Como sabéis, este año se conmemora el bicentenario del nacimiento de José Zorrilla, el famoso poeta y dramaturgo. Zorrilla nació en Valladolid, de familia acomodada. Su padre obtuvo diversos cargos políticos que hicieron a la familia trasladarse a Burgos y Sevilla. Tras la muerte de Fernando VII, el padre fue desterrado a Lerma y decidió enviar a su hijo a estudiar “Leyes” (es decir, derecho civil, por contraste con los “Cánones” o derecho eclesiástico) a la Universidad de Toledo. Esto ocurría en 1832, y en nuestro archivo se conserva el expediente del ingreso del joven en la ya decadente institución toledana, con la solicitud de ingreso, firmada por el propio Zorrilla, el informe sobre sus estudios previos solicitado por el Secretario de la Universidad de Toledo al correspondiente del Seminario de Nobles de Madrid, y la cuenta de los derechos abonados por el nuevo alumno: 108 reales.
Zorrilla se alojó en casa de un tío, prebendado de la catedral, y parece que se sintió mucho más atraído por el arte y el ambiente romántico de la ciudad que por los códigos legales. En cualquier caso, consiguió aprobar Derecho Romano, asignatura del primer año de la carrera, quizá con cierta condescendencia de sus profesores. Aquí os señalamos los lugares del Libro de Matrículas y del Libro de Exámenes donde se anotan los resultados académicos del joven vallisoletano.
En 1833 volvió a Valladolid, donde continuaría su carrera académica con escaso éxito, de modo que tres años después su padre lo envió a Lerma a que trabajase en el campo, pero el joven poeta robó una mula por el camino y huyó a Madrid. Al año siguiente, tras múltiples peripecias, empezó a despuntar como poeta con su elogio fúnebre a Larra. A partir de aquí alternaría épocas de fama y dinero con otras de pobreza y oscuridad. Vivió en París y también en México, donde fue protegido del emperador Maximiliano. Zorrilla moriría en Madrid en 1893.
A pesar del poco tiempo que vivió en Toledo, nuestro autor haría de la ciudad escenarios de varias de sus obras, en especial los poemas “Toledo”, “Recuerdos de Toledo: la Catedral” y “A buen juez mejor testigo”. Sin embargo, la obra más famosa de Zorrilla es, sin duda, “Don Juan Tenorio”, recreación de mito de Don Juan, que ya había sido utilizada por otros autores, entre ellos Tirso de Molina, también vecino temporal de Toledo.
Entre los muchos estudios dedicados al poeta, este de Julián Gómez de Maya, de la Universidad de Murcia, recoge con minuciosidad su estancia en Toledo.