SEIS CETROS DE PLATA PARA LA CASA Y HOSPITAL DE LA CARIDAD DE ILLESCAS

Los illescanos celebran en estos veraniegos días sus fiestas patronales alrededor del 31 de agosto, día de su fiesta mayor, en honor de la Virgen de la Caridad. Así viene acaeciendo desde siglos atrás la veneración de su imagen, de la que conservamos algunas fotografías en nuestro fondo fotográfico Rodríguez, ésta en concreto es del año 1969 y muestra el detalle de su rostro. Dicha imagen mariana tiene su sede en el santuario hospital del mismo nombre, que existe desde el año 1500 en una primera ermita y hospital, que fue creciendo y tomando importancia en el tiempo. En la actualidad, su templo luce en todo su esplendor en el centro de la villa, a la Virgen de la Caridad. Entre nuestros fondos conservamos numerosos documentos de Illescas, ahora mostramos uno de 1593 que reposa encuadernado en el protocolo notarial del escribano público Gabriel Caballero, que también era escribano del concejo y que conservamos en el Archivo Histórico Provincial de Toledo. Un año antes del citado el arzobispo de Toledo, Gaspar de Quiroga y Vela a través de su Consejo dio licencia a la casa y hospital de la Caridad para que encargue a su gusto a un orfebre seis cetros de plata. Los cetros serían utilizados en la procesión solemne en honor de la Virgen. El documento en cuestión, de 4 de enero de 1593, relata la obligación del platero toledano Hernando de Morales que avalado por su hermano se compromete a hacer: “para la casa y hospital de Nuestra Señora de la Caridad, seis cetros de plata con sus varas, cañones y nudetes y en la cabeza una bolla labrada al romano, con cuatro cartelas, sobre las dos dellas dos argollas que tengan un trono de serafines y en medio de los dichos dos ángeles un trono y la imagen de Nuestra Señora de la Santa Caridad con un niño Jesús entre los brazos….” así se extiende la descripción detallada de obra de la orfebrería que debería entregar el platero al prioste y seises de la Santa Casa en el plazo de cuatro meses. Para ello el platero recibió un dinero por adelantado cuyo pago se completaría a la entrega de los mismos. Sorprende el detallado encargo de la obra y cómo en los cetros debería aparecer la propia imagen de la Virgen de la Caridad. No hemos podido comprobar ni contrastar si dicho cetros se conservan hoy y si forman parte de las propiedades de la actual Fundación, dejamos aquí lanzada la noticia a los historiadores de Illescas para que lo estudien y corroboren.

 

BAÑISTAS EN VILLALGORDO DEL JÚCAR

En plenos calores veraniegos, hoy os ofrecemos esta refrescante serie de fotografías realizadas por Luis Escobar en Villalgordo del Júcar (Albacete), el 25 de julio de 1931. Se trata de un grupo de cinco jóvenes bañándose en los canales y represas que rodean esa bella localidad manchega. A juzgar por sus actitudes, y hasta por alguna de sus poses, pasaron una divertida tarde de verano que, además, no debió ser demasiado calurosa: los datos meteorológicos de ese día para Albacete capital señalan una temperatura máxima de 29° C; podéis consultarlo en el espléndido repositorio de documentos y datos meteorológicos de la AEMET (https://repositorio.aemet.es/), llamado “Arcimís” en honor del primer meteorólogo profesional de España.

Pero volvamos a nuestro alegre grupo de mozos. No podemos menos que fijarnos en sus bañadores. Todavía aparecen los tradicionales trajes de baño de cuerpo entero, pero es evidente que estaban siendo desplazados por los más modernos bañadores. Precisamente su vestimenta nos permite identificar al joven del bañador negro enterizo de la fotografía marcada con el número 16, que además es la única fotografía en la que cambia el entorno, con la persona que aparece completamente vestida en la fotografía número 10 (corregido sobre un número 17) y, parcialmente tapado, en la número 14. No sabemos si fue el último en animarse al baño, o quizá el primero en salir de él.

Como vemos, Luis Escobar se preocupaba por dejar bien identificadas sus imágenes, utilizando números o, en otras ocasiones, plasmando la fecha o la ubicación de la foto. De este modo facilitaba su venta posterior. Hay que tener en cuenta que nuestro fotógrafo compaginó su labor de estudio con la actividad ambulante. Villalgordo debió ser uno de sus puntos principales de actividad, porque se han identificado hasta 163 fotografías de esta localidad dentro de nuestro fondo, fechadas en diversas épocas.

LA VIRGEN DE CONSOLACIÓN, DE CAMINO A INIESTA

Esta semana, en muchos lugares de toda España se organizan las fiestas mayores, asociadas a la celebración litúrgica de la Asunción de la Virgen María.  En el AHPTO conservamos abundantes fotografías y documentos relacionados con estas fiestas, pero en esta ocasión nos hemos fijado en esta impresionante fotografía de la celebración en Iniesta, en la provincia de Cuenca.

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Todos los años, el día de Pentecostés, los vecinos de Iniesta llevan la imagen de su patrona, la Virgen de la Consolación, desde la iglesia parroquial hasta su santuario, a unos 16 kilómetros. Ese día tiene lugar una romería muy vistosa y popular, en la que es tradición que los mozos traten de mojar a las mozas con el agua de las fuentes. El domingo correspondiente a la semana del 15 de agosto, la Virgen vuelve al pueblo en una romería similar, antes de que se celebren las fiestas mayores en la penúltima semana de agosto. La imagen que os ofrecemos corresponde a esta romería de vuelta del año 1945, es decir, al día 19 de agosto.

Esta fotografía fue tomada por Luis Escobar, el fotógrafo albacetense cuyo fondo documental conservamos en el AHPTO. De ella conocemos al menos una copia, publicada por Publio López Mondéjar en su libro “Luis Escobar, fotógrafo de un pueblo”. Más allá de su valor testimonial, es evidente que la imagen nos muestra toda la crudeza de la vida cotidiana en la España rural de la postguerra. Caras adustas y tristes, pies descalzos, cabezas rapadas, austeridad en los adornos de la Virgen y aún más en la procesión propiamente dicha, y hasta el seco paisaje de fondo justifican el apelativo con que los españoles han conocido esta época en general: “el año del hambre”.

A la derecha de la imagen, sin embargo, algunos jóvenes se esfuerzan en sonreír a la cámara, y quizá también al futuro. Destaca una muchacha con unas gafas de sol, sin duda muy llamativas en ese momento, y quizá algo mejor vestida que sus convecinas. Ella y sus dos compañeras son casi las únicas personas que parecen divertirse en este día de fiesta y nos gustaría pensar que representan la esperanza en un futuro mejor. Ese futuro mejor llegó, como podemos ver al comparar nuestra fotografía con la que el periódico digital “El Día de Cuenca” publicó el pasado 1 de junio de 2017, correspondiente a la llevada de la Virgen desde el pueblo a su ermita.

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GESTIÓN URBANÍSTICA DE TOLEDO, S.A.

Dos de las características de la Transición española fueron la ordenación industrial y la desconcentración de funciones. La documentación que hoy os ofrecemos se relaciona con estos dos aspectos de la historia reciente de nuestro país a través de la empresa pública GESTUR Toledo.

Desde los años 60 el Estado había fomentado la industria en determinadas zonas a través de una serie de organismos, entre ellos el Instituto Nacional de Urbanismo (INUR), responsable de la creación y gestión de suelo industrial en esas zonas. A finales de los años 70 INUR inició el traspaso de sus actuaciones a las administraciones territoriales a través de una serie de empresas públicas, de carácter provincial, denominadas “Gestión Urbanística” (GESTUR), participadas por igual entre el propio INUR y la correspondiente Diputación Provincial. GESTUR Toledo se instituyó en enero de 1981. En la fotografía se puede observar el momento de la constitución de la empresa, con las firmas del entonces presidente de la Diputación Provincial de Toledo, Gonzalo Payo, y del presidente de INUR Luis Enríquez de Salamanca.

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Pocas semanas después, INUR es sustituido por la Sociedad Estatal de Promoción y Equipamiento del Suelo (SEPES), quien entregó su parte de la empresa a la naciente Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha; desde entonces, GESTUR fue una sociedad controlada por la Diputación de Toledo y la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha.

Los dos principales proyectos que heredó GESTUR del Estado fueron el polígono industrial de la capital (significativamente llamado “Descongestión de Madrid”) y el polígono “Torrehierro” cerca de Talavera de la Reina. Aquí tenemos un plano parcial del polígono Torrehierro, de 1969, donde se aprecia la tendencia a unirse con el núcleo de población de Gamonal, y un curioso gráfico que detalla la procedencia de los materiales para la construcción de la autovía que une el Polígono Industrial de Toledo con la propia ciudad, fechado en 1966.

Las dos fotografías que también os ofrecemos son algo posteriores y representan el estado de ambos polígonos a principios de los años 80. En el caso de Toledo, encontramos también, junto con la zona industrial, las primeras edificaciones de su zona residencial anexa, que actualmente conforma el barrio de Santa María de Benquerencia.

Además de estos dos polígonos, GESTUR impulsó y gestionó otros polígonos industriales en localidades como Torrijos, Quintanar de la Orden o Bargas. También se ocupó de la regulación de numerosas urbanizaciones residenciales ilegales, especialmente en El Viso de San Juan, y asesoró en la redacción de las “Normas Subsidiarias de Urbanismo” (es decir, la ordenación de una parte del término municipal, sometida a la ordenación urbanística general) en otros municipios como Illescas o Palomeque. Incluso llegó a obtener por concurso la elaboración del Catastro de Urbana de Orgaz, Sonseca y Los Yébenes, en 1983.

En 1994 las circunstancias socioeconómicas y políticas habían cambiado mucho, de forma que las Administraciones dueñas de la empresa decidieron su disolución. La liquidación de las últimas fincas que quedaban por vender se prolongaría hasta junio de 1997, fecha en que la empresa deja de tener actividad. Probablemente poco después todo su archivo queda depositado, sin mayores formalidades ni precauciones, en la Biblioteca Municipal de Santa María de Benquerencia, en Toledo, cerca de la sede social de la empresa. En febrero de 2003 la documentación se transfiere al AHPTO, donde actualmente se conserva.

Artistas toledanos poco conocidos: Pedro de Orrente

Después de un par de semanas de vacaciones, volvemos con nuevos ímpetus. Como ya hicimos hace casi un año con Antón Pizarro, vamos a fijarnos de nuevo en uno de esos artistas poco conocidos para el gran público, pero que forman el ambiente cultural de una época. Nos referimos al pintor Pedro de Orrente, nacido en Murcia en 1580, pero muy vinculado a Toledo, ciudad en la que residió y trabajó en varias etapas de su vida. Amigo de Jorge Manuel Theotocopuli, cuyos hijos apadrinó en 1627 y 1629, también adoptó aquí a su único discípulo documentalmente probado, llamado Juan de Sevilla, que a su vez era hijo del escultor Juan de Sevilla Villaquirán. El documento que os ofrecemos, procedente de los protocolos notariales del Toledo, atestigua precisamente la entrada de este Juan, entonces de catorce años de edad, al servicio del pintor, en las condiciones habituales en la época. Era el 24 de enero de 1627.

Según los expertos, las estancias de Orrente en Toledo fueron decisivas en su formación porque aquí conoció, a través de otros artistas como Juan Sánchez Cotán o el mismo Greco, la obra del italiano Leandro Bassano, que le fascinó hasta el punto de marchar a Venecia a formarse con él. De hecho, Orrente ha llegado a ser conocido como “el Bassano español”. Además, en Italia aprendió a concebir su oficio desde una perspectiva más comercial, adaptándose a los gustos del público, en especial por los temas religiosos y bíblicos y el dinamismo de las composiciones. De este modo, al volver a España se convirtió en un pintor de notable éxito.

Sin embargo, y a pesar de a su vinculación con Toledo, no se conservan muchas obras de Pedro de Orrente en nuestra tierra. La más conocida es el “Milagro de Santa Leocadia”, conservada en la Catedral, pero en este verano podemos contemplar su espléndido “Sacrificio de Isaac”, cuadro propiedad del Museo de Bellas Artes de Bilbao y que se expone temporalmente en el Museo del Greco.

La última vez que Orrente estuvo en Toledo fue, al parecer, en 1632, cuando realizó un retablo, hoy desaparecido, para el convento de san Antonio de Padua. Después volvió a su Murcia natal y finalmente recaló en Valencia, donde moriría en 1645.