. Su repentina muerte le causó tal impacto que cayó en una fuerte depresión y tuvo que refugiarse temporalmente en el cercano monasterio jerónimo toledano de Santa María de la Sisla. Encargó la comitiva que condujese el cadáver para ser enterrada en la Capilla Real de Granada, de la que se hizo cargo Francisco de Borja, caballerizo de la emperatriz. Éste protagonizó el conocido episodio de la entrega del cadáver de su señora, en un estado que dificultaba su reconocimiento, a raíz de lo cual juró no servir nunca más a señor que pudiera morir, tomando años después, tras enviudar, los hábitos religiosos.

Pero volvamos a Toledo, el deceso tuvo lugar en el Palacio de los Condes de Fuensalida, palacio mudéjar edificado por Pedro López de Ayala I Conde de Fuensalida a mediados del siglo XV. En él residió la corte de la emperatriz, durante los años en se ejecutaban las obras en el Alcázar y en este mismo lugar fue donde le sobrevino la muerte a consecuencia del parto de su sexto hijo. La fotografía que mostramos de la fachada del palacio, no hace gala del esplendor que debió mostrar dicho palacio en el siglo XVI, pues la imagen pertenece al siglo XX en un momento de decadencia, anterior a la actual rehabilitación que recuperó el edificio para su uso como sede de la Presidencia de Castilla la Mancha.

Recuperamos, para esta conmemorar el deceso de la emperatriz, un documento suscrito por ella: “yo la reyna”, que ya mostramos el pasado año y del que Antonio José García, nos aclaró que la suscripción que en él aparece era de la emperatriz Isabel y no de Doña Juana, su suegra, que aparece mencionada en la intitulación. El documento está fechado en 18 de septiembre de 1529, en uno de los periodos en los que ella ejerció la gobernación en ausencia del emperador que partió con frecuencia a regir los designios de su imperio centroeuropeo.

Esta mujer de serena belleza, encandilaba y enamoraba con su presencia, a decir de todos sus contemporáneos, basta con tener en mente el maravilloso retrato que Tiziano hizo de ella.

A pesar de su frágil salud, con fuerte espíritu ejerció la regencia en largos periodos de soledad en ausencia de Carlos. Heredó sin duda las dotes de gobierno de su abuela la reina Isabel la Católica, era una mujer serena, tranquila y estable para desarrollar tan digna tarea. Signó cientos de cartas, miles de cédulas reales, como el documento que nos trae al caso, resolviendo asuntos de gobierno y sin confundir lo público con lo privado. Isabel, ejerció los largos periodos de regencia por la ausencia del emperador que estuvo durante la mayor parte de su reinado fuera de España alejado de sus problemas políticos. Muy valorada por los historiadores por su labor en las regencias, afirman que gracias a ella España se pudo mantener independiente de las políticas imperiales.

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