EL CENSO DEL VIRREY DEL PERÚ

Hoy os queremos hablar del “censo del virrey del Perú” de Caleruela. Empezaremos por aclarar qué es este “censo”.  Actualmente esta palabra se utiliza sobre todo para designar una lista de habitantes, como el censo electoral. Pero durante la Edad Media y el Antiguo Régimen también tenía el significado de “alquiler” o “préstamo”. Existían diversos tipos de censos, pero el que nos interesa aquí era el “censo enfitéutico”, que consistía en la cesión del uso de unas tierras o inmuebles a cambio de un pago anual. En el caso que nos ocupa hoy, el censo no tenía plazo final, de manera que podía alargarse indefinidamente. En cuanto al “virrey del Perú” hace referencia a Francisco Álvarez de Toledo, hijo del II conde de Oropesa, quien, efectivamente, fue virrey del Perú entre 1569 y 1581; por cierto, uno de los virreyes más recordados de todo el período colonial en aquella zona. Este personaje cedió a los vecinos de Caleruela en 1555 una serie de tierras a cambio de una renta anual de 195 fanegas de trigo, casi ocho toneladas, pagaderas al condado de Oropesa. Esto es lo que se conoce como “el censo del virrey del Perú”.

Portada del pleito entre Piedad Moya Rodríguez y el Ayuntamiento de Caleruela sobre el pago del "censo del virrey del Perú"
Portada del pleito

La mayor parte de estos censos fueron cancelados o convertidos en simples alquileres durante el siglo XIX, pero algunos subsistieron, como este. El caso es que no hemos encontrado la escritura original del censo, aunque parece que en el Archivo Municipal de la localidad existe una copia de la época, así como documentación que atestigua los sorteos y repartos que el Ayuntamiento hacía de las diferentes tierras implicadas entre los vecinos. Pero donde sí hemos encontrado bastante información es en un pleito de 1959. Vamos a explicarlo. El censo se mantuvo inalterado, o casi, hasta 1907, fecha en que el XVII conde de Oropesa, Bernardino Fernández de Velasco y Balfé, que era también duque de Frías, lo vendió a Luis Gallinat Pedregal, un conocido abogado, notario y diputado madrileño. A su muerte en 1930, el disfrute del censo pasó a su viuda, Piedad Moya Rodríguez. Según parece, en 1938 esta señora acordó con el Ayuntamiento de Caleruela sustituir el pago en especie, que resultaba muy gravoso para los vecinos, por su equivalente en dinero, ajustando cada año la cantidad según el precio oficial del trigo.

Parte del alegato del abogado del Ayuntamiento de Caleruela en que explica la reducción del censo entre 1635 y 1881.
Parte del alegato del abogado del Ayuntamiento de Caleruela

Pero en 1957 ambas partes no llegaron a un acuerdo sobre el precio del trigo y el Ayuntamiento se negó a pagar cantidad alguna. Lo mismo ocurrió al año siguiente, y en mayo de 1959 Dª Piedad interpuso una demanda ante el Juzgado de Primera Instancia de El Puente del Arzobispo. Lo que más nos interesa no es el pleito en sí, que además se complicó con dos incidentes procesales menores, sino algunos de los detalles que se aportan. Hay que decir que apenas se presentan pruebas documentales, sino testimonios que el juez a veces acepta y a veces no. De estos testimonios hemos obtenido casi todos los datos que hemos utilizado, y además nos hemos enterado de algún otro detalle interesante, como que en 1635 el censo se redujo bastante debido a las dificultades para su pago; esta reducción se mantuvo hasta que en 1881 se volvió a la cantidad original “por una venganza caciquil del Administrador de la Casa de Oropesa, al no lograr que los sufragios electorales se los diera el pueblo al candidato que él propugnaba”, según afirma el abogado del Ayuntamiento. 

Parte de un informe del Secretario municipal de Caleruela explicando las cantidades y las formas de pago del censo en los últimos años.
Parte de un informe del Secretario municipal de Caleruela

En marzo de 1960 el juez dictó sentencia: los pagos de 1957 y 1958 debían hacerse al precio que proponía el Ayuntamiento, pero en lo sucesivo el censo debía pagarse como dice su escritura original, es decir, en especie. No tenemos más noticias de este asunto, pero sí sabemos que el censo fue definitivamente cancelado en 1978 y hoy no es más que un recuerdo para este pequeño municipio de la Campana de Oropesa.