LOS PRIMEROS «QUINTOS»

Como es sabido, los ejércitos de la Edad Moderna estaban formados por lo que hoy llamaríamos “soldados profesionales”, más o menos voluntarios que se alistaban a cambio de una paga. En España, la idea de que los súbditos (solo los varones jóvenes) acudieran personalmente a engrosar las filas del ejército se introdujo con la llegada de los Borbones en el siglo XVIII, en concreto durante la guerra de Sucesión. Conservamos un expediente que relata cómo se realizó una de esas primeras levas forzosas, todavía en plena guerra, en la zona de Talavera.

"Talavera, año de 1712. Autos y diligencias sobre los quintos y sorteos de noventa y siete hombres remitidos por esta villa y demás lugares de su jurisdicción y partido, remitidos a Zaragoza en virtud de reales órdenes".
Portada del expediente

Como corresponde a la administración dieciochesca, el expediente es impecable. Ya la portada nos anuncia de qué se trata: “Talavera, año de 1712. Autos y diligencias sobre los quintos y sorteos de noventa y siete hombres remitidos por esta villa y demás lugares de su jurisdicción y partido, remitidos a Zaragoza en virtud de reales órdenes”.

Copia de la carta enviada por el Ministro de la Guerra al Intendente de Toledo sobre la leva de 740 hombres de la provincia de Toledo.
Carta del Ministro de la Guerra al Intendente de Toledo

En efecto, lo primero que encontramos es una carta del marqués de Bédmar, ministro de la Guerra de Felipe V, al marqués de Cábrega, Intendente de la provincia de Toledo, el 28 de febrero. Merece la pena transcribir parte de esta carta: “Habiéndose reconocido la mucha gente que falta a todos los regimientos de infantería española a causa de haberse vuelto a sus casas la mayor porción de los reclutas antecedentes, y necesitándose hoy más que nunca el poner todos los regimientos completos para por este medio facilitar mejor en las próximas paces la mayor conveniencia y alivio de todos los pueblos, y habiéndose reconocido el poco fruto que se ha seguido de la Orden general que se ha dado para que todas las justicias recojan todos los desertores y los entreguen en la cabeza de partido para por este medio completar la infantería… [se ha acordado]…se hagan las reclutas necesarias… repartiéndose igualmente en todos los pueblos de España a proporción de sus vecindades…”. En otras palabras: convenía hacer demostraciones de músculo militar para apoyar al partido borbónico en las negociaciones de paz que estaban en marcha. A la provincia de Toledo le corresponden 740 hombres: 544 del partido de Ocaña, 99 del partido de Alcázar de San Juan y 97 al partido de Talavera de la Reina. El Intendente transmite la orden al corregidor de esta última ciudad para que disponga cuántos hombres corresponde enviar a cada pueblo de su partido.

Lista de localidades del partido de Talavera con expresión de los soldados que tocan a cada una.
Reparto de soldados entre las pueblos del partido de Talavera

El corregidor, que se llama Juan Gallego Blanco, obedece de inmediato y el 5 de marzo ya está preparado el repartimiento. Entre otros detalles interesantes, se indica que el total de la zona tiene 4.847 vecinos, pero que hay que descontar 606 que viven en lugares de menos de veinte vecinos y, por tanto, están exentos de enviar ningún soldado. El lugar que más soldados envía es Alía, con seis mozos, seguido de Sevilleja de la Jara que aporta cinco.

"Talavera. Antonio Figueroa, natural y vezino desta villa, hijo de Joseph Figueroa, lampiño, zenzeño, con señal de rosa en la mejilla izquierda zerca del ojo, de hedad de veinte años poco más o menos - 1"
El primer quintado de Talavera y su tierra

El 31 de marzo se ordenan detalles de funcionamiento. Primero se enviará un grupo de 50 hombres, “escoltados” por cuatro guardias y un oficial al mando, que se dirigirán a Zaragoza a razón de cuatro leguas diarias, descansando cada cuatro días (a la vuelta, los guardias y el oficial harán ocho leguas diarias y no descansarán); además, se les entregará cada día una libra de pan y se les dará a cada uno un par de alpargatas. De todo ello luego se rendirán cuentas detalladas. El 5 de abril se envía este primer grupo, cuyos integrantes se relacionan uno a uno. El primero es “Antonio Figueroa, natural y vecino de esta villa [Talavera], hijo de Joseph Figueroa, lampiño, cenceño, con señal de rosa en la mejilla izquierda, cerca del ojo, de edad de veinte años poco más o menos”. El 23 de abril se ordena la marcha de los 47 soldados restantes, en las mismas condiciones. Pero cuando ambos grupos lleguen a su destino, las cosas no habían salido exactamente como se esperaba. El final de esta historia tendremos que dejarlo para la semana que viene.

DOS VISITAS

La semana pasada tuvimos la suerte de tener dos visitas de grupos a nuestro centro.

El lunes, martes y miércoles vinieron nada menos que tres grupos diferentes de 1º de Bachillerato de la Escuela de Arte de Toledo. Además de visitar nuestras instalaciones, conocer nuestro trabajo y admirar algunos de los documentos, también participaron en uno de los talleres didácticos que tenemos preparados, en concreto el dedicado a la vida cotidiana en tiempos de Cervantes.

El jueves le tocó el turno al grupo de jóvenes que se están formando para ser archiveros dentro del denominado «Proyecto Tándem» organizado por el Ministerio de Cultura y Deporte junto con el Servicio Público de Empleo Estatal, y que tienen su sede en el Archivo de la Nobleza. Es decir, que vinieron a vernos futuros colegas, toda una responsabilidad para nosotros.

Como siempre, fue un placer y una alegría recibir a toda esta gente joven interesada por el patrimonio documental. Por supuesto, agradecemos su colaboración a sus profesores, David Manzanares, de la Escuela de Arte, e Isabel Álvarez, del proyecto Tándem.

EL INSTITUTO DE MADRIDEJOS

Hace ahora tres años que el Archivo de Castilla-La Mancha nos envió un importante conjunto documental que ellos habían custodiado durante diez años y que procedía, en última instancia, del IES “El Greco”. La mayor parte era documentación del Instituto Provincial de Segunda Enseñanza pero también, entre otras cosas, aparecieron algunos documentos producidos por el Instituto local de Segunda Enseñanza de Madridejos, del que hasta entonces no teníamos noticia. Así que hoy le vamos a dedicar nuestro post.

Foto de la fachada del CEIP "Garcilaso de la Vega" de Madridejos, antiguo Instituto.
El edificio del antiguo Instituto «Garcilaso de la Vega» de Madridejos (Foto: BStaCruz Photography – José Muñoz Asensio)

En mayo de 1928 se permitió la creación de Institutos de Segunda Enseñanza con carácter local, además de los provinciales que ya existían. Estos centros de enseñanza secundaria impartirían el llamado “bachillerato elemental” y se regirían por las mismas normas que los provinciales, pero estarían sostenidos por los Ayuntamientos, no por el Ministerio de Educación. El de Madridejos sería uno de los primeros. Se aprobó su creación en agosto del mismo año y en octubre se iniciaron las primeras clases, que se impartían, al principio, en las escuelas de primaria de la localidad. En 1933 se inauguró por fin su propio edificio nuevo, construido sobre el antiguo pósito; es el mismo edificio del actual CEIP de la localidad, como nos explica en este artículo Mª José Rodríguez de Diego.

"Hoja de estudios del alumno Ariza Rodríguez, Dª Cándida..."
Hoja de estudios nº 1, correspondiente a Cándida Ariza Rodríguez

La autora citada afirma que el primer curso se matricularon 35 varones y 9 mujeres. Precisamente una de esas nueve chicas es la primera que aparece en el voluminoso “Libro de hojas de estudio” que recoge la evolución académica de todos los alumnos. Se trata de Cándida Ariza Rodríguez, natural del propio Madridejos, quien por cierto aprobó sin dificultades todos los cursos hasta terminar el bachillerato en 1931. El hecho de que sea la primera es una mera coincidencia porque las matrículas se ordenan por el apellido de los alumnos, pero no deja de ser expresiva.

"Libro de firmas de los alumnos que terminaron el Bachillerato en el Instituto Garcilaso de la Vega, de Madridejos"
Libro de firmas de alumnos

Entre los documentos que conservamos llama la atención un curioso “Libro de firmas” en el que, con cierta ampulosidad, se recogen los autógrafos de los flamantes bachilleres, aunque no sabemos si fueron los primeros o los últimos. En todo caso, de las 400 páginas solo se utilizaron las dos primeras, con las firmas de 23 chicos y solo dos chicas: Mª Dolores Román, de Madridejos, y Flora Clemente, de la vecina Consuegra. Como vemos, se anotaba, junto con el nombre, el lugar de procedencia, por lo general relativamente cercano, aunque hay algunos más exóticos, como Cuenca capital, Torralba (en esa misma provincia), Salamanca o Esguevillas del Esgueva, en Valladolid.

Acta del primer claustro de profesores del Instituto local de Madridejos, en 17 de octubre de 1928.
Acta del primer claustro del Instituto

Como decimos, en octubre de 1928 se inició la actividad. Conservamos el acta del primer claustro de profesores, más protocolario que efectivo, como es lógico, presidido por el alcalde Maximino García “en funciones de Comisario Regio”. La figura del Comisario Regio sería sustituida dos años después por el Director.

"Martín Romero (José). Día 19 de enero de 1939. Con esta fecha queda de único responsable de este Centro el que suscribe, don José Martín Romero, conforme con lo ordenado en telegrama recibido hoy del Sr. Delegado del Ministerio de Instrucción Pública y Sanidad de Madrid. José Martín. el director accidental saliente, Pedro G. Villamayor"
El último funcionario del Instituto

Por desgracia, este Instituto no duró mucho. En 1932 se le concedió el nombre de “Garcilaso de la Vega” y en 1934 pasó a ser un “instituto elemental”. El libro de claustros y el de tomas de posesión y ceses muestran con claridad que durante la guerra civil el Instituto apenas funcionó. En enero de 1939 se hizo cargo del mismo el único funcionario que quedaba allí, llamado José Martín Romero. Tras la victoria definitiva del bando franquista se suprimieron todos los institutos de secundaria excepto los de las capitales de provincia y nuestro centro pasó a ser una escuela de primaria, función que sigue realizando hoy manteniendo también el antiguo nombre del Instituto.

MANUELA Y EUGENIO

Eugenio Hernández era un buen mozo de Talavera, aunque pobre. Durante el año del Señor de 1817 estuvo frecuentando la casa de Bárbara Carrasco, viuda de Tomás Ugena, donde iba a que su hija Manuela le peinara. Y surgió el amor. Así, cuando estaban solos “se propasó a tener libertades y llanezas que [ella] le reprendía y resistía, pero, encendido más y más el fuego de su amor la propuso si quería casarse con él, a lo que respondió que sí”. Eugenio insistía en mantener relaciones sexuales antes de casarse. Tanto insistió que al final “la desfloró y disfrutó su virginidad”. Pero luego, de casamiento nada. Ella, “del desfloramiento y repetidos actos que tuvieron… quedó preñada y dio a luz un niño” que por no poder criarlo “tuvo que darlo a la piedra con el mayor sentimiento y dolor”. Lo de “dar a la piedra” hacía referencia a un nicho que solía haber en la puerta de las inclusas para abandonar allí a los niños recién nacidos. Todo lo anterior lo dice el abogado de Manuela que, indignado por tamaña iniquidad, pide a voces justicia para su defendida.

"...sin faltar a la decencia de su estado, hasta que con el frequente trato, en ocasiones que se hallavan solos, se propasó a tener libertades y llanezas que le reprendía y resistía. pero, encendido ,más y más el fuego de su amor, la propuso si quería casarse con él, a que le respondió que sí, y repitiéndose con el trato y comunicación, se tomó la licencia solo permitida a los maridos. Y posehía del rubor y por otra parte de la inclinación amorosa, aunque insistía condescender a sus torpes deseos, por los llamamientos de su conciencia, avivadas..."
«…pero, encendido más y más el fuego de su amor… se tomó la licencia solo permitida a los maridos…»

Y, efectivamente, empieza el pleito ante el corregidor de Talavera. Primero se pregunta a varios testigos. Por ejemplo, el dueño de la casa donde vivían Manuela y su madre asegura que Eugenio iba con frecuencia y hasta se quedaba a cenar, y que le oyó muchas veces decir que se iba a casar con ella, puesto que tenía un “peujar” para mantenerla; esto es una pequeña porción de tierra que el dueño cede al labrador como parte de su salario. “Y que ha sido tal y tan pública su pasión que no se ha detenido en decirlo a voces, y que se retiró de ella cuando la vio embarazada”. Otro testigo afirma que echó en cara a Eugenio su actitud y que le respondió “que todos los mozos, hasta lograr a una mujer, no se detienen en dar palabras de casamiento”. Incluso el alguacil y el alcalde tuvieron que acudir una noche porque Eugenio estaba discutiendo a gritos con su madre y su hermana que, al parecer, querían impedir el casamiento “porque era cortadora [de telas], como si no lo hubiese sido también su cuñado, marido de una hermana del Eugenio, y el padre de este”.

"...porque aquella hablava con él. Y preguntándole el Sr. Alcalde si estava borracho, le contestó que no, pues solo era por lo referido y porque querían impedirle el casarse con la Manuela porque era cortadora, como si no lo huviese sido también su cuñado (marido de una hermana del Eugenio) y el padre de este. Y, por último, que se havía de casar con ella o havía de hacer modo de que le hechasen a presidio. que haciéndole callar el Sr. Alcalde se retiró conel declarante, y es quanto puede declarar y la verdad bajo el cargo del juramento en que se afirma y ratifica. Y es esta su declaración que le fue leída, expresando ser de edad de treinta y cinco años, y lo firma con su escritura, de que doy fe. Quadros. Josef de Aponte. José Tadeo Holgado de Castañeda"
«…porque querían impedirle el casarse con la Manuela porque era cortadora… se había de casar con ella o había de hacer modo de que le echasen a presidio…»

El 10 de marzo de 1819 declara Eugenio, en presencia de Manuela. Reconoce haber dado palabra de casamiento, pero está seguro que el niño no es suyo y por eso se retractó. Según él, ni siquiera llegaron a mantener relaciones íntimas. Manuela entonces estalla y aporta todos los detalles: “logró por último conocerla carnalmente en la noche del día de la Purísima Concepción del año de mil ochocientos diez y siete, como a la media noche, en casa de su hermano Hipólito, en Calera, en la misma cama que se había hecho para el Eugenio”. Más adelante hubo nuevas relaciones sexuales en su propia casa “como a las siete de la noche a la puerta de su sala” y luego otras ocho o diez veces más.

"En este estado la Manuela, que se halla presente, le reconviene al Eugenio de que se acuerde que después de la pasión que la mostrava, las muchas palabras que la tenía dadas de casamiento y las satisfacciones que disfrutava en su casa de la Manuela, logró por último conocerla carnalmente en la noche del día de la Purísima Concepción del año de mil ochocientos diez y siete, como a la media noche, en casa de su hermano Ypolito, en Calera, en la misma cama que se havía hecho para el Eugenio. Dijo que es incierto quanto la Manuela le recarga."
«…logró por último conocerla carnalmente en la noche del día de la Purísima Concepción…»

Eugenio, acorralado, afirma que en esa habitación entraban hombres a deshora, casados y solteros, incluso con regalos, quedándose a dormir. La indignada muchacha da cumplidas explicaciones: se trata de un lavandero que a veces se quedaba a dormir, pagando por ello, pero en esas ocasiones Manuela dormía en otra habitación y en la misma cama que su hermana y su madre. Y el regalo fue “un pañuelo de naranjas” que un conocido que iba a la habitación vecina regaló a su madre y que, por cierto, acabó comiéndose el mismo Eugenio. Este insiste, sin embargo, en que el niño no es suyo y que “cosa que no ha comido no quiere escotar”. Como vemos, todas estas declaraciones están llenas de sabrosas expresiones populares.

"Talavera. Año de 1818. Manuela Ugena, moza soltera, de esta vecindad, con Eugenio Hernández, también mozo soltero, sobre cumplimiento de palabra de matrimonio y demás que resulta. Juez: el Sr. Corregidor. Escribano: Rivera. Procuradores: Castro, Molina".
Portada del proceso judicial

El abogado de Manuela pide nada menos que ocho años de presidio o bien que cumpla la palabra de matrimonio. A esto último se niega Eugenio y, como es pobre de solemnidad, el corregidor determina “caución juratoria”, es decir, que no pueda salir de Talavera y sus arrabales y que se presente ante la autoridad cada cierto tiempo. Es el 28 de abril. Tres semanas después el joven se presenta ante la justicia, pero nuestro expediente termina aquí. Quizá ninguna de las dos partes tuviese dinero o ganas de seguir adelante y no sabemos si ambos jóvenes se casaron o si dedicaron el resto de sus vidas a odiarse cordialmente.

UN AUTOR TOLEDANO CASI DESCONOCIDO: GASPAR DE BARRIONUEVO

Gaspar de Barrionuevo y Carrión fue uno de esos dramaturgos del Siglo de Oro considerados de segunda fila pero que, si hubiera nacido en otro momento, quizá hubiera merecido otros honores. En todo caso, forma parte de la multitud de literatos de buen nivel sobre los que se alzaron los genios del siglo XVII como Calderón de la Barca o Lope de Vega. Precisamente Lope fue amigo de Barrionuevo, al que dirige alguno de sus poemas. El profesor Abraham Madroñal estudió su vida en un artículo publicado en la revista “Voz y letra” en 1993, donde utilizó un documento que tenemos en nuestro archivo y del que nos queremos ocupar hoy.

Página del protocolo notarial escrita en letra procesal, con el inicio de la petición de Gaspar de Barrionuevo.
Cabeza del expediente

Se trata de un expediente promovido por el propio Barrionuevo, quien en febrero de 1612 se presenta ante el alcalde ordinario de Toledo pidiendo se haga información pública de su hidalguía y limpieza de sangre. Declara ser contador (efectivamente, lo fue de diversas campañas militares) y vecino de Toledo. Es hijo legítimo de Miguel de Carrión y María de Barrionuevo, nieto por parte de padre de Gaspar de Carrión y de Inés Álvarez, y por parte de madre de Diego de Barrionuevo y Lucrecia Vázquez, todos vecinos de Toledo. Declara ser cristiano viejo “limpio de toda raza de moros y de judíos de los nuevamente convertidos a nuestra Santa Fe Católica”, al igual que lo fueron sus ascendientes. Es soltero, “no sujeto a matrimonio ni a religión mayor, de veinticinco años” de edad.

Firma de Gaspar de Barrionuevo
Firma de Gaspar de Barrionuevo

Para justificar su pretensión, pide que se examinen algunos documentos que aporta y se interrogue a algunos testigos, y que luego se le entreguen “uno o dos traslados o los que a mi derecho convengan” convenientemente autorizados. Empieza presentando la fe de bautismo “sacada de los libros de la parroquia de San Miguel el Alto”, aunque en nuestro protocolo no aparece la copia de este documento. Enseguida, Barrionuevo afirma que Miguel de Carrión Pardo, primo de su padre, “tiene una ejecutoria de hijodalgo, de la cual yo me tengo de aprovechar como descendiente del que la litigó y ganó”. Sigue una diligencia del alcalde mayor de Toledo para que se cumpla la petición.

Página escrita en letra procesal con el inicio del interrogatorio para los testigos.
Interrogatorio

En primer lugar, se presenta y esta vez sí se copia el testimonio de hidalguía de Alonso de Albarrán, pariente de nuestro protagonista “una información ad perpetuam rei memoriam escrita en pergamino con cubierta de bartán (¿?) plateado en la cual hay tres iluminaciones” testimoniando la hidalguía de Baltasar de Carrión, hermano del abuelo de nuestro protagonista. Por cierto que a este Baltasar se le apoda “el Jinete”, no sabemos por qué.

Página del protocolo escrita en letra procesal con la solicitud de Barrionuevo de que se interrogue a los testigos y se admita su fe de bautismo.
Solicitud de Barrionuevo para que se interrogue a testigos y se admita su fe de baustismo.

Tras la copia del documento viene el interrogatorio de los testigos, escrito y firmado por el propio Barrionuevo. Se pregunta si conocen al contador y a sus padres, abuelos y hermanos, y si todos ellos son hijos de legítimo matrimonio, hidalgos, cristianos viejos sin mezcla de judíos ni moros, y que no han sido sentenciados por la Inquisición. Y, por fin, las declaraciones de los testigos conforme al interrogatorio. Se presentan seis testigos: Gaspar de Carrión, Pablos del Rincón, Fernando Díaz del Valle, el bonetero Francisco Martín y los “maestros del arte de la seda” Gonzalo de Valdivieso y Luis de Yepes. Todo el proceso duró tres días, del 9 al 12 de febrero, y ocupó 22 folios. Es probable que todo este interés esté relacionado con la pretensión de Barrionuevo de ordenarse sacerdote, cosa que finalmente no consiguió.