UNA VENTANA A LA LOCURA

A veces los documentos nos abren la puerta a rincones oscuros de la naturaleza humana. Es el caso de los diarios de RHV que se incluyeron como prueba en un juicio en la Audiencia Provincial.

Página de diario

Se trata del proceso contra la que fue “doméstica” en casa de RHV, a la que llamaban “May”. Nosotros utilizaremos tanto este apodo como las siglas del afectado, ambos tal como aparecen en la documentación. RHV era un acomodado ingeniero que regentaba un próspero negocio ganadero en las afueras de Talavera de la Reina, donde tenía su residencia. May, hija de la anterior ama de llaves de la propiedad, se había criado junto a él y, con el tiempo, además de heredar el trabajo de su madre, se desarrolló entre los dos un gran cariño y confianza. Desde los quince años, May se convirtió en la auténtica administradora de la casa, a plena satisfacción de su patrón y amigo quien, por su parte, desde 1951 empezó a llevar un diario mercantil donde anotaba escrupulosamente sus operaciones económicas, incluso las más nimias. Pero bajo la fecha del 26 de noviembre de 1952 empieza a anotar una lista de personalidades: Churchill, Isabel II, María de las Mercedes, Reina Madre de Inglaterra, don Juan III, etc. A partir de aquí los apuntes contables se combinan con anotaciones de supuestas reuniones y actuaciones de él mismo con todas estas personalidades —y muchas más que van apareciendo, desde Amparo Rivelles al Papa—, mezclándolas con personas de su entorno, en especial la propia May.

Página de diario

Por ejemplo, en una anotación de 1954 dice que Gregory Peck, que acababa de llegar a Madrid, se encaró con los periodistas, según él súbditos de Satanás, por decir que no sabía español, y dirigiéndose a ellos en este idioma les dijo “de manera que ya lo saben ustedes: son ustedes unos canallas y pueden defenderse porque los voy a asar a puñetazos, y diciendo y haciendo se lanzó sobre ellos y los derribó a todos al suelo a puñetazos”. Efectivamente, el actor visitó España en 1954 pero, desde luego, no tuvo incidente alguno con los periodistas. RHV imaginaba que existía una especie de sociedad secreta denominada  “Gran Asociación Mundial de los Hijos de Dios” o “GRANTUC”, de la que él era el máximo mandatario, lo que no le impidió nombrar a Winston Churchill su presidente, contando con la bendición de Pío XII.

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Los delirios fueron aumentando en duración e intensidad. RHV se encerraba cada vez más en su cuarto, sin atender a sus negocios y, según el forense del caso, en 1958 había perdido ya todo contacto con la realidad. May, por su parte, se hizo con el control total de la hacienda y la despilfarró en pocos meses, impidiendo que nadie viera a RHV. La situación, sin embargo, se degradó tanto que en marzo de 1960 sus familiares consiguieron acceder a él y rápidamente lo ingresaron en un sanatorio psiquiátrico en Madrid. El diagnóstico fue claro: esquizofrenia paranoide. Cuando el forense lo reconoció en septiembre del mismo año, RHV afirmó, entre otras cosas, ser el Espíritu Santo y Dios en la tierra o que el cadáver de la Virgen María estaba enterrado en su huerto. Su familia había ya iniciado un proceso criminal contra May, quien fue finalmente condenada a diez años de prisión por apropiación indebida.

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