Uno de nuestros investigadores nos ha cedido la información sobre el documento que comentamos hoy. Agradecemos a Jesús Gómez Jara que nos proporcionara la localización del testamento de Juan de Madrid, fechado en Santa Olalla en 1739 ante Isidoro Rey.
El interés de este documento estriba en una de las mandas testamentarias, porque Juan de Madrid era hijo de Luis de Madrid, un escribano del número de esa villa ya difunto. Resulta que sin ser escribano había custodiado de por vida los “papeles” heredados -y dice que también comprados- de su padre y quería disponer y asegurar para el futuro, cuando él faltase, que estarían a buen recaudo.
Incorpora al testamento dos inventarios de esa documentación paterna y de veintiún escribanos antecesores. Su intención era depositarlos custodiados en un cuarto del hospital de la villa, debió tratarse del hospital de caridad de San Antón, hoy edificio desparecido. Como el patrón de dicho hospital era el conde de Orgaz, puesto que Santa Olalla estaba integrada en su señorío, incorpora la licencia del conde, dando el beneplácito a sus intenciones. El conde acepta la disposición de poner una cerradura en el cuarto destinado a archivo que tendría dos llaves, una de ellas debía ser entregada al mayordomo de la cofradía de dicho hospital.
Quería Juan de Madrid, que una vez allí instalada la documentación en ese cuarto del hospital, se hiciera nuevo inventario de los papeles depositados, dando una copia al conde de Orgaz y otra al escribano de la cofradía. En agradecimiento al conde por su aceptación, dispone que por las almas de lo condes de Orgaz ya fallecidos, se ofrezcan misas costeadas con el producto que den dichos papeles y que entendemos procedentes de los pagos de los derechos de expedición de copias. El resto del producto económico que rentaren los papeles, se darían a los hombres y mujeres pobres que se curen en el hospital y finalmente otra parte para la cofradía del Santísimo Sacramento, para los gastos de música en la fiesta del Corpus. Atendiendo a esta premisa tenemos que entender que no serían escasas las rentas que iban a proporcionar los “papeles”.
Esta atípica custodia de protocolos notariales en manos de Juan de Madrid, denota el sentido patrimonial de esos documentos que no le pertenecían y que deberían haber estado en poder de un escribano público, y no en las de Juan que en ningún momento había ostentado la escribanía. Por otra parte, Juan de Madrid no poseía en ese momento todos los protocolos de la villa, pues conservamos otros de esas mismas fechas, pero no reseñados en este inventario. Por lo tanto en Santa Olalla había varios escribanos ejerciendo simultáneamente y el resto de los protocolos hoy conservados estarían bajo otra custodia.