Gaspar de Barrionuevo y Carrión fue uno de esos dramaturgos del Siglo de Oro considerados de segunda fila pero que, si hubiera nacido en otro momento, quizá hubiera merecido otros honores. En todo caso, forma parte de la multitud de literatos de buen nivel sobre los que se alzaron los genios del siglo XVII como Calderón de la Barca o Lope de Vega. Precisamente Lope fue amigo de Barrionuevo, al que dirige alguno de sus poemas. El profesor Abraham Madroñal estudió su vida en un artículo publicado en la revista “Voz y letra” en 1993, donde utilizó un documento que tenemos en nuestro archivo y del que nos queremos ocupar hoy.

Se trata de un expediente promovido por el propio Barrionuevo, quien en febrero de 1612 se presenta ante el alcalde ordinario de Toledo pidiendo se haga información pública de su hidalguía y limpieza de sangre. Declara ser contador (efectivamente, lo fue de diversas campañas militares) y vecino de Toledo. Es hijo legítimo de Miguel de Carrión y María de Barrionuevo, nieto por parte de padre de Gaspar de Carrión y de Inés Álvarez, y por parte de madre de Diego de Barrionuevo y Lucrecia Vázquez, todos vecinos de Toledo. Declara ser cristiano viejo “limpio de toda raza de moros y de judíos de los nuevamente convertidos a nuestra Santa Fe Católica”, al igual que lo fueron sus ascendientes. Es soltero, “no sujeto a matrimonio ni a religión mayor, de veinticinco años” de edad.

Para justificar su pretensión, pide que se examinen algunos documentos que aporta y se interrogue a algunos testigos, y que luego se le entreguen “uno o dos traslados o los que a mi derecho convengan” convenientemente autorizados. Empieza presentando la fe de bautismo “sacada de los libros de la parroquia de San Miguel el Alto”, aunque en nuestro protocolo no aparece la copia de este documento. Enseguida, Barrionuevo afirma que Miguel de Carrión Pardo, primo de su padre, “tiene una ejecutoria de hijodalgo, de la cual yo me tengo de aprovechar como descendiente del que la litigó y ganó”. Sigue una diligencia del alcalde mayor de Toledo para que se cumpla la petición.

En primer lugar, se presenta y esta vez sí se copia el testimonio de hidalguía de Alonso de Albarrán, pariente de nuestro protagonista “una información ad perpetuam rei memoriam escrita en pergamino con cubierta de bartán (¿?) plateado en la cual hay tres iluminaciones” testimoniando la hidalguía de Baltasar de Carrión, hermano del abuelo de nuestro protagonista. Por cierto que a este Baltasar se le apoda “el Jinete”, no sabemos por qué.

Tras la copia del documento viene el interrogatorio de los testigos, escrito y firmado por el propio Barrionuevo. Se pregunta si conocen al contador y a sus padres, abuelos y hermanos, y si todos ellos son hijos de legítimo matrimonio, hidalgos, cristianos viejos sin mezcla de judíos ni moros, y que no han sido sentenciados por la Inquisición. Y, por fin, las declaraciones de los testigos conforme al interrogatorio. Se presentan seis testigos: Gaspar de Carrión, Pablos del Rincón, Fernando Díaz del Valle, el bonetero Francisco Martín y los “maestros del arte de la seda” Gonzalo de Valdivieso y Luis de Yepes. Todo el proceso duró tres días, del 9 al 12 de febrero, y ocupó 22 folios. Es probable que todo este interés esté relacionado con la pretensión de Barrionuevo de ordenarse sacerdote, cosa que finalmente no consiguió.