Tiburcio Martín Fernández, de 28 años, estaba exiliado en Francia. En 1957 consigue un pasaporte para pasar el mes de agosto de vacaciones en Mazarambroz, su pueblo. Pero no serían unos días tranquilos.

Nada más llegar, entra en contacto con Eugenio Aguado del Castillo, natural de Chozas de canales, y otros dos convecinos. Sus reuniones llaman la atención de la Policía que, sin demasiadas contemplaciones, arresta a los cuatro, acusados de realizar “una labor subversiva… para el posterior desarrollo de una acción comunista clandestina”. Se registran sus casas y en la de Eugenio aparecen cuatro libritos de clara orientación comunista que, al parecer, había traído Tiburcio desde Francia.


En un primer momento, el caso pasa a la jurisdicción militar, en concreto al “Juzgado especial de Espionaje y Comunismo” pero, tras examinar los documentos e informaciones policiales, este juzgado determina que se trata de un caso de delito civil. Así que el asunto pasa a la jurisdicción ordinaria, es decir, al Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Orgaz. Estamos a principios de octubre de 1957.

El juez orgaceño decreta la libertad condicional de los cuatro acusados y, después de tres meses de averiguaciones, envía el expediente a la Audiencia Provincial para que se celebre el juicio. En mayo de 1958 Tiburcio y Eugenio fueron condenados a tres años de prisión y 20.000 pesetas en total cada uno, mientras que sus dos compañeros lo eran a dos años y 10.000 pesetas. Estos últimos, sin embargo, no llegaron a pisar la cárcel y salieron en libertad condicional, mientras que los otros fueron enviados a la prisión de Burgos. Los indultaron en octubre de ese mismo año.


Naturalmente, lo más interesante son los cuatro libritos incautados en casa de Eugenio. El más conocido es el “Manifiesto del Partido Comunista”, de Marx y Engels, en una edición de la editorial “Nuestro Pueblo”, de París, de 1948, que incluye también el texto “Contribución a la historia de la liga de los comunistas”, de Engels. También de Marx es la “Crítica del programa de Gotha”, editado en Moscú por las “Ediciones en Lenguas Extranjeras” en 1947. De la misma editorial y año es la obra de Lenin “La revolución proletaria y el renegado Kautsky”. Por último encontramos el folleto de Dolores Ibárruri “A los trabajadores anarquistas”, publicado en 1960 por la editorial del Partido Comunista Francés y que incluye también un artículo de Manuel Rivas a modo de respuesta y la contrarréplica de “La Pasionaria”. Todos los autores son sobradamente conocidos excepto quizá Manuel Rivas, que no debe confundirse con el escritor gallego actual. Las dos primeras obras son clásicos del pensamiento del siglo XX. La de Lenin es hoy menos citada, aunque en su momento también tuvo bastante difusión. Por último, el texto de Ibárruri fue redactado en la década de 1940 y es el menos conocido. De hecho, solo hemos encontrado cuatro ejemplares (dos en la Biblioteca Nacional de España, otro en la Biblioteca de Catalunya y otro en la Biblioteca Nacional de la República Checa) pero ninguno de esta edición en concreto.