El pasado lunes día 25 la Guardia Civil de Murcia hizo público el resultado de tres operaciones contra el tráfico ilegal de bienes culturales que, coordinadas por un juzgado de esa ciudad, se habían desarrollado durante casi dos años por toda España. Durante estas operaciones, llamadas “Index”, “Tabelion” y “Clarisas”, se han recuperado 90 documentos desde el siglo XIII al XX, procedentes de muy diversos lugares de España, entre ellos uno que ha sido depositado en nuestro Archivo y que permanecerá aquí hasta que el juez que lleva el caso determine su destino definitivo. Este tipo de operaciones ya no son extrañas en nuestro país, pero sí es la primera vez que el AHPTO se ve implicado directamente en una.

El documento en cuestión es un acuerdo entre el concejo de Escalona y el marqués de Villena, señor de la villa, para el pago de determinados impuestos. Está fechado en diciembre de 1516 y consta de seis folios encuadernados en pergamino. Se encuentra en buen estado de conservación y, como curiosidad, podemos decir que todavía conserva la anotación de su precio de venta, 800 €. Como es natural, está escrito en escritura cortesana y como único elemento gráfico presenta el signo del notario, García Ruiz. No tenemos más información sobre este notario, puesto que los protocolos notariales más antiguos que conservamos de Escalona datan ya de 1576.

El contenido es todo un ejemplo de “ingeniería tributaria” del Antiguo Régimen. En el origen está el deber que los vasallos tenían de hospedar al señor feudal o a sus funcionarios cuando estuviesen en la localidad. Con frecuencia esto implicaba alojarlos en sus propias casas, de manera que esta obligación resultaba particularmente penosa para los vecinos. Por tanto, el concejo de Escalona negoció su exención a cambio de que el marqués cobrase el “herbaje”, una tasa que el concejo cobraba a los propietarios de ganado —“ovejuno y cabruno”, dice el documento— por permitir que sus rebaños pastasen en los terrenos concejiles. Desde ese momento, pues, sería el señor el que se llevase directamente estas tasas. Nuestro documento no es demasiado preciso sobre cuándo se llegó a este acuerdo, pero sí dice que ahora, en diciembre de 1516, proponen al marqués recuperar el herbaje a cambio de 1,2 millones de maravedíes, una cantidad más que respetable. El marqués acepta, y entonces empiezan a explicarse las condiciones del pago, que también tienen su miga.

El ayuntamiento escalonero, como cabía esperar, no puede pagar de una vez tal cantidad de dinero, así que pagará al marqués 30.000 maravedíes al año, que se irán reduciendo de manera que, por cada 40.000 maravedíes pagados, la obligación anual se reduciría en mil maravedíes. Además, los 30.000 maravedíes se pagarían en tres plazos a lo largo del año. Y, lo más importante, esta cantidad se cobraría de otra de las rentas concejiles, el producto de la recogida de las castañas en “El castañar”, y no de ningún otro lugar, de modo que si algún año esta renta no llegase a la cantidad debida, el marqués debería conformarse con lo que se pudiese pagar. Aunque resulte algo farragoso, no se puede negar que parece un acuerdo muy favorable a los vecinos.