Todavía nos quedan algunos documentos de la exposición “Edificios de papel” que no habíamos compartido aquí, entre ellos una espectacular fotografía de las reparaciones de la torre de la Catedral en 1952. La imagen nos llamó la atención no solo como testimonio de las obras, sino también de las condiciones en que trabajaban los operarios de la época —no tan lejana—, jugándose la vida a más de 90 metros sobre el suelo y sin ningún tipo de elemento de seguridad.
Además, en estas semanas estamos pasando en nuestro archivo una de las preceptivas revisiones de riesgos laborales. Ambas circunstancias nos han animado a buscar algunas fotografías más relacionadas con la seguridad en el trabajo, sobre todo en el sector de la construcción.
En esta vemos al aparentemente despreocupado obrero mirando hacia abajo y apoyado en un simple tronco de madera atado con cuerdas. Obsérvese que las tablas del andamio ni siquiera están atadas. Y el detalle de la escalera apoyada en ese mismo andamio hoy nos pone los pelos de punta.
No menos impresionante es la escalera que aparece en estas obras de la muralla de Toledo. Apenas apoyada en un andamio, ya de por sí bastante endeble, la escalera está formada por varias escaleras de mano atadas con cuerdas, sin más. El mero hecho de subir por ella ya tiene un riesgo que hoy consideraríamos inaceptable.
No solo las grandes obras públicas, sino también las más modestas y privadas. Aquí vemos como los que están reconstruyendo el tejado de este patio no cuentan con ningún tipo de sujeción ni de protección. La altura no es muy grande, pero sí suficiente para malherir seriamente en caso de accidente, lo que no parece muy improbable.
Esta fotografía corresponde a la construcción de la Academia de Infantería, entre 1942 y 1947. De nuevo un simple tablón apoyado y el equilibrio del obrero por toda garantía. En este caso, además, hay que señalar que los operarios son trabajadores forzados, procedentes del bando republicano, pertenecientes a la 5ª Agrupación de las Colonias Penitenciarias Militarizadas, lo que explica la presencia de los dos atentos policías.
La última fotografía solo es para relajarnos un poco. No tiene nada que ver con riesgos laborales ni condiciones de trabajo, pero, buscando imágenes de obras, hemos encontrado la de este corderillo atado en mitad de una de las muchas remodelaciones que ha sufrido la plaza de Zocodover. No sabemos por qué se encontraba allí el animal pero si, como parece, está buscando algo de comer, es dudoso que lo encuentre.