EL SOMBRERERO Y SU SOBRINO

A mediados del siglo XVIII, en Talavera de la Reina, dos maestros sombrereros pleitean por los servicios de un joven oficial. Como muchas otras veces, «el caso del sombrerero y de su sobrino» nos permitirá asomarnos a algunos detalles de la vida cotidiana de hace más de 270 años, más allá del propio pleito.

Contrato de trabajo entre Manuel Ignacio Cornejo, sombrerero de Talavera de la Reina, y Ramón García. Firma de Cornejo y de uno de los testigos. 13 de junio de 1751.
Contrato de trabajo entre Manuel Ignacio Cornejo y Ramón García

Primero, pongámonos en situación. Durante el siglo XVIII surgieron un poco por todas partes industrias y manufacturas más grandes y eficaces, algunas impulsadas directamente por la Corona y otras a iniciativa particular. Entre otros efectos, esto produjo cierta escasez de mano de obra especializada. Por eso, hacia 1750 el maestro sombrerero Juan de la Cruz, que trabajaba para la fábrica de Manuel González Trujillo, en la collación de Santa Leocadia de Talavera, se trajo a un sobrino suyo, natural de Salamanca y que había quedado huérfano, a fin “de enseñarle y hacerle hombre” aprendiendo el oficio. El sobrino, Ramón García, acordó verbalmente con Trujillo quedarse tres años como oficial. El dueño de la fábrica murió en 1751 y su sucesor, José López de Sigüenza, mantiene las mismas condiciones. Pero en junio Ramón, que tiene 18 años, acuerda un nuevo contrato con otro sombrerero, Manuel Ignacio Cornejo, esta vez por escrito. Ambos industriales entablan un pleito por los servicios del muchacho en el que acaba implicado el Consejo del Arzobispado y que incluso dará con los huesos del chico en la cárcel talaverana. No podemos fijarnos en los detalles del pleito, pero sí diremos que Ramón deberá volver al servicio de Cornejo, aunque es evidente que ni al muchacho ni a su tío les hacía ninguna gracia.

Diligencia de cumplimiento del auto judicial de prisión para Ramón García.
«Y sacó a Ramón García, oficial de sombrero [sic] que estaba en ellas y en dicha fábrica y le condujo a la cárcel pública de esta dicha villa».

Nos vamos a fijar en algunos detalles que aparecen como de pasada por estas páginas. Gracias al Catastro de Ensenada sabemos que los dos sombrereros en litigio son los únicos de este oficio en la ciudad, y ambos viven en la misma parroquia. En una de sus declaraciones, Sigüenza afirma que el acuerdo con Ramón estaba ajustado “sin poderse temer se fuese a otra parte, cuyo temor militaba en los demás”, lo que indica cierto grado de “fuga de talentos” entre las empresas de la época. Algo más adelante el empresario dice que “no solo pagaba lo que cada oficial diariamente ganaba, sino que […] adelantaba a algunos oficiales diversas cantidades”, mientras que el contrato de Ramón con Trujillo especifica que este le pagará a la finalización del acuerdo, es decir, a los tres años y medio. De nuevo, aparece la competencia por ofrecer mejores condiciones a los trabajadores.

"...no solo pagava lo que cada oficial diariamente ganava, sino lo que, solicitando su duración y perpetuidad, adelantava a algunos oficiales distintas cantidades [...] obligándome a darle lo preciso para su manutención y salario pactado aun en el caso que parase dicha fábrica..."
El empresario presume de las buenas condiciones laborales de sus empleados.

Incluso Sigüenza presume de pagar la manutención y el salario “aun en el caso que parase dicha fábrica, como en efecto lo ejecuté los más de veinte días que lo estuvo”. Precisamente Ramón aprovechó esos días de paro (aunque seguía cobrando su salario) para trabajar en la sombrerería de la competencia, con consentimiento de su tío y de su patrón, y aquí estuvo el origen de la disputa, puesto que Cornejo se las arregló para que Ramón no pudiese volver a su antiguo puesto.

"...embió a llamar a Salamanca a Ramón Garzía, su sobrino, para tenerle a su lado mediante que ya estaba en el exerzizio de sombrerería y enseñarle y hazerle hombre por quanto no tenía padre..."
Juan de la Cruz llama a su sobrino Ramón García para «hacerle hombre»

 Otro detalle interesante es que Ramón contrajo una deuda con su patrón por 170 reales de vellón que necesitaba para comprarse un vestido, obligándose a pagar esa deuda con su trabajo. Naturalmente, este tema tuvo su influencia en el pleito, pero hay que observar que el contrato con Cornejo especifica que Ramón ganaría 350 reales por tres años y medio de trabajo. En otras palabras, que un vestido decente costaba el producto de un año y tres meses de trabajo de un oficial relativamente bien remunerado. Esto nos puede dar una idea de las dificultades cotidianas de los trabajadores del momento.

CEMENTERIOS

Los dos primeros días de noviembre siguen siendo, tradicionalmente, los días de honrar a nuestros muertos. Aunque en la actualidad estas celebraciones se hayan transformado mucho, mezclándose con otras costumbres y, en parte, perdiendo su sentido, esta sigue siendo la época de más actividad en todos los cementerios. Así que nosotros hemos buscado fotos de cementerios en nuestro archivo.

Empecemos por los cementerios de la ciudad de Toledo. Curiosamente, no hemos encontrado imágenes del cementerio actual, dedicado a la Virgen del Sagrario, inaugurado en 1893. Sí hay imágenes del cementerio viejo, el que se situaba más o menos donde hoy está el Instituto de Enseñanza Secundaria “María Pacheco”, entre las actuales Avenida de Barber y calle Rosa Parks. De acuerdo con Rafael del Cerro, del que extraemos muchos de los datos de este post, este cementerio se inauguró en 1836 y fue el primero que tuvo carácter general y municipal, sustituyendo a los cementerios que gestionaban determinadas comunidades o a los espacios de enterramiento dentro y alrededor de las parroquias. Fue clausurado en 1893, cuando se inauguró el actual, pero los familiares tuvieron todavía un plazo de 30 años para trasladar voluntariamente los restos al nuevo camposanto. Por tanto, en 1923 el Ayuntamiento ordenó la exhumación y traslado de todos los restos que quedasen, subastándose el terreno para otros usos, tal como nos cuenta el Archivo Municipal. Gracias también a la estupenda página web de nuestros compañeros podemos datar en 1910 al menos una de las fotografías que tenemos del interior de este cementerio, la que tiene como fondo la inconfundible silueta de la ciudad; la otra, tomada en sentido contrario, no hemos podido datarla pero, obviamente, se trata de imágenes de este cementerio ya en desuso.

Fotografía del cementerio de la Misericordia, la ermita del Cristo de la Vega, la Fábrica de Armas y el río Tajo.
El cementerio de la Misericordia y la ermita del Cristo de la Vega. Al fondo, la Fábrica de Armas y el río Tajo.

En la zona conocida como “Vega Baja” se han localizado dos cementerios muy cercanos entre sí. Por un lado, el de la Misericordia o de San Ildefonso, que gestionaba el Hospital de la Misericordia. Como reza la inscripción de su puerta, se concluyó en 1710, se reedificó en 1850 y funcionó hasta 1885, aunque todavía se permitía años después que se enterrasen allí a las monjas que atendían la beneficencia provincial, razón por la que también se conoce como “cementerio de las monjas”. La fotografía que os mostramos, tomada desde lejos, nos muestra su parte trasera y la ermita que preexistía a los nichos, así como la cercana puerta al Cristo de la Vega. A principios de nuestro siglo la Diputación Provincial ha intentado recuperar este espacio para usos culturales, con un éxito relativo.

Grupo de jóvenes vestidos de época en el patio del cementerio del Cristo de la Vega, junto a los nichos
Grupo de jóvenes en el patio del cementerio del Cristo de la Vega

Precisamente en el Cristo de la Vega existe también otro panteón con nichos, de estructura arquitectónica muy similar al anterior. Fue construido en 1846 para dar sepultura a los canónigos de la Catedral, función que todavía hoy sigue realizando ocasionalmente. En nuestra foto vemos a un numeroso grupo de jóvenes en este lugar. A juzgar por sus vestiduras, parece que vayan a realizar alguna función teatral.

Todas las fotografías que os hemos presentado hasta ahora pertenecen al fondo “Rodríguez”. Como sabéis, el AHPTO custodia también el fondo fotográfico de Luis Escobar, que vivió y trabajó en Albacete, donde está enterrado. Y aquí, naturalmente, encontramos fotografías del cementerio de la ciudad manchega, dedicado a su patrona, la Virgen de los Llanos. Aunque la calidad técnica no es muy buena, podemos presentaros la portada del recinto y la capilla del Cristo de las Misericordias que se encuentra en su interior.

Interior del taller de un marmolista: cinco personas trabajando alrededor de una lápida que reza "Paquita".
Interior del taller de un marmolista albaceteño.

Para terminar, queremos llamar la atención sobre una foto más especial de lo que parece. Se trata del interior del taller de un marmolista albaceteño que no hemos podido identificar. La fotografía tiene interés por presentar a una de estas pequeñas industrias en plena faena, aunque quizá también estén posando para la ocasión. Pero el caso es que la lápida está dedicada a “Paquita”. Observando la foto con atención, vemos que se trata de Paquita Escobar Ureña, es decir, la hija mayor del fotógrafo, que falleció en 1943 a la edad de 32 años. Así pues, Luis Escobar fotografió la fabricación de la lápida de su propia hija. Un caso realmente singular.

MAZAPÁN PARA LA NOCHEBUENA

La mayor parte de los toledanos asociamos el mazapán con la Navidad. Aunque este exquisito producto se elabora y se vende durante todo el año, es en estas fechas cuando más se consume. Y también es el mazapán, sin duda, uno de los productos más característicos de nuestra provincia. En el “Anuario Oficial de la Industria y Comercio de la Alimentación” de 1947-48, que conservamos dentro del fondo de la Delegación Provincial de Sindicatos, encontramos una detallada descripción de su fabricación acompañada de fotografías. Estas fotos no tienen identificación ni fecha, pero hace pocos días, al redactar la entrada del “Documento del mes” dentro del Portal de Cultura de Castilla-La Mancha, encontramos los negativos originales de algunas de estas fotografías que, de este modo, pueden ser fechadas antes de 1947.

El “Anuario” en cuestión se publicó por primera vez en este año y se compone, por un lado, de artículos sobre la elaboración y comercialización de distintos productos alimenticios, y por otro de la lista de elaboradores y comercializadores de toda España, ordenados por provincias, además de abundantes anuncios. La mayoría de los anuncios son muy escuetos, casi como tarjetas de visita, y solo en muy contadas ocasiones encontramos algo de color, como estos de la tapioca “Bantú”, de Vitoria o la maquinaria frigorífica del donostiarra Ramón Vizcaíno.

Tampoco encontramos muchos anuncios de nuestra provincia. Apenas hemos localizado dos: uno, muy escueto, de un pequeño industrial de Noblejas, y otro, algo más adornado, de los “Chocolates Nieto”, de Quintanar de la Orden, cuya herencia mantiene hoy la empresa Seofer Figueroa.

Lo que sí hay, naturalmente, es la lista de los industriales y comerciantes implicados. Para volver a centrarnos en la Navidad, aquí tenemos la lista de los elaboradores de mazapán de nuestra provincia. Algunos de ellos siguen con el mismo negocio, como “Peces” en Consuegra o “Sobrinos de Cañaveral” en Mora. Dos casos especiales encontramos en Sonseca. Por un lado, la empresa “Sucesor de Gil y Cía”, que alcanzó gran éxito bajo el nombre de “Donaire” hasta que fue vendida en 2015. Precisamente el comprador fue la no menos exitosa “Delaviuda”, es decir, la “Viuda de Manuel López” que encontramos en nuestro Anuario. Sin duda, habrá alguna empresa más que podría identificarse: no dudéis en decírnoslo si las encontráis. Pero permitidnos destacar a Pablo Alguacil, de Bargas, que es el bisabuelo de nuestra compañera Mª Eugenia Alguacil y cuya familia continúa hoy manteniendo su establecimiento de pastelería en la misma localidad.

Lista de fabricantes de mazapán de Toledo

¡Felices y dulces Navidades a todos!

ANÍS DE LA ASTURIANA

¿Sabíais que el famoso Anís de la Asturiana se fabrica en Quintanar de la Orden? Pues sí. Pero es que la vinculación de esta popular marca con la localidad manchega es mucho más estrecha que una simple localización. La empresa fue fundada en 1895 en Oviedo por Francisco Serrano  López-Brea, natural de Quintanar y que acababa de llegar a la capital asturiana, aunque algunas fuentes indican que la fundación tuvo lugar en Quintanar y después se trasladaron a Oviedo. En todo caso, el negocio prosperó con rapidez y en 1916 Francisco decide ampliarlo con una nueva destilería. Su propio pueblo era el lugar idóneo, relativamente cerca de Madrid y donde su familia poseía terrenos suficientes. Como saben todos los quitanareños, la fábrica sigue funcionando en el mismo lugar y, además, se ha convertido en uno de sus atractivos patrimoniales.

Sin duda, el Anís de Asturiana es parte de la cultura popular española de buena parte del siglo pasado. Por ejemplo, se ha puesto de relieve que a partir de los años 60 su estética publicitaria evolucionó desde unas imágenes bastante severas, casi decimonónicas, a unas “asturianas” más alegres y con un leve toque erótico (para la época), reflejo de los nuevos tiempos pero también de la atención que las mujeres empezaban a poner sobre este producto, tradicionalmente masculino. Así se refleja en estos folletos publicitarios que conservamos en el AHPTO, donde vemos claramente el contraste entre la imagen publicitaria y la tradicional de la propia etiqueta del producto.

Sin embargo, la historia que está detrás de estos folletos no es tan agradable. En efecto, en 1977 la empresa se enfrentaba a una inspección de la Comisaría de Comercio Interior de Toledo por alteración fraudulenta de precios. Estos folletos fueron enviados por el presidente de la empresa al gobernador civil, junto con un nutrido grupo de documentos administrativos, para mostrar que no había existido tal alteración. En la parte de atrás de los folletos figuran los precios que se cobraban a los minoristas. Parece que el gobernador realizó alguna gestión, pero no tenemos el expediente principal que, como queda dicho, era responsabilidad de otro organismo, así que no sabemos cómo terminaría el asunto.

Hay que tener en cuenta que en este momento el dueño de la empresa era Félix Serrano González-Solares, hijo del fundador e influyente político y empresario. Había llegado a abrir una tercera destilería nada menos que en Argentina, y en esta época era alcalde de Oviedo y procurador en Cortes. Además, fue un destacado dirigente deportivo, llegando a ser presidente del Real Oviedo (aunque a la vez era socio del Sporting de Gijón) y fundador del Club de Tenis de Oviedo. Pero nunca perdió la vinculación con Quintanar, la tierra de sus padres a pesar de que, como a casi todos los empresarios, le tocase pleitear alguna vez.

GESTIÓN URBANÍSTICA DE TOLEDO, S.A.

Dos de las características de la Transición española fueron la ordenación industrial y la desconcentración de funciones. La documentación que hoy os ofrecemos se relaciona con estos dos aspectos de la historia reciente de nuestro país a través de la empresa pública GESTUR Toledo.

Desde los años 60 el Estado había fomentado la industria en determinadas zonas a través de una serie de organismos, entre ellos el Instituto Nacional de Urbanismo (INUR), responsable de la creación y gestión de suelo industrial en esas zonas. A finales de los años 70 INUR inició el traspaso de sus actuaciones a las administraciones territoriales a través de una serie de empresas públicas, de carácter provincial, denominadas “Gestión Urbanística” (GESTUR), participadas por igual entre el propio INUR y la correspondiente Diputación Provincial. GESTUR Toledo se instituyó en enero de 1981. En la fotografía se puede observar el momento de la constitución de la empresa, con las firmas del entonces presidente de la Diputación Provincial de Toledo, Gonzalo Payo, y del presidente de INUR Luis Enríquez de Salamanca.

72048_1_0031

Pocas semanas después, INUR es sustituido por la Sociedad Estatal de Promoción y Equipamiento del Suelo (SEPES), quien entregó su parte de la empresa a la naciente Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha; desde entonces, GESTUR fue una sociedad controlada por la Diputación de Toledo y la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha.

Los dos principales proyectos que heredó GESTUR del Estado fueron el polígono industrial de la capital (significativamente llamado “Descongestión de Madrid”) y el polígono “Torrehierro” cerca de Talavera de la Reina. Aquí tenemos un plano parcial del polígono Torrehierro, de 1969, donde se aprecia la tendencia a unirse con el núcleo de población de Gamonal, y un curioso gráfico que detalla la procedencia de los materiales para la construcción de la autovía que une el Polígono Industrial de Toledo con la propia ciudad, fechado en 1966.

Las dos fotografías que también os ofrecemos son algo posteriores y representan el estado de ambos polígonos a principios de los años 80. En el caso de Toledo, encontramos también, junto con la zona industrial, las primeras edificaciones de su zona residencial anexa, que actualmente conforma el barrio de Santa María de Benquerencia.

Además de estos dos polígonos, GESTUR impulsó y gestionó otros polígonos industriales en localidades como Torrijos, Quintanar de la Orden o Bargas. También se ocupó de la regulación de numerosas urbanizaciones residenciales ilegales, especialmente en El Viso de San Juan, y asesoró en la redacción de las “Normas Subsidiarias de Urbanismo” (es decir, la ordenación de una parte del término municipal, sometida a la ordenación urbanística general) en otros municipios como Illescas o Palomeque. Incluso llegó a obtener por concurso la elaboración del Catastro de Urbana de Orgaz, Sonseca y Los Yébenes, en 1983.

En 1994 las circunstancias socioeconómicas y políticas habían cambiado mucho, de forma que las Administraciones dueñas de la empresa decidieron su disolución. La liquidación de las últimas fincas que quedaban por vender se prolongaría hasta junio de 1997, fecha en que la empresa deja de tener actividad. Probablemente poco después todo su archivo queda depositado, sin mayores formalidades ni precauciones, en la Biblioteca Municipal de Santa María de Benquerencia, en Toledo, cerca de la sede social de la empresa. En febrero de 2003 la documentación se transfiere al AHPTO, donde actualmente se conserva.