El próximo viernes día 22 es Santa Cecilia, la patrona de la música. Nuestro archivo guarda muchos documentos relacionados con la música y los músicos, pero esta vez hemos querido fijarnos en la música popular contemporánea, lo que podríamos denominar genéricamente “música moderna” y hace un siglo se llamaba “jazz”, sin hacer muchas más distinciones.

Como es sabido, el jazz es un estilo musical originado en la costa suroriental de los Estados Unidos a finales del siglo XIX, producto de la combinación de varios elementos musicales previos, como la música negra tradicional, el blues o el ragtime. Durante mucho tiempo, la palabra “jazz” identificó casi cualquier música no reconocida como “clásica” ni tradicional. Con esta idea, hacia finales de la década de 1920 llegaron a España los primeros músicos y orquestas dedicados a este tipo de música, que pronto hizo furor por nuestras tierras como en todo el mundo. Parece ser que la primera actuación de jazz registrada en nuestro país tuvo lugar en Barcelona en 1929, pero pronto se difundió por todas partes. Así lo demuestra esta foto, tomada en la plaza de toros de Albacete en 1930, que presenta al grupo “The Black Stars Band” a punto de tocar para el público manchego. Este grupo estaba liderado por Aquilino Calzado González, “El Negro Aquilino” —probablemente, en el centro con sombrero de copa—, también llamado “el Saxofón Humano”, quien pronto se haría popular al introducir el saxofón en el flamenco. Grabaría varios discos e incluso le salió un rival, Fernando Vilches “El Profesor”, y ambos llenaban las plazas de toros con sus competiciones de virtuosismo flamenco al saxo. Todavía hoy pueden encontrarse por Internet reediciones de sus discos de las décadas de 1930 y 1940, en los que colabora nada menos que un joven Sabicas.

Pero no todos los músicos pudieron realizar “fusiones” de tanto nivel. Las sencillas orquestas, que pocos años antes deleitaban al personal con jotas y seguidillas, tuvieron que adaptarse con rapidez porque, entonces como hoy, el público exigía que se interpretasen las canciones populares del momento. Así que los músicos no solo aprendieron qué significaba el “jazz” y los ritmos que englobaba este término, sino que también debieron incluir nuevos instrumentos. En esta otra foto, tomada en Villalgordo del Júcar en 1935, la “Orquestina Ideal Jazz” ha incorporado una rudimentaria —desde nuestro punto de vista actual, por supuesto— batería, cuyo intérprete se destaca del resto por su colorido atuendo y su pose rebelde. El “mestizaje”, como diríamos hoy, incluye otros instrumentos ya menos exóticos pero también característicos del jazz, como el clarinete, la trompeta y el saxofón y hasta una flauta en manos del que, a todas luces, es el miembro más joven del grupo, mientras que la fuerza de la tradición se mantiene en el acordeón. Hay que decir que este grupo rural compartió nombre con otras orquestas mucho más sofisticadas y que funcionaron por los mismos años en Villena o Binéfar, y hasta se ha impulsado un festival de jazz en esta última localidad con el nombre de “Ideal Jazz”.