LOS COLEGIOS DE INFANTES (ALCALÁ DE HENARES Y TOLEDO)

Como es sabido, los “seises” son niños dedicados al canto y, a veces, al baile dentro de las catedrales y otros templos singulares. Muchas de estas instituciones tuvieron seises a lo largo de su historia, y algunas todavía los mantienen, como es el caso de la catedral de Toledo. Generalmente, además, se crearon colegios para alojar, mantener y educar a estos niños, conocidos como “colegios de infantes”. En Toledo sigue existiendo este colegio, que mantiene su compromiso de formar a los seises y lo compatibiliza con las funciones de un centro educativo normal. Pero en la archidiócesis toledana existió otro colegio de seises o “de infantes”, en concreto el de Alcalá de Henares, dedicado a los patronos de la ciudad, los santos Justo y Pastor. En nuestro archivo conservamos la confirmación original de sus constituciones, encuadernada en pergamino y adornada en su interior con un bonito grabado, recortado y pegado de algún otro lugar, representando a los dos hermanos mártires.

Recordemos que hasta el siglo XIX la archidiócesis de Toledo abarcaba un territorio mucho más grande que el actual que incluía, entre otros lugares, la ciudad de Alcalá de Henares y toda su área de influencia. Allí existió y aún perdura una Iglesia Magistral, hoy Catedral. Bien, pues en 1668 el maestrescuela de la Magistral, llamado Antonio Escudero Rozas, que también era canónigo en la catedral de Toledo, hizo testamento y mandó que en su casa se fundase un colegio para doce seises. Años después, en 1701, el cabildo de la Magistral acordó redactar unas ordenanzas para su buen gobierno, que se terminaron al año siguiente y fueron aprobadas por el arzobispo Luis Fernández Portocarrero el 13 de septiembre de 1702. Aquí tenéis la firma de los miembros del Consejo Arzobispal y el espectacular sello de placa del cardenal.

El texto consta de 34 “constituciones” o reglas, organizadas en tres capítulos, más una larga listas de días en los que los niños deben confesar y oír misa por el alma del fundador. De todas las constituciones, nos hemos fijado en las dos que regulan con toda minuciosidad la jornada de los niños en invierno (de octubre a mayo) y en verano. En invierno se levantarán a las seis y media y se acostarán “entre nueve y diez”, habiendo de estudiar un total de tres horas de “gramática” y cinco horas de “solfa”. En verano se levantarán a las cinco y tendrán cuatro horas de gramática y tres de solfeo. A todo ello se añadirá el tiempo de servicio en el coro y las misas y oraciones diarias.

El colegio de seises de Alcalá nunca fue muy boyante y acabó siendo suprimido en 1841. Pero en nuestro documento no solo están las ordenanzas de este colegio, sino también una copia de las constituciones del colegio de Toledo, de 1557, mucho más conocidas y cuyo original se conserva en el Archivo de la Catedral de Toledo. E incluso, a renglón seguido, se han copiado ciertas modificaciones hechas en 1667 por el arzobispo Pascual de Aragón. Así que en un solo volumen tenemos todas las constituciones de los dos “colegios de infantes” que hubo en la archidiócesis toledana.