IDENTIFICANDO COCHES

Ya advertimos en su día que, de los varios coches cuyas fotografías exponemos en nuestra exposición “Sobre ruedas”, no conocíamos la marca ni el modelo de ninguno. Pero hace unos días D. Carlos Rodríguez Garoz, de Mora, los ha identificado todos, lo que le agradecemos de todo corazón.

De los tres coches que aparecían en las fotos del post de hace tres semanas, diremos que el primero es un Ford modelo A, fabricado entre 1927 y 1934. Tras él mostrábamos un automóvil del que, debido a su llamativo blindaje adornado con la publicidad de un conocido desinfectante, solo podemos decir que es otro Ford. Y, por último, el que aparece en la fotografía de grupo de Matas Verdes (Minaya, Albacete) podría ser un Chevrolet, quizá un modelo “Universal AD” de la década de 1930.

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Vamos a añadir ahora dos fotografías más, no menos curiosas. En primer lugar, la que nos ha servido de imagen principal para la exposición, que nos muestra a un Ford T encallado en medio de un barrizal y escoltado por dos guardias civiles. Desconocemos el lugar y las circunstancias en que fue tomada la fotografía, pero podemos decir que el modelo citado se fabricó entre 1908 y 1927, y que el uniforme de los guardias civiles parece corresponder al que su utilizaba para el servicio rural entre 1922 y 1931, de manera que la fotografía podría datarse entre estas últimas fechas. En el Archivo, a esta fotografía siempre la hemos llamado “el coche del Gobernador Civil”, aunque, la verdad, sin ningún indicio que avalase esta denominación.

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La segunda fotografía es, evidentemente, más antigua. En ella vemos a un Renault, matrícula 98-M, llegando al Paseo de Merchán de Toledo en lo que parece ser una competición o exhibición de la época. Veamos primero los datos que podemos extraer de la propia imagen. Por un lado, sabemos que el primer coche matriculado en Madrid lo fue en 1907 (por cierto, más tarde que en Toledo), pero en 1916 ya se habían superado ampliamente las mil matriculaciones. Por otro lado, en la página que la marca Renault dedica a sus coches clásicos encontramos que el modelo CH, producido entre 1910 y 1912, podría ser el de nuestra foto. Todo ello unido a las vestimentas nos induce a datar esta foto hacia 1910-1915.

Pero, además del vehículo, no nos resistimos a resaltar algunos detalles de esta estupenda imagen. Así, las expresiones del grupo de jóvenes de nuestra izquierda, realmente asombrados ante la poderosa máquina, que contrastan con los ladridos, que casi pueden oírse, de tres perros, evidentemente nada acostumbrados a ver artefactos tan monstruosos. Y, en fin, en primer plano el flamante guardia municipal, con su sable y sus guantes blancos, dirigiendo el tráfico y evitando cualquier accidente. Digamos, por último que si nuestras dataciones son correctas, estas dos fotografías debieron ser tomadas por Eugenio Rodríguez Toledo, que en ese momento regentaba el establecimiento que llevaba su apellido.

LAS PRIMERAS MATRÍCULAS

Se suele considerar que la primera regulación general para el uso de los automóviles en España es el “Reglamento para el servicio de coches automóviles por las carreteras”, aprobado en septiembre de 1900. Entre otros elementos, dispone que cada automóvil solo podrá circular con autorización del Gobierno Civil de la provincia de residencia de su dueño, previa inspección técnica y visto bueno del Ingeniero Jefe de Caminos; cada Gobierno Civil llevará un registro de estas autorizaciones. Este registro provocó enseguida problemas de coordinación, puesto que los Ayuntamientos también emitían permisos de circulación a todo tipo de carruajes, aunque circunscritos a su término municipal. Por eso, una Real Orden de mayo de 1907 establece la obligatoriedad de mantener la licencia provincial, así como de ostentar en el vehículo dos placas identificativas, una delante y otra detrás, en las que “irá marcada la contraseña de la provincia y a continuación y separado por un guión en número de orden de la licencia. Las letras de la contraseña y el número se pintarán en negro sobre fondo blanco”: habían nacido las matrículas. A la provincia de Toledo le correspondió la “contraseña” TO.

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Pero lo cierto es que esta Real Orden solo dio forma externa a lo que ya era una realidad desde siete años antes. Así, como es sabido, la primera matrícula española se tramitó en Palma de Mallorca en octubre de 1900. En Toledo, el primer vehículo matriculado con este sistema, el TO-1, lo hizo en octubre de 1906. Desgraciadamente, no conservamos el expediente original de esta matriculación, ni tampoco de las siguientes. En el caso del TO-1, solo tenemos un informe muy posterior que nos aporta algunos datos: la fecha de matriculación fue el 30 de octubre, la marca del coche “Enyen-Boille” —de la que, por cierto, no hemos encontrado ningún dato— y el propietario era Luis de Hoyos Sáinz. Digamos que Luis de Hoyos fue un ilustre pedagogo y antropólogo que llegó a ser catedrático en la Facultad de Filosofía y Letras de Madrid, director del Museo del Pueblo Español y miembro de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, además de senador, diputado y activista de multitud de sociedades científicas. De Hoyos fue profesor del Instituto de Segunda Enseñanza de Toledo entre 1898 y 1909, y, entre otros logros, se le recuerda por ser el impulsor del “Campo Escolar”, junto a las ruinas del Circo Romano.

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El primer vehículo matriculado en Toledo del que conservemos documentación de época corresponde a la matrícula TO-30, un Hispano-Suiza que se matriculó en enero de 1928 y en noviembre del mismo año fue vendido por la empresa “Automóvil Salón”, de Valencia, a un vecino del Grao. No deja de resultar significativo que en estos años el ritmo de matriculación en nuestra provincia apenas superó el de un coche al año de media, como confirma el dato, aportado por una publicación de la DGT realizada hacia 1960, de que en 1916 solo se habían matriculado 13 automóviles en Toledo.

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El sistema de matriculación por provincias se mantuvo hasta 2000, con escasas variaciones. Una de ellas fue la introducción de la matrícula especial para remolques en 1959. En Toledo, la primera matrícula de este tipo no la pidió un toledano, sino Vicente Vilaplana Mateo, quien, según su propia declaración, residía accidentalmente en “el ferial de «La Vega»” de la ciudad. A la solicitud se le unía un plano del remolque que pretendía matricular y que, tras la pertinente revisión técnica, recibió su flamante matrícula TO-001-R.

MÁS SOBRE EL PUENTE DE HIERRO

Hace algo más de un año os ofrecíamos algunas fotografías de la construcción del Puente de Hierro —hoy Puente Reina Sofía— de Talavera de la Reina. En nuestra exposición “Sobre ruedas” hemos dedicado una vitrina a este puente, y por eso vamos a traerle aquí de nuevo y a mostrar otros documentos sobre él.

Proyecto de puente

En realidad, conservamos tres proyectos del mismo puente, distintos pero muy relacionados entre sí. El primero es de 1879 y fue obra de Emilio Grondona. Como se puede ver por la imagen parcial, este diseño es bastante austero. Ocho años después el ingeniero Emilio Martínez Sánchez-Gijón presentó un segundo proyecto, algo más enriquecido estéticamente y más alto respecto de las aguas del Tajo, pero, sobre todo, incorporando los arcos superiores que, como sabemos, se mantienen en el puente actual.

Proyecto de puente

Tampoco este proyecto llegó a iniciarse. El puente actual se construyó entre 1904 y 1908, obra del mismo Martínez Sánchez-Gijón bajo la dirección de Grondona; es decir, con la intervención directa de los responsables de los dos proyectos anteriores, todos supervisados esta vez por Luis Barber. Para más detalles os remitimos a nuestra entrada anterior y esta reseña en el Portal de Cultura de Castilla-La Mancha, donde también encontraréis imágenes del proyecto del puente actual. Ahora os ofrecemos las dos fotografías todavía inéditas de la construcción, realizadas por Juan Ruiz de Luna, que muestra ser tan buen fotógrafo como ceramista.

Foto de la construcción del Puente de Hierro

Merece la pena, sin embargo, contar las peripecias por las que ha pasado esta documentación hasta llegar a nuestro archivo. Estos documentos forman parte del expediente de construcción de la carreta que va de Talavera de la Reina a Los Navalmorales, actualmente identificada como CM-4102. El expediente fue tramitado por la Jefatura de Obras Públicas de Toledo. En febrero de 1984 la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha recibe las competencias de la gestión de las carreteras que transcurren íntegramente por su territorio, lo que implica, naturalmente, la entrega de la correspondiente documentación. De este modo, probablemente en ese año el expediente, junto con sus compañeros de serie, sería enviado a la Delegación Provincial de la Consejería de Obras Públicas.

Foio de la construcción del Puente de Hierro

 

Con ocasión de una restauración del puente, a finales de 1994 el ayuntamiento talaverano pide los planos a la Delegación de Obras Públicas para una exposición conmemorativa. Pero al terminar los eventos, los documentos no fueron devueltos, sino que permanecieron en las oficinas municipales sin que, al parecer, nadie los reclamara. En febrero de 2000 la Delegación provincial de Obras Públicas transfiere su documentación histórica al AHPTO, pero sin advertir que faltan los documentos sobre el Puente de Hierro. No será hasta finales de 2017 que algún trabajador municipal “descubre” los documentos traspapelados y los envía al Archivo Municipal de Talavera, donde el archivero Rafael Gómez y su equipo se percatan de la situación y, pocas semanas después, envían los documentos a nuestro archivo, para que puedan por fin descansar junto con sus compañeros después de tantas vicisitudes.

PRESUMIENDO DE COCHE

Algunos inventos, además de su utilidad intrínseca, ejercen una curiosa fascinación sobre los seres humanos. Es el caso del automóvil. Todavía hoy, cuando su posesión y uso están ampliamente extendidos, determinados modelos de coche o incluso la simple presencia de uno nuevo en el vecindario llaman nuestra atención.

Uno de los indicios de esta atracción ejercida por el automóvil son las fotografías posando junto a él, como las tres que os presentamos hoy y que podéis ver aumentadas en nuestra exposición “Sobre ruedas”. Sobre todo en las décadas de 1920 y 1930, cuando los coches fueron siendo cada vez más frecuentes en nuestras calles, era habitual que la llegada de uno de ellos provocase la curiosidad de las gentes y, si había ocasión, se inmortalizase el momento. Las tres fotos que os presentamos hoy fueron realizadas en la década de 1930 por el fotógrafo Luis Escobar en la provincia de Albacete.

Grupo de personas junto a un coche

En la primera de ellas vemos a un grupo de personas, quizá miembros de una misma familia, posando junto a su coche en un paraje que no hemos podido reconocer. Es evidente que se trata de personas acomodadas, como lo muestran las ropas de la mujer y del hombre del sombrero. Llama la atención, desde luego, el joven sentado en el guardabarros en actitud desafiante, seguro de sí mismo gracias al respaldo de la impresionante máquina que tiene detrás. Por cierto, que se puede observar detrás de su cabeza su gorra, que obviamente se ha quitado para utilizarla como reposacabezas y, de paso, ocultar el símbolo de la marca del coche.

Grupo de personas junto a un coche con publicidad

Si los coches atraen las miradas de la gente, es fácil que puedan ser utilizados como medio de publicidad. Así ocurre con la segunda fotografía, fechada el 15 de abril de 1934 en la ciudad de Albacete. A la máquina se le ha incorporado una carcasa que anuncia al desinfectante “Zotal”, muy popular entonces y que todavía hoy sigue comercializándose. Probablemente el coche fue llevado a Albacete expresamente desde Sevilla, donde fue matriculado y donde la empresa anunciante tenía —y tiene— su sede. Desde luego, su llegada fue un pequeño acontecimiento y aquí tenemos a este alegre grupo de jóvenes de ambos sexos, con sus mejores galas, arremolinados junto al vehículo, sin que falten tres circunspectos guardias de asalto.

Grupo de personas junto a un coche y dos burros

Por último, una magnífica imagen de la llegada del automóvil al medio rural, en concreto a la alquería de Matas Verdes, en el municipio de Minaya. Todos sus habitantes, incluyendo los dos burros, se reúnen en torno al coche, mucho más serios que los jóvenes capitalinos de la foto anterior, pero no menos satisfechos de este signo de progreso que ha llegado hasta su aldea. Fíjense en el joven de nuestra derecha, arrodillado sobre el burro no sabemos si para alardear de sus capacidades físicas o simplemente para asegurarse salir destacado en la foto.