VIERNES SANTO EN LA CATEDRAL DE TOLEDO

A las puertas de la Semana Santa de 2022, los templos y conventos de Toledo se preparan para las celebraciones litúrgicas. Esta vez nos centramos en las celebraciones del Viernes Santo de 1639 en el templo principal, la Catedral, con un documento del que desconocemos su procedencia y llegada a nuestro archivo, así como de algunos otros que emanados del cabildo catedralicio y el arzobispo han recalado aquí.

Julián Fernández es el nombre del canónigo racionero del templo y notario del arzobispo, que con su donación económica pretendía engrandecer los actos litúrgicos del Viernes Santo.

Como canónigo racionero era uno de los clérigos que se ocupaban de la liturgia en la catedral y especialmente del servicio del coro. Julián ofreció 50 ducados de renta para dotar las ceremonias “a fin de honrar a Cristo en esta festividad del Viernes Santo”, y por lo tanto especificaba con detalle cómo se debían desarrollar los actos de ese día desde las 12 a las 3 de la tarde, “en las tres horas que estuvo vivo y clavado en la cruz”. Indicaba que, durante este tiempo, los prebendados, racioneros y capellanes debían estar situados en su silla del coro, de pie, de rodillas o sentados, según cada uno su devoción. Permanecerían meditando y contemplando los padecimientos de Nuestro Señor y rogando por el estado de la Iglesia, la paz y concordia entre los príncipes cristianos, la extirpación de las herejías o lo que hubiere necesidad. Estipula también que debían establecerse tres turnos de una hora cada uno, y en cada turno permanecerían ocho prebendados, dieciséis racioneros y dieciséis capellanes. Como compensación, cada prebendado recibiría ocho reales, cuatro los racioneros y uno cada capellán, por lo que Julián gastaría en ello en total, 432 reales.

Era su deseo que se cantara el miserere, “para que el pueblo se aficione y repare en el misterio de la Pasión”, y se debía recitar un sermón que comenzase a las dos de la tarde, para después cantar un responso o un motete que contuviera las últimas palabras de Cristo en la cruz, pronunciadas en latín: “Pater in manus tuas comendo spiritus meum”, es decir: Padre en tus manos encomiendo mi espíritu”.

Todos estos actos se realizarían estando al descubierto el Cristo que está en la reja del coro mayor, al que se le pondrían luces en los candeleros que también el racionero pagaría de su bolsillo, calculó 1.118 reales para los gastos de la cera. Su intención era que se empezase a celebrar de este modo la liturgia del Viernes Santo desde el año 1639.

Según el Ceremonial del racionero Arcayos, – contemporáneo a nuestro documento-, que recoge el ciclo festivo de la catedral de Toledo estudiado por Fernando Martínez Gil (https://bit.ly/3uuI5ap), se sabe que el Viernes Santo entre las dos y las tres, se velaba el crucifijo que está encima de la reja para acompañar a Cristo en la cruz, se cantaba la Pasión según san Juan a tres voces, desde 1628 y se procedía a la ceremonia de la Adoración de la Cruz.

No sabemos si definitivamente desde 1639 se modificó el modo de esta celebración, tal como era el deseo de Julián Fernández nuestro racionero, puesto que él proponía al arzobispo, llevar a cabo esas nuevas ceremonias cubriendo los gastos que supusieran, y no conservamos ningún documento más para poder conocer si realmente el arzobispo aceptó sus deseos.

Coro de la catedral de Toledo.  (https://bit.ly/3JmN0xW)

En cualquier caso, el marco en el que se desarrollaban los actos religiosos del Viernes Santo, era el coro catedralicio, situado frente al altar mayor y del que conservamos imágenes en nuestra colección fotográfica, que bien merece una mención por la magnificencia de su factura. El coro es un recinto que está cerrado por un muro o costanera en su perímetro y por una maravillosa reja en la parte que queda de frente al presbiterio, coronado por una crestería. De este modo podemos apreciar una visión del conjunto con las imágenes de la web de la Santa Iglesia Catedral Primada: (https://bit.ly/3JmN0xW). El muro o cerca exterior está ricamente decorado. Al interior, el coro tallado en madera consta de dos partes, el cuerpo bajo en estilo gótico tardío realizado por Rodrigo Alemán entre 1489 y 1495, y el coro alto, obra renacentista de Felipe Bigarny y Alonso Berruguete. La sillería baja estaba destinada en las catedrales a los beneficiados y cantores y la sillería alta, cubierta con doseles, es donde se situaban los asientos superiores dedicados a los canónigos.

Realizada en madera tallada, la sillería alta representa a personajes de la Biblia y en el cuerpo inferior se muestran en los respaldos, una serie de escenas que narran la guerra de Granada. Bajo cada asiento se aprecian las misericordias, que constan de una representación figurativa de tipo profano como se puede apreciar en nuestras imágenes. Su finalidad era didáctica y moralizante representando los pecados capitales y las faltas y virtudes cotidianas, como bien ha estudiado Isabel Mateo Gómez (https://bit.ly/3O89u9B) y otros autores como Dorothee Heim (https://bit.ly/3v8zb1j), que podéis consultar para profundizar más en el conocimiento de esta espléndida sillería.