DISTURBIOS EN LA UNIVERSIDAD DE TOLEDO, POR LA PRESENCIA DE LA COMPAÑÍA CÓMICA EN EL TEATRO

La localización de nuestro documento de esta semana se debe a los trabajos archivísticos realizados por nuestro personal, concretamente tenemos que agradecérselo a nuestra compañera Susana García Díaz-Palacios.

Estamos ante un borrador, colocado entre múltiples papeles sueltos de la Universidad de Toledo, que refiere los graves disturbios que tuvieron lugar entre los alumnos a finales de enero de 1825. Este informe fue redactado por el doctor José Maza, maestrescuela y cancelario de la universidad, cuyo documento original corregido se dirigió al Tribunal de la Censura y Corrección, para que tomase cartas en el asunto. La Universidad de Toledo estaba instalada desde 1799 en el Palacio de Lorenzana, edificio neoclásico construido ex profeso por el arquitecto Ignacio Haan que recibe su nombre de su fundador el Cardenal Lorenzana. Incluimos dos fotografías de nuestro fondo Rodríguez que ambientan el marco donde se desarrollaron los disturbios.

Los acontecimientos tuvieron su origen en el hecho de que varios estudiantes asistían al teatro, tras la llegada de la compañía cómica a la ciudad, en días lectivos y descuidando sus obligaciones, por lo que los catedráticos no tardaron en exponer sus quejas. El doctor Maza ordenó arrestar a algunos de ellos que faltaron en las horas estudio, sin embargo el número de transgresores fue considerable y no fue suficiente con esa medida.

El poder de atracción y distracción que originó el teatro entre los universitarios era superior a su sentido de la obligación, estas ausencias estaban en contra de lo que prevenía el Plan de Estudios en uno de sus artículos. En estas fechas las universidades españolas, estaban regidas por el estricto Plan de Estudios promulgado por el ministro de Gracia y Justicia, Francisco Tadeo Calomarde, durante la restauración absolutista de Fernando VII. Este plan fue implantado para las universidades, encaminado a ejercer los intereses de la restaurada monarquía absolutista tras la caída del gobierno liberal y sus preceptos constitucionales. Concretamente el Plan de Estudios de Calomarde dedica todo un título, el XXX a la disciplina religiosa y moral cuyos preceptos se estaban incumpliendo. Puede consultarse aquí su texto íntegro para contextualizar el documento, no tiene desperdicio: http://elgranerocomun.net/Plan-Calomarde-1824.html

En cuanto a este ministro, Benito Pérez Galdós le retrata con fina ironía en su obra Los cien mil hijos de San Luis, en estos términos: “Se llamaba D. Francisco Tadeo Calomarde, y era de la mejor pasta de servil que podía hallarse por aquellos tiempos. (…) se había criado en los cartapacios y en el papel de pleitos: los legajos fueron su cuna y las reales cédulas sus juguetes. Su jurisprudencia llena de pedantería me inspiraba aversión. Tenía fama de muy adulador de los poderosos, y según se decía, compró el primer destino con su mano, casándose con una muchacha muy fea a quien dio malísimos tratos. (…) Los que le han juzgado tonto se equivocan, porque era listísimo, y su ingenio, más bien socarrón que brillante, antes agudo que esclarecido, era maestro en el arte de tratar a las personas y de sacar partido de todo”.

Algunos de los estudiantes pertenecían al Cuerpo de Voluntarios Realistas, una especie de milicia que organizó Fernando VII para mantener el orden público en las ciudades y defender las ideas absolutistas. Los voluntarios de la Universidad de Toledo que participaron también en estos episodios de insumisión, son especialmente mencionados en el informe de Maza porque con pretexto de hacer la guardia en el teatro como Realistas, faltaban a las obligaciones de su profesión, a pesar de que corrían el riesgo de ser dados de baja durante el curso.

Dice el doctor Maza, que por querer restablecer el orden fue incluso insultado y que le lanzaron pedradas rompiendo los cristales de su cuarto. Los estudiantes más activistas, la noche del 25 de febrero, escalaron las puertas de hierro de la Universidad y arrancaron el edicto que prohibía la concurrencia a las comedias sustituyéndolo por un cartel anunciador de la función del teatro del próximo día 27 del mismo mes. Todo un desprecio a la autoridad universitaria. Al día siguiente, Maza fue de nuevo insultado y reclamó el auxilio de la fuerza armada, que arrestó a los mas díscolos. Pero todas las medidas fueron inútiles y sólo contemplaba la solución de prohibir el teatro –tal cómo habían obtenido otras universidades- para que la juventud universitaria no se disipase y corregir sus malos hábitos. Consecuencia de ello fue el suplicatorio al Tribunal de Censura y Corrección de la propia universidad, para que lo elevara a su majestad, Fernando VII y que este mandara cerrar el teatro durante el año escolar.

La presencia de la compañía cómica en la ciudad perturbó la vida estudiantil de tal manera que parece que la rebelión fue considerable, según el doctor Maza: “había sido la causa de haberse malogrado en parte los frutos de la sabiduría del nuevo plan de estudios y de que se haya introducido en ellos el germen de la insubordinación, de desaplicación y descaro”. Desde luego que el teatro no estaba considerado como formativo para los universitarios, sin embargo era tan atractivo para ellos que no dudaron en oponerse a los dictámenes del Plan de Estudios con tal de disfrutar de unos ratos de solaz y a pesar de las consecuencias que el desacato podría acarrearles. Reproducimos dos de los artículos plenos de prohibiciones:

“Art. 280. En las horas de estudio por la mañana y por la noche no podrán los estudiantes salir libremente de sus casas o posadas, a no ser por justas causas; si lo hicieren, quedan expuestos a la censura y corrección del tribunal, según la calidad y el número de transgresiones.”

“Art. 282. Podrá el tribunal señalar sitios y horas de recreo, en las que los estudiantes se diviertan honestamente; pero se les prohíbe asistir en días lectivos a los teatros o juegos públicos, y en todos el detenerse en botillerías o en cafés y el asistir a reuniones sospechosas por cualquier título.”

Y realmente, lo transgredieron todo.