El somatén fue una especie de organización armada de voluntarios para la defensa civil. De origen catalán, funcionó en aquellas tierras desde la Edad Media, alternando épocas de florecimiento con otras de decadencia o de supresión. Su misión principal era colaborar con las autoridades en el mantenimiento del orden en los campos, lo que frecuentemente derivaba en la represión de cualquier actividad considerada contraria a los intereses de los propietarios rurales. En 1923, el dictador Miguel Primo de Rivera decidió extender esta institución al resto de España, dándole una organización para-militar y sometiéndolos en última instancia al Ejército. La provincia de Toledo se encuadró en la Primera Región Militar, con cabeza en Madrid. Por cierto, que el somatén madrileño fue de los pocos que llegó a editar un periódico propio, accesible en la web de la Biblioteca Nacional y donde pueden encontrarse detalles sobre la actividad del somatén toledano. En la fotografía aparece, probablemente, la constitución del somatén local de Toledo hacia 1925.

Los somatenes, que existirían en cada distrito judicial, distrito municipal o pueblo, estarían al mando de un “cabo” auxiliado por un “subcabo”. Podrán integrarse en ellos todos los varones de entre 23 y 60 años con las adecuadas aptitudes morales y que estén en posesión de un arma larga con su correspondiente licencia. Todos sus integrantes tendrán un carnet y deberán suscribirse al boletín oficial del cuerpo. Según los datos recopilados por Rosa María Martínez Segarra, en 1929 había somatén en 26 localidades de la provincia de Toledo, incluyendo la capital, y las cifras de afiliados oscilaron entre los 3.172 de 1925 y los 3.874 de 1927. Los miembros del somatén tuvieron, de hecho, inmunidad para casi todas sus acciones, determinados privilegios en tasas e impuestos y además eran frecuentes las fiestas y actos “patrióticos” para estimular la afiliación. Contaban con sus propias insignias y banderas, como esta, correspondiente al somatén local de Albacete.

Durante la II República el somatén fue suprimido y restituido en varias ocasiones hasta que en 1945 el régimen franquista lo recupera con la finalidad de ayudar en la lucha contra el maquis y la oposición interna. Naturalmente, los aspirantes a ingresar debían contar con informes favorables de la Guardia Civil, como este de un vecino de La Guardia en 1967.

Finalmente, el somatén se suprimió en toda España en 1978. En la actualidad, pervive en Andorra, aunque solo se convoca en situaciones especiales.