DE MONAGUILLO A PRESIDENTE

La difusión de los documentos provoca la interacción con muchas personas en principio ajenas a la actividad habitual de los archivos. Y esta interacción algunas veces nos lleva a resultados sorprendentes. Es el caso de la pequeña historia que os queremos contar hoy.

EXS - 56

Esta imagen forma parte de la exposición “Libros y bibliotecas en el Archivo Histórico Provincial”, que estará en nuestra Sala de Exposiciones hasta el 14 de enero. Su descripción simplemente rezaba “Dos monaguillos leyendo cómics”. La fotografía procede del fondo “Rodríguez”, uno de los fondos fotográficos que conservamos en el AHPTO. En concreto, se había adscrito a una serie denominada “Exposición Salón”. Se trata de un pequeño conjunto de fotografías que, según parece, se enviaron a algún tipo de exposición o certamen, quizá a varios de ellos. Algunas de las fotografías de esta serie, entre ellas esta que os presentamos, presentan en el reverso una numeración correlativa y una misma firma, presumiblemente la del presidente del jurado, aunque no hemos logrado identificar el nombre.

IMG_1360

Esto era todo lo que sabíamos hasta hace pocos días, en que se identificó uno de sus protagonistas, uno de los monaguillos, y también identificó a su compañero, el lugar y la fecha. Además, resultó que se trata de una persona de relevancia pública, el político toledano Jesús Fuentes Lázaro. Él es el que sostiene el tebeo —un ejemplar del popular “Pulgarcito”—, mientras que el otro monaguillo es el empresario Juan Pagés. La fotografía se tomó en la sacristía de la iglesia de San Nicolás de Toledo, en 1953. El propio Jesús Fuentes nos proporcionó estos datos, que fueron confirmados por el Sr. Pagés en una visita que hizo expresamente a nuestra exposición. Por supuesto, les agradecemos a ambos la información.

Jesús Fuentes Lázaro nació en Toledo en 1946, es decir, que tenía ocho años en esta imagen. Desde los primeros años de la democracia se integró en el Partido Socialista Obrero Español, y representando a esta formación fue diputado por la provincia de Toledo desde 1979 a 1989, y después senador durante dos años más. Mientras tanto, llegó a ser presidente del entonces “ente preautonómico” de Castilla-La Mancha entre diciembre de 1982 y junio de 1983; inmediatamente, después, el “ente preautonómico” se convertiría en la actual Comunidad Autónoma. También fue secretario provincial de su partido entre 1981 y 1987, y concejal en el Ayuntamiento de Toledo desde ese último año a 1991. Además de su actividad política, Fuentes es colaborador frecuente de diversos medios de comunicación y tiene varias publicaciones de investigación histórica. Actualmente es el presidente de la Asociación de Amigos de la Biblioteca de Castilla-La Mancha.

EN EL CENTENARIO DE MORETO

Este año se celebra el cuarto centenario del nacimiento de Agustín Moreto, uno de los dramaturgos y poetas más importantes de nuestro Siglo de Oro. Pero el próximo domingo, día 28, es el aniversario de su muerte en Toledo. Así que, con este motivo, os ofrecemos uno de los documentos que conservamos con su firma.

Agustín Moreto y Cavana nació en Madrid en 1618, en una familia de ricos comerciantes. Se graduó en Artes en la Universidad de Alcalá y ya por su época de estudiante empezó a escribir poesías y pequeñas obras de teatro, frecuentemente en colaboración con otros autores. En 1642 recibe las órdenes menores —lo que lo convierte en clérigo, pero no sacerdote— y recibe un beneficio en Mondéjar (Guadalajara). Esta época, hasta su traslado a Toledo, suele considerarse la más interesante en cuanto a su producción teatral, aunque siguió escribiendo y estrenando con mucho éxito durante toda su vida.

En 1657 o 1658 se ordena sacerdote, y en ese momento su protector, el cardenal Baltasar de Moscoso, Arzobispo de Toledo, le otorga otro beneficio en esta ciudad como capellán del Hospital del Refugio, junto a la parroquia de San Nicolás. Moreto se instalaría en Toledo hasta su muerte, integrándose en la hermandad de las Escuelas de Cristo, aunque realizó algunos viajes breves a Madrid y Sevilla. Murió en 1669 y fue enterrado en la capilla de su hermandad, en la parroquia de San Juan Bautista, ubicada en el actual Oratorio de San Felipe Neri. Dejó todos sus bienes a los pobres. El retrato que presentamos es obra de Juan Pareja y se conserva en la Fundación Lázaro Galdiano de Madrid

Agustín_Moreto_por_Juan_Pareja

Su producción teatral fue muy extensa, y destacan sobre todo sus comedias, que todavía hoy se representan con notable éxito.  Quizá las más conocidas sean “El lindo Don Diego” (1662) y “El desdén con el desdén” (1654), pero produjo cuarenta comedias en solitario más otras veinte en colaboración con otros autores. Suelen destacarse también sus obras cortas, como entremeses, loas y bailes dramatizados. Todas ellas podéis conocerlas y consultarlas en línea gracias al proyecto “Moretianos” de la Universidad de Burgos. En suma, toda una estrella de la literatura del siglo XVII.

IMG_1347

El documento que os ofrecemos es un poder notarial fechado el 18 de julio de 1667, que requiere cierta explicación. Pocos días antes había muerto en el Hospital del Refugio un tal Juan de Padura, que en su testamento nombró albaceas a Moreto y a su compañero Francisco Carrasco Marín. Este Carrasco, por entonces secretario de la Hermandad del Refugio, era capellán de la Capilla de la Reina Catalina, en la Catedral, y fue también prior de la colegial de Santa Leocadia del Alcázar. Bien, pues ambos quedan encargados de cumplir la voluntad del finado y liquidar sus bienes. Pero, como Padura resultó ser “natural de Larrimbe, una legua de la ciudad de Orduña” —hoy en el municipio de Amurrio, Álava—, los dos albaceas dan a José de Orcasitas, administrador de los diezmos de la mar de Orduña, el poder necesario para recabar todas las rentas y propiedades que pudieran corresponderle. Por cierto, que sabemos que este José de Orcasitas moriría a finales de agosto de 1674, por su inventario de bienes conservado en el Archivo del Territorio Histórico de Álava.

Y, por supuesto, al final de todo, las firmas de Moreto, Carrasco y el notario.

JUAN DE MARIANA, ENTRE TOLEDO Y TALAVERA

Hoy vamos a dedicar el post a Juan de Mariana, uno de los más importantes historiadores y teólogos del siglo XVII español. En nuestro archivo contamos con varios documentos referentes a su actividad, y dos de ellos están en la exposición “Libros y bibliotecas en el Archivo Histórico Provincial”, que podéis visitar hasta el 14 de enero próximo. Aquí os ofrecemos el final de uno de ellos. Se trata del contrato con el editor Juan de Padilla para la edición, publicación y distribución de la obra más importante del erudito talaverano, la “Historia de rebus hispaniae”, fechado el 19 de marzo de 1591.

Juan Martínez de Mariana había nacido en 1536 en Talavera de la Reina, hijo natural de un deán de su Colegiata. En 1553 marchó a estudiar a la Universidad de Alcalá y al año siguiente profesó en la Compañía de Jesús. A partir de aquí ejerció de profesor en diversas escuelas jesuitas en Roma y Palermo, y después en la Sorbona de París. En 1574, por motivos de salud, renunció a su cátedra y se trasladó a la residencia de los jesuitas en Toledo. Muy cerca, por cierto, de nuestro Archivo. Aquí se dedicó a la escritura, convirtiéndose en uno de los intelectuales de más prestigio de su época.

30941_358r

Su obra principal la escribió en estos años. El documento que os mostramos dice que Mariana ya tenía terminada la obra, y Padilla se compromete a imprimirla “en papel de marquilla de Génova”. Padilla, que es sacerdote beneficiado en la hoy desaparecida parroquia de San Bartolomé de Sonsoles, además de impresor actuará como distribuidor y vendedor de la obra; de hecho, parece que su ocupación principal no era la editorial, sino más bien la administración de bienes ajenos. Se quedará con todos los beneficios de la venta de la obra, pero entregará al autor 250 ejemplares para que los pueda vender por su cuenta; eso sí, no antes de que el editor hubiera vendido todo su lote y comprometiéndose a regalar 30 ejemplares. Mariana se encargaría también de los permisos y trámites legales de la edición, y además prestó a Padilla 500 ducados —una cantidad nada despreciable— a modo de ayuda para la edición. Finalmente, en el caso de que la obra se tradujese al castellano, sería también Padilla el encargado de su edición. Como vemos, a pesar del prestigio de Mariana y del respaldo de la Compañía de Jesús, las condiciones de la edición eran realmente duras. Podéis conocer más detalles sobre este y otros documentos similares en un excelente artículo del investigador toledano Hilario Rodríguez de Gracia, del que hemos extraído algunos de estos datos.

La obra se publicaría efectivamente al año siguiente. En 1601 vio la luz su versión castellana, y en 1605 una segunda edición, considerablemente ampliada, que se editó en Maguncia. Esta “Historia de España” tuvo un éxito extraordinario y se convirtió, de hecho, en el texto oficial de historia de nuestro país hasta el siglo XIX, manteniendo su influencia incluso en la actualidad.

El_padre_Juan_de_Mariana_(Museo_del_Prado)

Juan de Mariana vivió en Toledo hasta su muerte en 1624, dedicado a la investigación histórica, política y teológica. Pero eso no significó que viviera tranquilo. En 1607 fue encarcelado durante año y medio en Madrid por una obra en la que criticaba la práctica de devaluar la moneda, muy utilizada en la época. Y en 1610 uno de sus libros fue quemado públicamente por el Parlamento de París por incitar al regicidio. Quizá por eso, el retrato que conservamos de él nos lo muestra con gesto duro y algo amargado; os mostramos aquí la copia que conserva el Museo del Prado, aunque el original está hoy en la Biblioteca de Castilla-La Mancha.

LA SEMANA DEL LIBRO, EN OCTUBRE

Ya sabéis que el pasado lunes inauguramos nuestra exposición dedicada al libro y las bibliotecas. Por cierto, muchas gracias a nuestro compañeros Carmen Morales y Mariano García Ruipérez, directores de la Biblioteca de Castilla-La Mancha y del Archivo Municipal, respectivamente, por acompañarnos en el acto. Aprovechamos para animaros también a que visitéis la exposición “20 años en 32 instantes”, que se inaugura hoy en la Biblioteca de Castilla-La Mancha, y la exposición virtual “Toledo en los grabados de Genaro Pérez Villaamil (1842-1850)” que ha montado el Archivo Municipal. Las tres exposiciones las hemos organizado de manera coordinada para celebrar el vigésimo aniversario de la inauguración de la Biblioteca de Castilla-La Mancha.

43360718_1963289017063407_4669365973218754560_o

Precisamente en esta imagen de la inauguración de nuestra exposición se ve una fotografía de la Semana del Libro de Albacete de 1930. Procede del fondo del fotógrafo albaceteño Luis Escobar, quien probablemente fue el autor de la instantánea, y está fechada el 12 de octubre de 1930. Una copia de esta fotografía, sin fechar, se encuentra en el Museo Pedagógico y del Niño.

01400-000126-044

Actualmente, la Feria del Libro de Albacete se celebra, como la de Toledo y muchas otras, en primavera, más o menos cerca del Día del Libro, 23 de abril. Esto tiene su explicación. El Día del Libro se instauró en España por Real Decreto de 6 de febrero de 1926, que disponía celebrarlo el 7 de octubre, fecha del nacimiento de Cervantes. La iniciativa había partido de Vicente Clavel Andrés (1888-1967), escritor y editor valenciano afincado en Barcelona. En 1918, junto con otros libreros y editores barceloneses, funda la Cámara del Libro de Barcelona, que cuatro años después sería declarada oficial. En 1923 Clavel, a la sazón vicepresidente de la Cámara, propone celebrar un “Día del Libro” en la fecha del nacimiento de Cervantes. La Cámara apoya su idea, y la reitera en 1925 hasta conseguir su aprobación oficial. Por cierto, que parece que el texto del Real Decreto fue redactado, al menos en su parte esencial, por el propio Vicente Clavel. Pues bien, el 7 de octubre de 1930 fue martes, de manera que, habiéndose prolongado las celebraciones hasta una semana, es lógico que el día de máximo esplendor en Albacete fuese el domingo siguiente, 12 de octubre, coincidente con la entonces denominada “Fiesta de la Raza Española”.

Y es que resulta evidente el ambiente festivo y popular de esta Semana del Libro, que puede localizarse en el actual parque Abelardo Sánchez. Fijaos en el baúl que está en la parte inferior izquierda, de donde proceden, seguramente, muchos de los ejemplares que se amontonan en la gran mesa central. Solo los niños de la zona inferior derecha parece que hubieran querido estar en otra parte. Incluso a uno de ellos una mano anónima le está colocando la cara para salir lo más guapo posible en el retrato. Un auténtico día de fiesta que continúa manteniendo el mismo espíritu, como se ve en esta fotografía de Arturo Pérez, aparecida en el periódico La Tribuna de Albacete el 23 de abril de 2018.

6FF2E4D0-E416-9F6E-F3DD5A3AE19DCD7F

Será 1930 el último año en que el Día del Libro, y sus ferias asociadas, se celebren en otoño; desde ese año se cambió por la actual, 23 de abril, fecha de la muerte de Cervantes, de Shakespeare y del Inca Garcilaso de la Vega, y además de la muerte o nacimiento de varios otros escritores ilustres. En 1995 la UNESCO le dio rango de día internacional.

SOBRE LIBROS Y BIBLIOTECAS: NUEVA EXPOSICIÓN

El próximo lunes, 8 de octubre, inauguramos una nueva exposición temática en el AHPTO. En esta ocasión estará dedicada a los documentos relacionados con el libro, las bibliotecas y la lectura, y la realizamos en colaboración con la Biblioteca de Castilla-La Mancha. De este modo, el AHPTO quiere sumarse a los actos conmemorativos del vigésimo aniversario de la Biblioteca. La exposición permanecerá abierta en nuestra Sala de Exposiciones hasta el 15 de enero de 2019, en horario de mañana.

Invitacion_LibrosBibliotecasArchivos

Los archivos y las bibliotecas aparecen unidos en el imaginario social desde el siglo XIX incluso hasta hoy. Por eso, a pesar de ser centros muy diferentes en sus propósitos y en sus formas de trabajo, siguen manteniendo relaciones muy especiales, y esto se aplica también al AHPTO y la Biblioteca de Castilla-La Mancha, sucesora de la Biblioteca Provincial de Toledo. De modo que el Archivo ha querido sumarse a la celebración del vigésimo aniversario de la Biblioteca exponiendo algunos de los documentos que conserva relacionados con el mundo del libro y de las bibliotecas.

La exposición tiene un recorrido cronológico no lineal y con algunos excursos, de manera que se pueda entender la evolución de los conceptos de “biblioteca” y de “lectura”. Hoy nos parece que las bibliotecas públicas siempre han estado ahí, al alcance de todos, pero esto no ha sido así. En realidad, la “biblioteca pública” es una idea muy reciente. Las “librerías” del Antiguo Régimen eran casi siempre bibliotecas particulares, como la del Greco o su contemporáneo el canónigo Antonio Cordobés. La edición de libros era muy compleja y cara, como muestran los contratos firmados por el famoso erudito Juan de Mariana. El resultado eran obras como las dos pequeñas joyas bibliográficas de los siglos XVII y XVIII que conserva el Archivo y que también se exponen. Solo los centros educativos favorecían la lectura a grupos más amplios, tanto en la Universidad como, a partir del siglo XIX, en los Institutos; el inventario de los libros del Instituto de Talavera de la Reina en 1936 nos habla de ese resquicio de cultura que eran las bibliotecas escolares, pero también de los estragos de la guerra civil.

La auténtica democratización de la lectura no llegaría hasta el advenimiento de la democracia y la creación de la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha. La construcción de numerosas bibliotecas municipales, e incluso la dotación de bibliobuses para las localidades más pequeñas, junto con el constante esfuerzo por dignificar la Biblioteca Provincial son signos de este esfuerzo institucional en favor de la lectura y la cultura, que culminó en 1998 con la inauguración de la Biblioteca de Castilla-La Mancha.

Como siempre, en este blog iremos desgranando poco a poco los documentos que la componen. Hoy empezamos con estas dos fotografías de dos personas leyendo, simplemente. Por un lado, un monje anónimo, sentado al pie de un crucero, como los que existen en muchos de nuestros pueblos y ciudades. No tenemos ningún indicio del lugar ni de la identidad de esta persona. Mucho mejor identificada está la niña que lee de pie en la segunda imagen. Se trata de Antonia Román García, hija del pintor, fotógrafo e historiador Pedro Román, que es el autor de la fotografía, probablemente realizada en su casa familiar en Toledo.