Este Viernes de Dolores de 2018, los cofrades de Nuestra Señora de la Soledad de Toledo no han podido acompañar en procesión a la imagen de su Virgen, debido a la lluvia.
Sobre esta cofradía podéis encontrar detallada y documentada información en su página web., Tuvo su primera sede canónica en el convento de religiosos mercedarios de Santa Catalina, edificio hoy perdido que estuvo en el solar sobre el que hoy se erige la Diputación Provincial y sus primeras constituciones datan de 1644. Desde 1666 la sede canónica de la cofradía se encuentra en la iglesia mozárabe de Santa Justa y Rufina. La actual imagen es de 1874 realizada por Mariano Bellón, sustituyó a la anterior que había sido destruida por el fuego en 1873.
Entre las fotografías de nuestro fondo Rodríguez del AHPTO, contamos con algunas imágenes de la Virgen de la Soledad, así como con documentación textual de su cofradía que se conserva en el archivo entre los escasos documentos que de estas asociaciones religiosas toledanas tenemos y que es una documentación de procedencia desconocida.
Como curioso, podemos destacar un documento borrador, sin fecha, que se puede datar entre los años 1720 y 1730 por el contexto del resto de documentos entre los que se encuentra. Aparece un título destacado encabezándolo, y dice así: “Memoria de los vestidos que tiene Nª Sª de la Soledad de Santa Justa y Rufina”. A modo de inventario relaciona cuáles son: “dos camisas, dos pares de enaguas, tres tocas, dos nuevas y una vieja, un guardapiés de raso liso con encajes negros, varias basquiña de distintos tejidos, un manto de terciopelo, otro manto de seda requemado y dos jubones”. Todas ellas prendas utilizadas para vestir a la Virgen según denominaciones que ya existían desde los siglos XV y XVI, y que hoy son términos en desuso o arcaicos: la basquiña era un tipo de falda o saya, el guardapiés consistía en un vestido largo desde los hombros hasta los pies generalmente lujoso y el jubón es una prenda rígida que cubría de hombros hasta la cintura, utilizado como prenda interior.
A continuación enumera las alhajas: “cuatro rosarios, uno de pasta de ámbar engarzado en oro con lazos y tres medallas de oro; otro de granates engarzado en plata con tres medallas de plata de Roma; otro de granates finos engarzado en plata con una cruz de Jesús; otra de granates ordinarios nuevos engarzados en plata con cruz de planta y tres medallas de plata y una diadema de plata”.
Finaliza el documento diciendo que todo ello está en poder de Dª María de Castro mujer del sacristán de Santa Justa y Rufina
Vestir a la Virgen, que no “vestir santos” siempre ha sido un arte y un ritual con el fin de enaltecer la belleza de las imágenes y sobre todo en el caso de las dolorosas, una función de mujeres para realzar la estética de la imaginería religiosa a través del atavío con ropajes y de joyas.