Como es sabido, la práctica de calificar desde el punto de vista moral las películas es casi tan antigua como el mismo arte cinematográfico. En España las primeras normas datan de noviembre de 1912, cuando se obliga a los exhibidores de películas a obtener permiso previo del Gobierno Civil, que podrá asesorarse de una comisión específica nombrada por la Junta de Protección a la Infancia. Desde entonces, diversos organismos han venido ejerciendo esta labor, con mayor o menor grado de severidad. A partir de 1985 esta calificación, que tiene carácter meramente orientativo, la realiza el Instituto de la Cinematografía y Artes Audiovisuales, dependiente del Ministerio de Cultura y Deporte

En realidad, el Ministerio de Cultura se hizo cargo de esta labor ya desde su creación en 1977. En consecuencia, a partir de ese año en sus Delegaciones Provinciales se formaron ficheros que incluían todas las películas en exhibición o distribución, especificando su calificación moral. En la fotografía tenéis el fichero que mantenía la delegación de Toledo y que hoy conservamos en el AHPTO. No nos hemos puesto a contar las fichas, pero, como veis, son unas cuantas, reflejo de la gran actividad cinematográfica del momento.


Las fichas son muy escuetas y se ordenan alfabéticamente por de títulos. La primera se llama “Aberraciones sexuales de un diputado”, una película española de 1982 que fue calificada como “S”. En efecto, las calificaciones señalaban tramos de edad, pero en algunos casos se utilizaba la “S” para indicar películas con explícito contenido sexual o violento. Lo cierto es que esta calificación llegó a hacerse bastante popular en la época y en nuestro fichero hay un buen número de películas con esta marca. En algunos casos, por lo visto, esta calificación se quedaba corta y algunos films se reservaban para “Salas especiales”, como el franco-brasileño “Annie, la virgen de Saint-Tropez”, rodada en 1975 pero estrenada en España en 1983.


Sin embargo, en el fichero hay películas de todo tipo. Por ejemplo, para la comedia norteamericana “Santísimo Moisés”, de 1980, parece que hubo dudas y se califica como “empatada” entre mayores de 14 años y mayores de 16. Tampoco faltan las películas hoy completamente desconocidas, como este cortometraje español llamado “Salve Poyo” (sic) del que no hemos conseguido obtener ninguna noticia más


Y, naturalmente, también aparecen trabajos de mayor fuste, como “Zelig”, de 1980 (que es la última del fichero) o el reestreno de “Encadenados”. La obra de Woody Allen se califica para todos los públicos pero el clásico de Hitchcock se reserva a mayores de 14 años.