LA POSADA DE LA HERMANDAD

Hoy dedicamos nuestro post a uno de los edificios más conocidos de la ciudad de Toledo: La Posada de la Hermandad. Como es sabido, la Santa Hermandad fue una institución creada por los Reyes Católicos, sobre la base de diferentes “hermandades” que funcionaron en Castilla al menos desde el siglo XIII, con la misión básica de mantener el orden en los campos y lugares que no contasen con su propia fuerza pública. Entre otros muchos privilegios, contaba con su propio sistema de justicia y su propia cárcel. El edificio que nos ocupa se destinó a sala de justicia y a cárcel de la Hermandad en Toledo. Los reyes borbones reducirían mucho su capacidad de actuación, y finalmente la Santa Hermandad fue suprimida en 1835.

La sede toledana fue desamortizada y vendida a un particular. En 1858 se convirtió en posada y en 1909 obtuvo la categoría de “Monumento arquitectónico”. Tras la guerra civil la propiedad fue repartida y el inmueble entró en mayor decadencia. En 1956 fue expropiada por el Estado, quien lo utilizó de forma intermitente para actividades culturales hasta cederla dos años después al Ayuntamiento, quien instalaría un “Museo de la Santa Hermandad” del que se tienen pocos datos. Las fotografías que os mostramos, de la fachada del edificio y de la Sala Capitular, corresponden a esta época de aproximadamente primera mitad del siglo XX.

En marzo de 1968 se concede permiso al hebraísta norteamericano Don A. Halperin, de la Universidad de Florida en Gainesville, para excavar en la Posada de la Hermandad. Sin duda, esta excavación, financiada por el propio Halperin o por su universidad, está relacionada con su libro sobre las antiguas sinagogas de la Península Ibérica que publicaría un año después. En el archivo del Instituto del Patrimonio Cultural de España se encuentra un proyecto de restauración de esos mismos años, del que fue responsable principal el arquitecto José Manuel González Valcárcel, pero no sabemos si esta restauración y la excavación del profesor norteamericano estuvieron relacionadas. En todo caso, en el permiso de excavación no se alude al “Museo de la Santa Hermandad”, por lo que debemos suponer que había dejado de funcionar. Al parecer, en 1978 el edificio albergaba a una asociación cultural.

El que sí conocemos bien es el proyecto de restauración integral que se aprobó en diciembre de 1980, bajo la dirección del arquitecto Jaime Nadal Uriguen. Los trabajos duraron dos años y, en general, dejaron el edificio tal como lo podemos ver hoy. En el expediente de contratación se alude a que la última restauración se realizó veinte años atrás (en realidad, como hemos visto, fueron solo once años), y el estado general del edificio es calificado de “semi-ruina”. En los planos que os ofrecemos se incluyen anotaciones sobre algunas de las actuaciones principales de este proyecto. Desde este momento, el edificio, cedido de nuevo al Ayuntamiento, ha albergado diferentes proyectos culturales y turísticos. Podéis encontrar más detalles, así como bibliografía, en este post de José García Cano.

LA COLEGIATA DE TALAVERA

Una de las series documentales más llamativas y, a la vez, menos conocidas de nuestro archivo son los expedientes de restauración de monumentos. Se trata de un conjunto que supera los 150 expedientes, cada uno producido como consecuencia de la restauración de algún monumento histórico o artístico de nuestra provincia, realizadas por el Ministerio de Cultura entre los años 1971 y 1994, aunque la mayoría se datan en los años 80 del siglo pasado. Hoy nos vamos a fijar en la restauración que entre 1981 y 1985 se realizó a uno de los más importantes monumentos arquitectónicos de nuestra provincia: la Colegiata de Talavera de la Reina.

Fachada de  la Colegiata de Talavera

Parece que el solar de este templo hubo ya un templo romano y quizá también visigodo. Lo que sí está claro es que desde muy poco tiempo después de ser conquistada la ciudad por los cristianos a los musulmanes, esta iglesia ya gozaba de preeminencia sobre las demás. Por ejemplo, sabemos que de ella partía la solemne procesión del Domingo de Ramos. A principios del siglo XIII consigue el estatus de “colegiata”, es decir, que contaba con un “colegio” o “cabildo” de sacerdotes encargados de su administración, presididos por un “deán”, mientras que las parroquias normales solo contaban con un párroco. Para los que no estéis muy duchos en estas cuestiones conviene aclarar que las “catedrales” también cuentan con un cabildo y un deán, pero además son sede de la “cátedra” del obispo. Es decir, que nuestra iglesia tenía cabildo y deán, pero no obispo.

Alzado de la fachada

El magnífico templo se construyó en sus líneas fundamentales entre los siglos XV y XVI en un estilo gótico mudéjar, al que se añadieron algunos espacios en el siglo XVIII, singularmente el cuerpo superior de la airosa torre. Sufrió bastante con la invasión francesa y después con un grave incendio en 1846. Todo ello contribuyó a que perdiera su condición colegial en 1851, quedando reducida a simple parroquia. Sin embargo, no ha dejado de ser considerada la más importante iglesia de la ciudad hasta hoy.

Como es natural, a lo largo de su historia el edificio ha sufrido abundantes reformas y restauraciones. En nuestro archivo hemos encontrado rastro de dos restauraciones recientes. De una de ellas, realizada en 1963, solo sabemos que se trató de una intervención en las cubiertas y poco más. Pero de la que se desarrolló entre 1981 y 1985 conservamos el expediente administrativo completo, incluyendo el proyecto con sus correspondientes y espectaculares planos. Se trataba aquí de una restauración amplia de la sacristía el claustro y la torre, dirigida por el arquitecto José Manuel González Valcárcel, quien ya habría realizado las restauraciones del Corral de Comedias de Almagro o del Museo del Romanticismo, y quien inmediatamente después de esta obra realizó la restauración del Teatro Real de Madrid.