EL PALACIO DE LOS GOSÁLVEZ

El pasado domingo se celebró una manifestación en la localidad conquense de Casas de Benítez para exigir la restauración del Palacio de los Gosálvez. En la marcha se pidieron inversiones para restaurar el edificio de manera que pueda utilizarse como centro cultural o turístico y dinamizar así una zona muy afectada por la despoblación rural. ¿Y por qué hablamos nosotros de esto? Porque en nuestro Archivo conservamos una interesante colección de fotografías de este palacio cuando estaba en todo su esplendor, realizadas por el albaceteño Luis Escobar. Merece la pena, pues, que nos acerquemos a su historia y disfrutemos de algunas de estas imágenes.

Grupo familiar en un jardín

En la primera mitad del siglo XIX el industrial alcoyano Santiago Gosálvez y Gosálvez adquirió unos terrenos procedentes de la desamortización en el citado municipio, pero muy cerca de Villalgordo del Júcar (ya en la provincia de Albacete). Allí instaló una fábrica de harina, otra de hilados y una tercera de papel continuo, todas movidas por la fuerza de las aguas del río Júcar. El complejo industrial lo completó su viuda, Alejandra Barceló, que levantó una presa. En 1887 se hizo cargo de las empresas su nieto Enrique Gosálvez-Fuentes y Álvarez, que además montó una fábrica de luz, de manera que Villalgordo fue quizá la primera localidad española en disfrutar de luz eléctrica. Enrique Gosálvez moriría en 1938 y, pese a haber tenido once hijos, no llegó a tener ningún nieto. La fotografía nos muestra probablemente a parte de esta familia antes de una comida, en 1931, en el jardín del palacio.

Jardín y fachada de un palacio

Todos estos negocios, y algunos más que la familia tenía en otros lugares, hicieron de Enrique Gosálvez una persona muy influyente y acaudalada, y decidió construirse un palacete junto a sus fábricas para su disfrute y el de su familia. Encargó el proyecto al arquitecto Luis Sanz de los Terreros en 1902, y las obras se prolongaron durante cinco años. Sanz de los Terreros ideó un edificio ecléctico, con influencias del manierismo francés, muy del gusto de la época. Consta de un cuerpo central rectangular, a cuyos lados más cortos se adosan dos alas perpendiculares, formando una U. Tanto el interior como el entorno fueron decorados con lujo e incluso la zarina de Rusia regaló una fuente, hoy desaparecida. En la foto que os presentamos, datada en 1928, se ve el jardín posterior, el más lujoso y donde estaba dicha fuente, aunque en la foto no se aprecia.

Partido de fútbol junto a un palacio

Durante la guerra civil el edificio se utilizó como maternidad y también como albergue de niños desplazados, por lo que parece que no sufrió excesivos daños. Así lo sugiere la última de las fotografías que os presentamos hoy, fechada en 1940 y dedicada a un partido de fútbol local celebrado en las inmediaciones del palacio. A la muerte de Enrique Gosálvez las propiedades familiares, incluyendo el palacio, pasaron a su hijo Modesto, quien viviría allí pero manteniendo una vida discreta hasta su muerte en 1964. Su viuda y su hermano serían los sucesivos propietarios, pero el edificio entró en rápida decadencia. En 1994, estando ya muy deteriorado, fue vendido, y ese mismo año declarado Bien de Interés Cultural, incluyendo todo su entorno. En 2006 una empresa hotelera inició un proyecto de recuperación que no ha llegado a realizarse. Hoy, tanto el palacio como su entorno están casi arruinados, aunque se ha creado una Asociación dedicada específicamente a promover su recuperación.