LA BANDA DE GUADAMUR EN 1845

En estos días de confinamiento vamos a hablar de bandas de música para recordar las fiestas de nuestros pueblos, cuando todo podíamos juntarnos, tocarnos, charlar, beber y bailar juntos.  Pronto lo volveremos a hacer pero, mientras tanto, aquí tenemos una fotografía de una banda de música de una localidad toledana desconocida, fechada probablemente a principios del siglo pasado. Y, además, podemos echar una ojeada a este documento sobre la banda de música de Guadamur.

Foto de la banda de música

La banda de música de Guadamur se creó en 1835. No solo es, pues, una de las formaciones musicales más antiguas de nuestra provincia, sino que también puede presumir de haber venido funcionando desde entonces de forma ininterrumpida. Pero para formar una banda de música, como saben todos los que forman parte o se relacionan con ellas, no basta con reunirse y tocar, sino que son necesarias determinadas formalidades. Así que en 1845 el fundador y director de la banda, José Guillermo Sánchez, se presentó ante el notario de la localidad junto con sus compañeros a constituir la sociedad que dará cobertura legal a la formación. La escritura en cuestión nos revela algunos aspectos interesantes del funcionamiento interno de estos grupos a mediados del siglo XIX.

Escritura

Lo primero es dejar claro que el director es el mencionado Guillermo (este es su apellido, por supuesto). Por cierto, que sabemos que esta persona, además de músico, fue sacristán de la parroquia y condueño del castillo que es, sin duda, el principal atractivo de la localidad. Pero volvamos a la orquesta. Como cualquier asociación, deberá llevar un libro con las cuentas y “en que se entienda todo lo que se trate en provecho de la Corporación”; poco después se llamará a este el “libro de actas”. A continuación se establecen las “academias”, es decir, los ensayos, a los que todos deben asistir sin excusa, bajo pena de graves multas “aunque avisase”. Más adelante se especifica que las academias se celebrarán en local adecuado, y se iniciarán “a la segunda señal del toque de bombo”. El margen para llegar será la interpretación de la primera pieza, de forma que el que llegase antes de finalizar esta primera pieza pagaría solo la mitad de la multa por inasistencia. También se establecen multas para el que faltase a cualquiera de las funciones, al que se marchase “estando tocando” y para el que abandonase la formación antes del plazo de un año.

Escritura

Se autoriza al director a contratar todas las funciones “sacando el mejor partido” y debiéndolo comunicar en la primera academia. Y dice la cláusula quinta: “De cada función que se perciban intereses se abonará al director veinte reales más que corresponda a cada individuo, pero será obligación suya el dar sacadas las piezas necesarias, dándole papel para ello”; en otras palabras, que el director será el que pase a pentagrama todas las piezas, recibiendo para ello el papel necesario y veinte reales. Eso sí, la banda deberá tocar gratis “el día del Señor [Cristo de la Piedad, 14 de septiembre], la función de San Antón [17 de enero] y la misa del Gallo de cada año”. Finalmente se menciona a los “novicios”, que solo podrán salir a tocar con la orquesta cuando supiesen al menos la mitad del repertorio, y percibirán la mitad de las gratificaciones.

Firmas

El documento termina con las firmas del notario y de los doce miembros de la agrupación que sabían hacerlo. Encontramos la firma del promotor, José Guillermo, en el sexto lugar de la columna de la derecha.

JAZZ EN LA MANCHA

El próximo viernes día 22 es Santa Cecilia, la patrona de la música. Nuestro archivo guarda muchos documentos relacionados con la música y los músicos, pero esta vez hemos querido fijarnos en la música popular contemporánea, lo que podríamos denominar genéricamente “música moderna” y hace un siglo se llamaba “jazz”, sin hacer muchas más distinciones.

Grupo de jazz

Como es sabido, el jazz es un estilo musical originado en la costa suroriental de los Estados Unidos a finales del siglo XIX, producto de la combinación de varios elementos musicales previos, como la música negra tradicional, el blues o el ragtime. Durante mucho tiempo, la palabra “jazz” identificó casi cualquier música no reconocida como “clásica” ni tradicional. Con esta idea, hacia finales de la década de 1920 llegaron a España los primeros músicos y orquestas dedicados a este tipo de música, que pronto hizo furor por nuestras tierras como en todo el mundo. Parece ser que la primera actuación de jazz registrada en nuestro país tuvo lugar en Barcelona en 1929, pero pronto se difundió por todas partes. Así lo demuestra esta foto, tomada en la plaza de toros de Albacete en 1930, que presenta al grupo “The Black Stars Band” a punto de tocar para el público manchego. Este grupo estaba liderado por Aquilino Calzado González, “El Negro Aquilino” —probablemente, en el centro con sombrero de copa—, también llamado “el Saxofón Humano”, quien pronto se haría popular al introducir el saxofón en el flamenco. Grabaría varios discos e incluso le salió un rival, Fernando Vilches “El Profesor”, y ambos llenaban las plazas de toros con sus competiciones de virtuosismo flamenco al saxo. Todavía hoy pueden encontrarse por Internet reediciones de sus discos de las décadas de 1930 y 1940, en los que colabora nada menos que un joven Sabicas.

Grupo musical

Pero no todos los músicos pudieron realizar “fusiones” de tanto nivel. Las sencillas orquestas, que pocos años antes deleitaban al personal con jotas y seguidillas, tuvieron que adaptarse con rapidez porque, entonces como hoy, el público exigía que se interpretasen las canciones populares del momento. Así que los músicos no solo aprendieron qué significaba el “jazz” y los ritmos que englobaba este término, sino que también debieron incluir nuevos instrumentos. En esta otra foto, tomada en Villalgordo del Júcar en 1935, la “Orquestina Ideal Jazz” ha incorporado una rudimentaria —desde nuestro punto de vista actual, por supuesto— batería, cuyo intérprete se destaca del resto por su colorido atuendo y su pose rebelde. El “mestizaje”, como diríamos hoy, incluye otros instrumentos ya menos exóticos pero también característicos del jazz, como el clarinete, la trompeta y el saxofón y hasta una flauta en manos del que, a todas luces, es el miembro más joven del grupo, mientras que la fuerza de la tradición se mantiene en el acordeón. Hay que decir que este grupo rural compartió nombre con otras orquestas mucho más sofisticadas y que funcionaron por los mismos años en Villena o Binéfar, y hasta se ha impulsado un festival de jazz en esta última localidad con el nombre de “Ideal Jazz”.

LAS CARAS DE LA MÚSICA

Hoy, 21 de junio, es el Día Internacional de la Música. Con ese motivo, os presentamos dos de nuestros descubrimientos más recientes. Se trata de dos folios dobles de pergamino con música impresa, que habían sido reutilizados como refuerzo de la encuadernación de sendos protocolos de 1548, uno del notario Juan de Sotelo y otro de su colega Diego Sánchez.

Los dos folios proceden de la misma obra, el Officiarum Toletanum, impreso en Alcalá de Henares por Arnao Guillén de Brocar en  1517.  Se trata de un “gradual”, palabra que designa un canto litúrgico determinado pero que también se utilizaba para designar los libros que recopilaban todas las músicas de la misa; hoy lo llamaríamos “cancionero litúrgico”. El gradual se imprimió a instancias del cardenal Cisneros, quien también encargaría al mismo impresor su celebérrima Biblia Políglota. Así que estamos ante el trabajo de uno de los impresores más famosos del siglo XVI. Por cierto, que la identificación de la obra de la que proceden estos documentos se la debemos (y agradecemos) a Isidoro Castañeda, archivero de la Catedral de Toledo.

De este gradual se conservan varios ejemplares, pero ninguno completo. Uno de los mejor conservados se encuentra hoy en la Biblioteca Histórica Municipal de Madrid y podéis consultarlo digitalizado en la estupenda web Memoria de Madrid. Ahí podemos comprobar que nuestras hojas se corresponden con las imágenes 19 y 20 (para las encontradas en el protocolo de Sotelo) y 21-22 (para el caso de Sánchez), lo que indica que alguien utilizó de manera sistemática un ejemplar completo del libro para este menester, de manera que no es improbable que aparezcan nuevas hojas.

Algunos otros detalles de estos documentos merecen nuestra atención. Ambos presentan las clásicas arrugas y pliegues, producto de la humedad, aunque el del protocolo de Sánchez está bastante más deteriorado. Pero lo más curioso son, sin duda, las caras que se dibujan al principio de algunas de las melodías. Aunque es un recurso estético relativamente habitual, aquí encontramos varias caras diferentes, algunas en actitud de cantar. En fin, digamos que estas dos hojas corresponden al oficio de sendas misas del tiempo de Pascua: una de la feria VI post pascua, es decir, el viernes de la Octava de Pascua, y la otra del sábado in albis, que corresponde al día siguiente, el sábado inmediatamente posterior al Domingo de Resurrección.