RECUPERAR LAS «CASAS DEL PUEBLO»

Uno de los muchos temas espinosos que hubo que abordar durante la Transición fue la restitución de bienes incautados por la administración franquista durante y después de la guerra civil, en especial los inmuebles. Hoy os traemos tres ejemplos que hemos encontrado entre la documentación del Gobierno Civil y que afectan a sendas “Casas del Pueblo”, reclamadas en los primeros meses de 1978.

Oficio del alcalde de Lagartera al Gobernador Civil sobre la "Casa del Pueblo"
Oficio del alcalde de Lagartera al Gobernador Civil sobre la «Casa del Pueblo»

Como es sabido, “Casas del Pueblo” es el nombre que recibían y siguen recibiendo los locales de las agrupaciones del PSOE y de la UGT. Algunas de ellas se fundaron antes de la legalización del partido o del sindicato, camufladas como sociedades recreativas o de socorro mutuo. Este fue el caso de la Casa del Pueblo de Lagartera, como se explica en este vídeo electoral producido en 2011. Precisamente este local lagarterano se reclamó en febrero de 1978. Es el alcalde de la localidad quien informa al Gobernador Civil de la reclamación, que, por lo visto, provenía de la organización del partido en la provincia y no tanto de los afiliados locales. El alcalde, prudente, afirma no tener inconveniente, pero antes quiere recibir instrucciones de la superioridad. Y esta, al margen, decide “que este centro [el Gobierno Civil] estudie el tema y que espere a que le manden instrucciones”.

No era la primera reclamación de este tipo que llegaba al gobierno provincial. A mediados de enero ya se había dirigido allí el alcalde de Gálvez mediante un escrito que aporta algunos detalles interesantes. Así, incluye una fotocopia de la petición que, a su vez, había recibido desde la “Comisión Ejecutiva Provincial” de la UGT, lo que confirma el “modus operandi” que habíamos visto ya en el caso anterior. En este caso el sindicato pide la cesión de una parte de la antigua Casa del Pueblo para celebrar sus reuniones en tanto se soluciona toda la cuestión de la restitución de las sedes socialistas, alegando que el edificio había sido incautado en su día por FET y de las JONS. Por su parte, el alcalde informa que en algún momento posterior el edificio fue entregado a la Hermandad Sindical de la localidad —es decir, la sede local de los Sindicatos Verticales— y que luego una parte fue a su vez cedida al Ayuntamiento para instalar allí un centro para ancianos. El alcalde dispone, naturalmente, de las llaves de este último local, pero no de las del resto del edificio. La respuesta del Gobierno Civil es la misma: no hacer nada y esperar.

Petición de los militantes socialistas de Gálvez al Gobernador Civil sobre la "Casa del Pueblo"
Petición de los militantes socialistas de Gálvez al Gobernador Civil sobre la «Casa del Pueblo»

Pero en esta ocasión los militantes socialistas se impacientan y a principios de marzo se dirigen directamente al Gobernador Civil para que ordene al alcalde que les proporcione las llaves del local, con la fuerza de todas sus firmas. No obstante, la respuesta del gobernador, de nuevo al margen, es prácticamente la misma: “acusar recibo y decirles se mantienen contactos a nivel provincial y nacional sobre el tema”.

Petición de los militantes socialistas al alcalde de Turleque sobre la "Casa del Pueblo"
Petición de los militantes socialistas al alcalde de Turleque sobre la «Casa del Pueblo»

El asunto se dilata. A finales de abril es el alcalde de Turleque el que se dirige al Gobierno Civil para el mismo asunto. La respuesta es la previsible: “contestar al igual que en otras ocasiones”. En este caso el alcalde aporta copia de un escrito que le habían remitido los militantes de la localidad nada menos que cuatro meses antes —es decir, más o menos en las mismas fechas que sus compañeros de Lagartera o de Gálvez—, aunque la fecha del registro de entrada en el Ayuntamiento es de 21 de abril. En todo caso, el escrito de los turlequeños es mucho más breve pero también más directo, pidiendo la restitución de la casa entera al considerarse “legítimos propietarios” y con “la misma simplicidad que se empleó para ocuparla”. Aquí acaba nuestra documentación en estos casos, pero la cuestión general de la restitución de este tipo de bienes todavía se dilataría algunos años.

DOCUMENTOS PARA LA GENEALOGÍA

Muchas de las consultas realizadas por nuestros investigadores se dirigen a la búsqueda de sus antepasados, la localización de datos de tipo genealógico les permite remontarse lo más posible en el tiempo para localizar a sus ancestros.

Abundantes son los documentos que sirven para este fin, podríamos decir que de prácticamente cualquier documento de nuestro archivo se puede extraer información genealógica. El hecho de contener nombres y apellidos de las personas, ya nos aporta referencias, pero lo interesante es que estén acompañado de otros datos, oficio, vecindad, naturaleza y sobre todo que indique filiación o cualquier otra relación de parentesco, con ello tendremos a la persona relacionada con otros miembros, que además puede representarse gráficamente en árboles genealógicos que ayudan a tener estructurada a toda la familia.

Tradicionalmente la Genealogía se ha ocupado del estudio de las familias nobles y de estatus social elevado, sin embargo, actualmente se refiere al estudio de cualquier persona y familia, tratando de averiguar la historia familiar lo más completa posible. Este afán recopilador de información familiar responde a una necesidad vital humana, de afianzar el sentido de pertenencia al grupo familiar y a sus raíces. Una buena muestra de estudios de este carácter realizado con fondos de nuestro archivo referidos a la provincia de Toledo, lo tenemos en el libro recién publicado: Entronques. Estudio histórico y genealógico de la villa de Alcolea de Tajo que podéis conocer aquí: https://www.youtube.com/watch?v=g02ar4k2PX4

Vamos a ver algunos ejemplos de documentos, uno de ellos lo encontramos entre la documentación de tipo judicial, se trata de los autos seguidos por Simón Falceto para el reconocimiento de hidalguía por parte del Ayuntamiento de Magán, en 1786. Su finalidad era quedar exento del pago de impuestos como correspondía a su condición de hidalgo, a la vez que se fijara su escudo de armas, tal como reza la carta ejecutoria otorgada por la Chancillería de Valladolid a favor del interesado. Entre los autos de dicho proceso, se nos informa de un proceso criminal previo que Falceto había seguido porque varios vecinos del lugar le habían quitado el escudo de armas de piedra que tenía sobre la puerta de su casa.  Este hecho suponía una enorme ofensa para su condición y prestigio. No contamos con este proceso anterior, sólo por la información que nos proporciona el segundo sabemos que: “…después de cierto incidente criminal que mi parte siguió con la justicia y varios vecinos del propio pueblo, por haberle apeado el escudo de armas de piedra que tenía colocado sobre las puertas de sus casas y por lo que fueron multados en dicho año de setenta y ocho el alcalde…”.

En este caso desconocemos cuál era su escudo de armas. Ya hemos publicado anteriormente documentación en la que aparecían dibujos de escudos de armas, (18 abril 2018) y (24 junio 2020) y recientemente documentación que contiene árboles genealógicos hallados en un proceso judicial (2 junio 2021).
No podemos dejar de mencionar un tipo de documento fundamental como fuente para los estudios genealógicos, nos referimos a los testamentos que abundan en nuestros protocolos notariales. Nos hemos fijado en uno hológrafo, escrito de puño y letra del testador. En la mayoría de los casos el testamento era redactado por el testador ante el escribano o notario a quien dictaba sus disposiciones, porque hasta bien entrada la Edad Contemporánea, muchas de las personas no sabían escribir. En este caso el testador es Alonso de Cedillo, canónigo de catedral toledana que, por supuesto, dominaba el arte de la escritura, puesto que era lector de gramática y retórica, hijo de Rodrigo de Cedillo y Esperanza López. El clérigo deja su herencia a sus sobrinos, hijos de su hermano y de cuatro hermanas, tres de las cuales portan el apellido Hernández y otra el apellido Díaz, y por tanto no ostentan el testador ni sus padres. Esto viene a demostrar que se adoptaba el apellido paterno o materno a su gusto, preferencia, interés o costumbre, sobre esto se podría hablar mucho. Esta práctica dificulta la localización de los antepasados enormemente y supone un verdadero galimatías para localizar a las personas, salvo que de forma expresa nos aparezcan emparentarlos y vinculados en un mismo documento.
Si a esto le añadimos que tres de las hermanas del canónigo estaban casadas con varones apellidados Madrid, nos presenta un panorama bastante particular en los apellidos de esta familia: “…la segunda parte hereden los hijos e hijas de mi hermana Magdalena Hernández, mujer de Rodrigo de Madrid… la tercer parte hayan los hijos e hijas de mi hermana Gracia Hernández, mujer de Alonso de Madrid, la cuarta parte hayan sus hijos e hijas de Mari Díaz mi hermana, mujer de Antonio de Madrid, la quinta y última parte ha de haber mi hermana Teresa Hernández mujer de Juan Martínez…”.
Si echamos un vistazo al Catastro de Ensenada, sus libros de familias nos revelan una gran riqueza de datos en este sentido, puesto que hallamos la composición de cada uno de los hogares con expresión de parentesco y edades de todos sus miembros. Tomamos como ejemplo una familia del pueblo de Lucillos, cuyo cabeza de familia llamado León Gallardo tiene 29 años y es carnicero, vive con su esposa, Francisca de 31 años y tienen tres hijos, Andrea, José y Manuel de seis y tres años y cuatro meses respectivamente. Con ellos conviven María, la madre de León de sesenta años y Plácida, su hermana, de veinte.
Por último, y obviando otra mucha documentación, no podemos olvidarnos de las fotografías, que son fundamentales en cualquier estudio genealógico, los retratos de estudio, sean individuales o de grupo, y los de celebraciones familiares como las bodas, en las que se reúnen todos los miembros de una familia, permiten además poner cara a nuestros antepasados, como podéis ver en las que hoy mostramos. Y si tenemos en consideración que en el pasado eran escasas las fotografías que una persona podía hacerse durante su vida, les da un valor más importante por su escasez.

TENSIÓN EN LA TRANSICIÓN

Cuando la autoridad tiene que recoger pasquines, carteles, folletos u hojas volanderas más o menos amenazantes o subversivas, es síntoma de tiempos revueltos. En otras ocasiones hemos hablado de algunos de estos casos, como Orgaz en 1878 o Puente del Arzobispo y Alcaudete de la Jara en 1976. Ahora volvemos a la Transición para contar el caso del alcalde de Los Navalmorales, que aparece en un expediente del fondo del Gobierno Civil.

Cartel contra el alcalde de Los Navalmorales (1976)
Cartel contra el alcalde de Los Navalmorales (1976)

El 12 de octubre de 1976, en efecto, aparecieron en el pueblo este cartel y otros tres similares. Al día siguiente, el alcalde informa del hecho al Gobernador Civil y también dice que sospecha de “los cabecillas o promotores” de una manifestación celebrada apenas un mes antes. Es evidente que, en vísperas de las fiestas del Cristo de las Maravillas y apenas a un año de la muerte de Franco, el ambiente estaba caldeado.

Hay que tener en cuenta que el referéndum para aprobar la Ley de Reforma Política estaba previsto para diciembre de ese mismo año, y probablemente las protestas de carácter local deban interpretarse dentro de un ambiente de nerviosismo generalizado por los cambios que se avecinaban. El propio cartel alude a que el alcalde no ha sido elegido por los vecinos: las primeras elecciones municipales libres no se celebrarán hasta 1979. En todo caso, no se trataba de un hecho aislado, sino que la tensión ya era patente algunos días antes. En efecto, en el pleno municipal del 4 de octubre de ese mismo año se había cesado a un concejal por faltar repetidamente a los plenos municipales: nada menos que once faltas en un año. Cinco días después, el alcalde informa de forma un tanto confusa al Gobernador Civil de las disputas entre él y varios concejales, incluyendo el ausente, cuyo cese será confirmado enseguida, y aprovecha para pedir que se acepte su dimisión. Una nota manuscrita fechada el día 13 nos dice que al alcalde se le concedió permiso de un mes, seguramente para su tranquilidad y para calmar los ánimos del pueblo.

Parece que efectivamente las aguas volvieron a su cauce. Todavía el día 19 de octubre el alcalde se queja de que su dimisión aún no ha sido aceptada, y alega no estar en condiciones de ejercer el cargo. Hay que reconocer que estaba sometido a bastante tensión. Sin duda, el Gobernador acabó accediendo, porque los documentos posteriores del expediente ya corresponden a los trámites entonces necesarios para nombrar un nuevo alcalde. Finalmente, sabemos por este artículo de Javier Gallardo que el pueblo acabó teniendo un alcalde interino al menos hasta octubre de 1977.

INUNDACIONES

Ahora que la DANA ya ha pasado sobre nuestras tierras y que, afortunadamente, los daños son solo materiales (aunque en algunos casos muy importantes), os traemos algunas de las fotos sobre inundaciones que atesora el fondo “Rodríguez”.

Empezamos con fotos de los antiguos molinos, en donde el agua corre con especial violencia debido a los azudes que alimentan la maquinaria. Aquí os ofrecemos una perspectiva de los molinos de Saelices y dos de los molinos de Santa Ana, junto al puente de San Martín. Estas dos últimas fotos corresponden a la riada de abril de 1924 y fueron realizadas por Pedro Román; una de ellas llegó a publicarse en la revista “Blanco y Negro”.

De la misma zona, pero probablemente en otro año, hemos encontrados varias fotografías estereoscópicas que nos han impresionado aún más, a pesar de que no podemos apreciar bien los detalles. En todo caso, parece verse, en medio de las aguas embravecidas, a un grupo de personas en una barca. Incluso, en una de las fotos, que os ofrecemos ampliada, quizá podríamos creer que hay otro grupo en otra barca o en otra isleta y una cuerda que une ambos grupos. Lo cierto es que la imagen no permite estar seguro de todo esto. Quizá solo haya un grupo en una barca y estén haciendo otra cosa pero, sea lo que sea, es evidente que se están jugando la vida.

Inundación en la Fábrica de Armas (1947)
Inundación en la Fábrica de Armas (1947)

En las siguientes imágenes ya el agua parece menos violenta, aunque no menos destructiva. Por ejemplo, la que muestra la fachada del edificio Sabatini de la Fábrica de Armas parcialmente cubierta por el agua, y un grupo de personas esforzándose por manejar una barca, es quizá una de las más conocidas. Puede datarse en febrero de 1947, y aprovechamos para decir que todas las dataciones de las fotografías de hoy proceden del siempre estupendo blog Toledo Olvidado, donde encontraréis más fotos de inundaciones.

Para terminar, os mostramos dos imágenes de la Huerta del Rey convertida en una laguna, desde dos perspectivas distintas. La foto que incluye el Puente de Alcántara (por cierto, en reparaciones) no hemos podido fecharla, pero la otra corresponde también a la riada de 1947.

COSAS QUE SE DICEN

La mayor parte de los archivos conservamos documentación de carácter más o menos oficial. Eso significa que su lenguaje es de tipo jurídico o burocrático, con tendencia a los formulismos y poco espacio para la espontaneidad. Pero también, de vez en cuando, encontramos que el escribano o el funcionario desliza alguna que otra expresión que hoy nos resulta curiosa y hasta divertida. Os vamos a presentar tres ejemplos que hemos ido encontrando.

Nota en un inventario de bienes del colegio de San Bernardino
Nota en un inventario de bienes del Colegio de San Bernardino

Hacia 1750 una anotación nos informa que el notario Juan de Herrera Suárez, “vivió más que la sarna y murió en paz año de 1744”. No acaba ahí la cosa, porque su sucesor en la oficina fue “Félix Ortiz Pareja, escribano, coxo con una pata de palo”. Como vemos, no eran tiempos de delicadezas verbales. La nota está al final de uno de los inventarios de bienes del Colegio de San Bernardino que forma parte de un libro de inventarios del que ya os hablamos hace un tiempo con motivo de su restauración. Por nuestra parte, podemos decir que efectivamente conservamos protocolos de Ortiz Pareja entre 1735 y 1779, aunque hasta ahora no conocíamos nada de su aspecto físico. En cuanto a su antecesor, conservamos protocolos entre 1687 y 1742, 55 largos años de notario, y todavía vivió un par de años más ante el pasmo, quizá un poquito perverso, de nuestro anónimo escribiente.

Nota en el libro almocraz del convento de la Concepción de Escalona
Nota en el libro almocraz del convento de la Concepción de Escalona

También hace algunos meses os hablamos del libro almocraz del convento de la Concepción de Escalona, que tiene unos llamativos dibujos. Pues en este mismo libro hemos encontrado una larga nota escrita, según su autor, “a fin de que los curillas no metan la mano en mies ajena”. El indignado escribiente no duda en poner su firma (que no somos capaces de descrifrar) y la fecha: 28 de septiembre de 1794. La nota en cuestión se refiere a que los párrocos de los lugares donde el convento tenía propiedades se incautaban de los diezmos que legalmente pertenecían al convento. Como ya os contamos en su día, el tomo presenta un estado de conservación bastante malo, pero la nota y el exabrupto se leen perfectamente.

Nota en un expediente de censo de la cofradía del Santísimo Sacramento de Menasalbas
Nota en un expediente de censo de la cofradía del Santísimo Sacramento de Menasalbas

Terminamos con un aviso a navegantes. A las espaldas de un expediente de censo perteneciente a la Cofradía del Santísimo Sacramento de Menasalbas encontramos esta nota: “Este censo no tenía escriptura, y se consiguió se hiciese en la forma en que está, que no costó pocas diligencias. Adviértase para en adelante”. Lo firma el licenciado Muñoz, evidentemente agotado pero también un punto orgulloso por haber conseguido devolver esta pequeña renta a su cofradía después de revolver papeles, bregar con abogados y negociar con arrendatarios. La nota probablemente pueda datarse hacia 1765, fecha del último documento del expediente.