EL MOSAICO DE CALERA Y CHOZAS

En abril de 1966 un agricultor llamado Benedicto de Ana, vecino de Calera y Chozas, hace saber al su alcalde que ha encontrado unos fragmentos de mosaico que podrían ser de interés. Al día siguiente, el regidor fue a casa del joven agricultor y su madre le entregó “un envuelto conteniendo los fragmentos del mosaico y un trozo de mármol blanco”. El alcalde, Isidro García y García del Valle, no dudó en identificarlos como restos romanos.

Informe del alcalde de Calera y Chozas sobre el descubrimiento del mosaico
Informe del alcalde de Calera y Chozas sobre el descubrimiento del mosaico

Inmediatamente trató de comunicarse con el Gobernador Civil, pero tuvo que conformarse con dar la noticia a su secretario particular, prometiendo un informe exhaustivo que, efectivamente, envió a los pocos días y que hoy conservamos en nuestro archivo. A la vez, se trasladó al lugar del descubrimiento, junto al arroyo de Covisa, acompañado por el farmacéutico local, “gran aficionado a la fotografía”, y ambos quedaron asombrados al comprobar que, efectivamente, se trataba de los restos de un hermoso mosaico que les causó “una impresión maravillosa”. Incluso levantó un detallado croquis del lugar. Por desgracia, las fotografías a las que alude en su informe no han llegado hasta nosotros, o al menos no las hemos encontrado.

Croquis del lugar del hallazgo del mosaico
Croquis del lugar del hallazgo del mosaico

D. Isidro no dudó en ordenar la paralización de los trabajos que habían hecho aflorar estos restos, que eran los de un segmento del Canal Bajo del Alberche y pedir un guarda a la Hermandad Sindical de Labradores y Ganaderos “con la orden de que, fuera quien fuese, no se llevase del lugar ni el más pequeño pedazo que pudiera pertenecer al mosaico”. La verdad es no podemos menos que aplaudir a este alcalde. Por cierto, que actualmente lleva su nombre una de las calles del municipio, no sabemos si por este hecho o por otros motivos.

Informe de la directora del Museo de Santa Cruz sobre el hallazgo del mosaico de Calera y Chozas
Informe de la directora del Museo de Santa Cruz sobre el hallazgo del mosaico de Calera y Chozas

Pero volvamos a abril de 1966. El diligente prócer local no solo informó al Gobernador Civil, sino que también comunicó con la directora del Museo de Santa Cruz, Matilde Revuelta, quien con no menor rapidez se desplazó al lugar. La arqueóloga calificó el hallazgo de “muy interesante” y también elogió la actitud del alcalde quien, según la nota marginal, fue oficialmente felicitado por su colaboración. Ella misma dice que informó igualmente a la Dirección General de Bellas Artes, entonces responsable de estas cuestiones e inició los trámites para el traslado del mosaico al Museo provincial.

Mosaico de Calera y Chozas instalado en  el Museo Etnográfico de la localidad.
Mosaico de Calera y Chozas. Fuente: Ayuntamiento de Calera y Chozas

Ahora ya es momento de detenernos en el mosaico en cuestión, que ha sido estudiado por Sergio de la Llave en 2010. Este investigador lo describe como una “composición geométrica de meandros de esvásticas con cuadrados”, de la que se habían conservado diez fragmentos de unos 75 cm2 cada uno. Concluye que pueden datarse hacia la segunda mitad del siglo IV de nuestra era y que se relacionan con otros restos similares encontrados en lugares relativamente cercanos como Rielves, Malpica de Tajo o Alcaudete de la Jara. Dice también que la primera noticia pública la dio Fernando Jiménez de Gregorio en una nota periodística en 1989, 23 años después del descubrimiento. Además, afirma que la documentación administrativa correspondiente de la Consejería de Cultura data el descubrimiento nada menos que de 1992 y por una persona diferente. Probablemente se trate de un segundo grupo de mosaicos, puesto que, según la página web del Ayuntamiento de Calera y Chozas, la colección en 2014 constaba de 24 fragmentos. Fue precisamente en 2014 cuando el mosaico se trasladó desde el Museo de Santa Cruz hasta el flamante Museo Etnográfico de Calera, donde se conserva hasta hoy. Con motivo de este traslado, el Ayuntamiento elaboró un interesante vídeo relatando las vicisitudes del mosaico aunque, eso sí, sin nuestra documentación.

TESOROS Y TESORILLOS

Buena parte de los objetos que hoy podemos contemplar y estudiar en los museos proceden de hallazgos más o menos casuales. Es importante recordar que, cuando se encuentre cualquier objeto que parezca antiguo o interesante, debe informase inmediatamente a la autoridad para que se evalúe si el objeto merece pasar a algún museo. Hoy os vamos a contar tres casos de conjuntos de monedas, convencionalmente llamadas “tesoros” o “tesorillos”, encontradas en la provincia de Toledo. Pero antes tenemos que agradecer la colaboración de nuestros compañeros del Museo de Santa Cruz, en especial a su director, Fernando Fontes, y a la conservadora Estrella Ocaña, quienes nos han proporcionado muchos de los datos que nos faltaban sobre estos hallazgos.

El más conocido es el llamado “Tesoro de Borox”, al que el numismático José María López Aranda dedicó una monografía en 2014. Se trata de doce piezas de oro que se encontraron en marzo de 1964 en una casa de esa localidad cuando unos trabajadores que estaban transportando patatas informaron a la dueña de su aparición en el suelo y la pared de la habitación. La propietaria avisó a la Guardia Civil, que por su parte rindió informe al Gobernador Civil, advirtiendo que habían podido identificar algunas fechas, entre 1689 y 1709, y también que algunas de las monedas eran de procedencia portuguesa y francesa. Hoy, el “Tesoro” se conserva en el Museo Arqueológico Nacional.

En agosto de 1961 se produjo un descubrimiento similar cuando se hacían obras en una casa de Dosbarrios. En esta ocasión se trataba de casi un centenar de monedas de plata de los reinados de Carlos III y Carlos IV, que fueron a parar también el Museo Arqueológico Nacional. Nuestros documentos nos cuentan el trasiego de las monedas, que fueron entregadas por la propietaria a la Guardia Civil de su pueblo, quien las depositó en el Juzgado de Paz, de donde pasaron al Juzgado de Primera Instancia de Ocaña, cuyo titular las depositó en la sucursal del Banco de España en esa localidad y de allí salieron por fin para el mencionado Museo. Además, nos enteramos de que la indemnización que legalmente corresponde tanto al hallador como a la propietaria del terreno tardó más de dos años y medio en pagarse, previa protesta de los interesados.

Muy distinto es el tercer y último caso que os presentamos. Se trata de un importante conjunto de más de 600 monedas que en julio de 1939 fueron incautadas por la Comisión Provincial de Incautación de Bienes, de la que ya os hablamos hace algún tiempo. La Comisión pidió informe al director de la Biblioteca, quien se lo pasó al del Museo, Francisco de Borja San Román. Este dictaminó que la mayor parte de las piezas procedían del reinado de Fernando VII, pero que también había algunas extranjeras y, sobre todo “una ibérica y otra de Alfonso VII acuñada en Toledo”. San Román esperaba que este conjunto se quedase en el Museo de Santa Cruz, y en efecto así sucedió en un primer momento. Pero los documentos que conserva el Museo indican que en julio de 1941 las monedas fueron devueltas a su propietario anterior y hoy desconocemos su paradero.

EL MUSEO DE CERÁMICA DE TALAVERA DE LA REINA

Como todos sabéis, hace pocos días la UNESCO ha declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad las cerámicas de Talavera de la Reina y Puente del Arzobispo, junto con las de Tlaxcala y Puebla, en México. Vaya por delante nuestra felicitación a todos los talaveranos y puenteños, así como a nuestros amigos mexicanos.

Quizá el lugar donde mejor pueda disfrutarse de esta artesanía en España sea el Museo Ruiz de Luna, en Talavera de la Reina. El Museo se creó para recoger la colección de cerámicas que había ido recopilando a lo largo de su vida el gran ceramista Juan Ruiz de Luna Rojas (1863-1945), nacido en la localidad de Noez aunque vivió casi toda su vida en Talavera. Ruiz de Luna instaló su colección en unas dependencias de su propia fábrica, el alfar “Nuestra Señora del Prado”. En las fotografías podemos ver al propio Ruiz de Luna en una de las estancias de su museo, y también una vista parcial de las instalaciones, con la Colegiata y la iglesia de santa Catalina al fondo.

Sin embargo, esta industria hubo de cerrar en 1961 y dos años después el Estado, en colaboración con la Diputación Provincial y el Ayuntamiento de Talavera, adquiere la colección para evitar su dispersión, con la idea de crear un “Museo de Cerámica”. Pero, como desgraciadamente ocurre con frecuencia, pasaron muchos años hasta que el museo fuese una realidad. Mientras tanto, se barajaron diversas opciones para su ubicación. En el fondo del Gobierno Civil conservamos el expediente de uno de esos intentos, que resultaría fallido. Se trata del inmueble que actualmente ocupa la Delegación de Servicios de la Junta de Castilla-La Mancha en la ciudad, en la emblemática Plaza del Pan, cerca de la antigua fábrica de cerámica. El edificio se construyó como vivienda en el siglo XVI y había tenido varios usos, desde Ayuntamiento hasta Instituto provincial. Después de la guerra civil se convirtió en colegio con el nombre de Miguel de Cervantes. En 1972 el Ayuntamiento, que era el propietario del inmueble, decidió cederlo al Estado para instalar el Museo de Cerámica. Como es natural, el inquilino, es decir, el citado colegio, presentó todas las reclamaciones posibles pero, como vemos por los documentos, fueron rechazadas y finalmente se autorizó esta cesión.

Pero algo debió de ocurrir después, porque, como sabemos, el museo nunca llegó a instalarse en ese edificio. En 1992, cuando fue declarado Bien de Interés Cultural, el colegio Cervantes seguía allí y actualmente alberga la Delegación de Servicios de la Junta de Castilla-La Mancha. Será precisamente la administración autonómica la que impulse la construcción definitiva del museo. Nada más recibir su gestión de manos del Estado, en 1984, se inició el proyecto para instalar el “Museo Ruiz de Luna” en el antiguo convento de San Agustín, el cual se abrió al público por fin en febrero de 1996. Posteriormente, en marzo de 2013, se inauguró una ampliación de sus instalaciones.

SANTA FE

Como sabéis casi todos los que vivís cerca de Toledo, hoy se inaugura la colección de arte de Roberto Polo, en el antiguo convento de Santa Fe. Con este motivo, os ofrecemos algunos de los documentos que conservamos referidos a este lugar.

El convento de Santa Fe fue fundado en el siglo XIII por la Orden de Calatrava en una zona que había sido en época musulmana el “alficén”, es decir, el recinto amurallado. A principios del siglo XVI, tras un fugaz paso por la orden de la Concepción Francisca, pasó a las Comendadoras de Santiago, momento en que se debieron hacer importantes obras. Las Comendadoras se mantuvieron aquí durante cuatro siglos hasta que a principios del siglo XX, debido a la escasez de vocaciones, alquilaron parte de su convento a la orden de la Sagrada Familia de Loreto, conocida como “ursulinas”, que establecieron allí un colegio. En 1935 el Estado se incautó de la zona ocupada por las monjas santiaguistas, que se trasladaron a una parte del convento de Santo Domingo el Real, donde permanecen todavía hoy.

Alzado del convento de Santa Fe de Toledo

El edificio, por su parte, iba a ser destinado a sede del Banco de España, pero la guerra civil frustró el proyecto y finalmente fue ocupado por completo por las ursulinas y su colegio, que sin embargo también acabaron marchándose en 1973. En ese momento el Estado se hizo cargo directamente del edificio como ampliación del vecino Museo de Santa Cruz, situación en la que permanece hasta hoy. En nuestro archivo conservamos los expedientes de algunas obras de consolidación o restauración realizadas por el Ministerio de Cultura en estos años, como una de 1982 a la que pertenece este alzado.

Retrocediendo en el tiempo, encontramos una fotografía del ábside mudéjar, resto del primitivo convento calatravo, fechada en 1963, y una imagen parcial del claustro de la década de 1950, en la época del colegio de ursulinas. La fotografía datada más antigua que poseemos es anterior a la marcha de las Comendadoras en 1935, porque aparece en ella una monja de esta orden leyendo en el claustro. Todas estas fotos pertenecen al fondo “Rodríguez”.

Este convento, como parte de la Orden de Santiago, sufrió la desamortización del siglo XIX y, por tanto, su documentación fue a parar al Archivo Histórico Nacional. No obstante, como era habitual, algunos documentos permanecieron en la Delegación de Hacienda de Toledo y hoy están en nuestro archivo. En concreto, conservamos dos libros de censos datados en el siglo XVIII.